El Alfa Romeo 8C 2300 posiblemente sea el deportivo más representativo de los años treinta. Dotado de una efectividad mecánica propia del continuador de los brillantes 6C, este modelo se hizo con la victoria en Le Mans el mismo 1931 en que fuera estrenado. No en vano, su desarrollo por parte de la casa italiana tenía en mente la victoria en esta carrera. Tradicionalmente dominada por los británicos, aunque ahora seriamente tocados tras la absorción de Bentley por parte de Rolls-Royce tras la confirmación de sus problemas económicos.
Una crisis de la cual fue testigo y prueba el mismísimo Tim Birkin. Ganador junto al tricampeón Woolf Barnato de Le Mans en 1929 a bordo de un Bentley 6.5 Litros e incluso inspirador y padrino del mítico Bentley Blower. Uno de los pilotos más ligados a los años dorados de la marca inglesa. Pero aún así responsable de haber llevado un Alfa Romeo 8C al primer puesto en Le Mans 1931. La primera de un total de cuatro victorias consecutivas para el 8C. Entre las cuales el nombre de Birkin se entremezcla con los de Tazio Nuvolari, Luigi Chinetti o Raymond Sommer.
Así las cosas, Le Mans no sólo trajo al Alfa Romeo 8C un prestigio sólo comparable al de los Bentley de la década anterior. También fue la carrera necesaria para producir una de las series más concretas en toda la historia del modelo. Hablamos del 8C 2300 Tipo Le Mans. Un escaso modelo del cual sólo se produjeron nueve unidades. Reconocibles no tanto por las diferencias mecánicas sino por la carrocería. Curiosamente alargada para dar cabida a dos asientos posteriores inútiles en la carrera pero necesarios para cumplir con las normas de homologación en el Le Mans de la época.
ALFA ROMEO 8C 2300 TIPO LE MANS, UN CHASIS ALARGADO PARA LA CARRERA
Cuando hablamos de las capacidades deportivas de tal o cual vehículo uno de los detalles a tener en cuenta es la distancia entre ejes. De esta forma, cuanto más ajustada sea ésta mayor facilidad tendrá el vehículo en tomar las curvas. Si a eso le sumáramos un buen reparto de pesos e inercias, ya tendríamos la base necesaria para un coche efectivo en tramos revirados. Por ello, los chasis largos nunca se han asociado a lo deportivo más que en contadas ocasiones relacionadas con la velocidad punta en rectas. De hecho, que la distancia entre ejes se amplíe todo lo posible más bien tiene que ver con lograr habitáculos más espaciosos en modelos familiares.
Entonces, ¿por qué el Alfa Romeo 8C Tipo Le Mans se caracteriza por una batalla alargada en la que se incorporan dos asientos suplementarios dentro de un habitáculo segregado en la trasera? Pues por las normas de homologación en el Le Mans de la época. No siendo una carrera con los experimentales Sport Prototipo por bandera, sino más bien una en la que sólo se aceptaban modelos de serie. Obviamente deportivos y exclusivos. Pero siempre de serie como el Lorraine-Dietrich B3-6 ganador en 1925 y 1926 o, por supuesto, el Bentley 3 Litros victorioso en 1924 y 1927. Uno de los mejores deportivos del momento, aún habiéndose producido más de 1.600 unidades.
De esta forma, el Alfa Romeo 8C tuvo que adaptar su extensión para cumplir con esas normas creadas en base a modelos que, normalmente, contaban con dos bancadas de asientos. O al menos así tuvo que ser en 1931, teniendo en cuenta que las normativas cambiaban a la misma trepidante velocidad con la que el automovilismo avanzaba en aquellos años seminales. Una velocidad que hizo evolucionar rápidamente a los modelos de competición hacia un tamaño no visto en los años veinte más que en modelos concretos como el Bugatti Type 35.
UNA UNIDAD EN EXCELENTE ESTADO
Bajo el capó, los Alfa Romeo 8C 2300 Tipo Le Mans escondían la misma mecánica de 8 cilindros y 2.336cc estrenada en la Mille Miglia de 1931. El bautismo de fuego para el modelo, cuyas carrocerías eran enviadas por Alfa Romeo a Pininfarina, Zagato, Castagna o Touring entre otros. De hecho, las nuevas unidades del 2300 Tipo Le Mans se hicieron en colaboración con Touring. Siendo claramente reconocibles por una línea en la que las plazas traseras requeridas para la homologación en Le Mans se integran de tal manera que sólo la aparición de una lona tapándolas delata al modelo como un cuatro plazas. Un trabajo sensacional. Del cual la unidad con chasis número 2211067 es una muestra en excelente estado habiéndose conservado por tres dueños diferentes en el Reino Unido desde 1934.
Fabricado en 1932, este Alfa Romeo 8C 2300 Tipo Le Mans fue parte de la escuadra de seis unidades enviadas por Alfa a Le Mans aquel mismo año. Momento histórico en el que lograron un doblete. Aunque esta unidad no lograse completar la carrera. Al año siguiente también participó en Le Mans, igualmente sin poder acabar. No obstante, el cambio en las homologaciones y reglamentos cambió aceptando vehículos con carrocerías mucho más libres respecto a su adaptación a la competición. Por ello, los 2300 Tipo Le Mans se fueron retirando de esta carrera. Hasta el punto de que la última intervención de uno de ellos se produce en 1935.
Ahora, rumbo al siglo tras la aparición de los 8C, los pocos ejemplares de 2300 Tipo Le Mans existentes resultan verdaderas piezas de coleccionista como la que atesora el Museo Alfa Romeo en Arese. Ni más ni menos que la ganadora de Le Mans en 1931. Rescatado de su confinamiento en una mina de estaño de Nigeria. Estado en el que lo atesoró el coleccionista privado al que se lo compró la marca en 1966. Afortunadamente, el estado del 8C con el cual hemos ilustrado el texto es más normal. Habiendo sido ofrecido por Tom Harley hasta su venta hace tan sólo unos días. Toda una pieza de historia con la relación entre Alfa Romeo y Le Mans por bandera.
Fotografías: Tom Harley