Perteneciente a la amplísima Serie 105 el Alfa Romeo GT Veloce representa sin duda alguna uno de los diseños más refinados en toda la historia de la casa italiana. Y es que, no en vano, más allá de las GTA o las TZ pensadas por y para la competición ésta es la variante deportiva más eficaz en toda la gama Giulia. Eso sí, siempre sin olvidar al particular GT Zagato de 1970, uno de los “daily classic” utilizados por el mismísimo Gordon Murray.
Pero vayamos por partes. Así las cosas debemos recordar cómo la Giulia apareció allá por 1962 bajo una apariencia berlina. Sin embargo esto no nos debe hacer perder la pista de nuestro objetivo, pues lejos de ser derivados deportivos muchos de los GT de la Serie 105 parten de los mismos motores y bastidores del familiar; al fin y al cabo, éste ya contaba con una premisa deportiva desde su propio pliego de condiciones.
Es decir, incluso en sus versiones más dulcificadas todas y cada una de las Giulia vieron la luz con la premisa de ser una excelente base para posibles derivas prestacionales. Algo que, a la postre, demostraron multitud de unidades capaces no sólo de poner contra las cuerdas a los 911 sino también de ser prácticamente dominantes en las competiciones turismo relativas a su cilindrada.
En suma, si con el Giulia quedaban unidas y reconciliadas las dos caras de la Alfa Romeo moderna -deportividad y carácter masivo en la producción- con su gama GT -reconocible por las carrocerías de Bertone o Zagato según el caso- se redondeaba una apuesta “racer” destinada tanto a quienes buscasen un GT ligero para el día a día como para quienes quisieran entran en circuito con más o menos profesionalidad.
UN CARÁCTER REDONDO PARA EL DÍA A DÍA
A estas alturas ya queda poco por decir en relación a la genealogía y trayectoria de las Giulia GT. No obstante siempre es agradable volver a ellas buscando cuál puede ser su versión más canónica, la más redonda y perfecta. Algo en lo cual parece destacar severamente la GT Veloce 1750 gracias a su curva de par.
Progresiva y plena en potencia desde bajas vueltas, ésta se estira sin problemas según van incrementándose las revoluciones del motor a fin de mostrar un comportamiento sin huecos libres. Dicho esto el 1750 se muestra mucho más completo en su entrega que cualquiera de sus congéneres con motores capaces de orbitar entre los 1.2 y los 2 litros.
Toda una lección de ingeniería en la que bien merece la pena reparar pues, más allá del fetichismo por los CV -cada vez más presente y no sólo en el ámbito de los deportivos- lo importante no es tanto su número total como la forma y manera en la cual el motor los entrega según hundimos nuestro pie en el acelerador o manejamos la palanca de cambios.
LA EXPERIENCIA DE DAVIDE CIRONI
Si a lo dicho anteriormente le sumamos una buena relación peso/potencia -el Alfa Romeo GT Veloce 1750 la tiene- así como un correcto reparto de las masas -también- entonces tenemos un vehículo deportivo muy cercano a lo que, en resumidas cuentas, podríamos calificar como “la perfección”.
Apelativo que el italiano Davide Cironi -conocido en esta revista gracias a su interesante prueba del heterodoxo Lotus Elan M100 S1– no duda en aplicar a nuestro protagonista, destacando su comportamiento dinámico “regular, progresivo y lineal” con el cual puedes “disfrutar en cada ángulo de giro”.
Asimismo -y en relación a la curva de par antes comentada- Cironi escoge al GT Veloce 1750 como el más redondo de toda la saga por encima de las siguientes versiones con más cubicaje pues en este caso el motor “se siente siempre lleno”, habiendo dado en la diana si hablamos de la mejor relación posible entre la carrera y el diámetro de los pistones.
Si a eso le unimos una dirección comunicativa y un freno en el que “eres tú con el pie” debido a un servofreno muy bien regulado no sólo tenemos a un GT ligero y compacto de lo más eficaz, sino también a uno de los Alfa Romeo más icónicos a la hora de mezclar deportividad y carácter diario. Todo un placer no sólo para la afición a la marca; una de las mayores joyas en toda la historia del automovilismo italiano.