Alfa Romeon Giulietta Sprint 1954 Museo Arese
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Alfa Romeo Giulietta Sprint, más racional y efectiva que un Porsche 356 equivalente

Dentro de la oferta relativa a deportivos europeos con en torno a 1.300 cc producidos en los años cincuenta el Giulietta Sprint destaca no sólo por sus prestaciones sino también por un diseño mucho más avanzado que el de su rival más próximo: el Porsche 356.

Obviamente la memoria puede ser tan selectiva como traicionera pero, a trazo grueso, si pensamos en deportivos ligeros pertenecientes a mediados de los años cincuenta posiblemente el tridente conformado por los MG A, el Porsche 356/356A y el Alfa Romeo Giulietta Sprint sea el más recordado e incluso celebrado.

Con pesos realmente escuetos para el día de hoy -del 356 se registraron variantes con poco más de 750 kilos mientras que sus versiones 1300 rondaban los 850-, estos deportivos tan compactos como exclusivos mostraban cilindradas moderadas situadas entre los 1.3 y 1.6 litros según el modelo y el año al cual perteneciera la evolución del mismo.

No obstante, aquello no era óbice para que la primera versión del Alfa Romeo Giulietta Sprint ya entregase 80 CV a 6.300 rpm mientras que el postrero Twin-Can en la gama del MG A llegó a rendir hasta 108 CV. Una escalada de potencia en la cual el Porsche quedaba atrás aunque, en las versiones Carrera, al fin logró pasar la barrera psicológica de los 100 CV para imponerse así en multitud de competiciones relativas a la cilindrada de 1.6 litros.

Dicho esto, lo cierto es que uno no sabe con cuál de estos vehículos quedarse en el hipotético caso de poder escoger uno entre ellos. Y es que, mientras el MG cuenta con todo el atractivo dado por los roadster ingleses con una posición de conducción tan cercana al asfalto, el 356 presenta la exótica posición descolgada del motor al tiempo que el Alfa Romeo, curiosamente, se alza como la opción más serena, práctica y racional. Tres cualidades que, a buen seguro, pocos lectores nos imaginarían otorgando a un Alfa Romeo deportivo con setenta años justos desde su presentación.

EL ROSTRO MÁS RACIONAL DE ALFA ROMEO

No hace falta haber pasado mucho tiempo con la afición al automovilismo histórico para percatarse sobre la imagen popular creada en torno a Alfa Romeo. Una imagen nada cercana a lo utilitario, mesurado y masivo. Sin embargo, lo cierto es que un análisis pormenorizado de la marca no hace más que alejarnos de estos planteamientos por mucho que ésta haya basado buena parte de su publicidad en fomentar, precisamente, el componente emocional.

Para empezar, en 1950 la estatal Alfa Romeo -estuvo más de medio siglo bajo la propiedad pública- estrenó la producción en gran serie por todo alto gracias a su berlina 1900. Muy adecuada para las nuevas clases urbanas del país, de ella se derivaron las primeras versiones Turismo Internazionale para las diversas competiciones europeas enfocadas a los turismos preparados.

Alfa Romeo Giulietta Sprint 1954 Deportivo
Actualizaciones posteriores -las cuales se prolongarían a la carrocería que habría de envolver el motor 1.6 del Giulia Sprint- modificaron las tomas de aire adoptando el mismo diseño que el de las mostradas por la berlina del Giulietta.

Asimismo, las ventas de Alfa Romeo en Italia no dejaron de crecer al tiempo que lo hacía su logística y capacidad comercial, siempre un escalón por debajo de FIAT aunque superando a Lancia o a cualquier fabricante extranjero. Además, aunque en nuestra retina quedasen más fijadas las versiones deportivas, sus gamas turismo se fabricaron en decenas de miles con diseños tan habitables como responsables de esconder mecánicas adecuadas y fiables.

1954, LLEGA EL GIULIETTA

Dentro de su estrategia basada en copar el mercado local junto a FIAT, Alfa Romeo presentó el Giulietta en 1954 primero bajo la forma de un coupé 2+2 para, tan sólo unos meses después, lanzar la versión Sedán -de la cual se llegaron a vender casi 40.000 unidades- junto a la estilosa Spider -en gran medida responsable de la anhelada proyección al mercado estadounidense-.

Todo ello bajo el código interno 750, lo cual resulta de suma importancia para los actuales genealogistas del motor debido a la complica evolución de la gama Giulietta, capaz de solaparse con la del Giulia -105- debido a versiones que, aun siendo continuistas en la carrocería, no lo eran cuando hablamos de mecánica.

De todos modos, regresando al porqué escogeríamos el Alfa Romeo Giulietta Sprint frente al Porsche 356 con cilindrada y año correspondiente es precisamente aquí, en su pertenencia a la gama de un modelo fabricado en gran serie, donde encontramos una de sus grandes bazas.

Y es que, frente al carácter exclusivo y minoritario de los MG y Porsche desde su misma concepción, el Giulietta Sprint comparte casi todos sus elementos con el resto de una gama con decenas de miles de unidades fabricadas. Algo que, no lo neguemos, resulta muy atractivo en términos de mantenimiento especialmente si atendemos a repuestos y conocimientos mecánicos.

ALFA ROMEO GIULIETTA SPRINT, LA PRIMERA VERSIÓN DEPORTIVA

Lo sabemos: hay un artículo pendiente sobre la genealogía deportiva del Giulietta antes de su definitiva sustitución por el Giulia. Un campo en el que destacan hitos como el aligerado Sprint Veloce Zagato de 1956 -una delicia para la afición a la maquinaria italiana con cotizaciones superiores a los 300.000 euros-, el Coda Tronca o el Sprint Speciale con carrocería a cargo de Bertone realmente interesante en términos aerodinámicos.

No obstante, hasta que llegue o no ese texto hoy vamos a centrarnos en la primera versión deportiva del Giulietta: la Sprint de 1954 aparecida durante la presentación misma del modelo destinado a situarse justo por debajo del 1900. Definido por su motor con 1.3 litros forjado en aluminio con doble árbol de levas, cinco apoyos en el cigüeñal y culata hemisférica, el Giulietta Sprint era -y que nos perdone la más que justificada y devota afición por los Porsche- un vehículo técnicamente más evolucionado que su competidor germano.

TECNOLÓGICAMENTE MÁS AVANZADO

De hecho, mientras el 356 coetáneo más potente alcanzaba los 75 CV, el Alfa Romeo ya escalaba hasta los 80 CV gracias a una alimentación por carburador con doble cuerpo junto a un índice de compresión de 8,5:1 así como unos árboles de levas adecuados. Además, mientras el alemán se ensamblaba en torno a un chasis de plataforma el italiano seguía la estela del monocasco marcada en la casa del Biscione desde 1950 por el sedán 1900.

Asimismo, y aunque esto ya vendría en actualizaciones posteriores, el Giulietta Sprint también montó frenos de disco antes que el 356. En suma, el Alfa Romeo presentaba una serie innovaciones técnicas indiscutibles al tiempo que lo hacía bajo la practicidad de la gran serie sin que esto fuera óbice para unas prestaciones sobresalientes en relación a la clase 1300. ¡Cáspita! ¿Quién dijo que Alfa Romeo no ha sabido hacer coches racionales incluso al hablar de deportividad?

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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