Hace tan sólo unos días les ofrecimos un artículo donde repasamos brevemente el origen y evolución del concepto “shooting brake”. Completamente desvirtuado hoy en día, sus inicios han de rastrearse en la demanda de carruajes aptos para la caza exigidos por la clase alta británica. A partir de aquí el término saltó al mundo del automovilismo hacia los años cincuenta, dando lugar a una serie de carrocerías definidas por combinar las dos puertas con un gran portón trasero.
En suma, si por algo podemos reconocer a un “shooting brake” es por su manera de mezclar el espacio de carga propio de una ranchera con la base de un coupé. De hecho muchos de estos vehículos no sólo fueron claramente deportivos sino que incluso resultaron ser altamente prestacionales; prueba de ello fue la aplicación seriada de este diseño a modelos ofrecidos por Jensen, Aston Martin o Jaguar.
Asimismo, su proliferación en ciertos diseños de las gamas populares ayudó a establecer nuevos conceptos de estilo y habitabilidad en el segmento de los compactos; ése mismo que, precedido por los avances en tracción delantera, fue anunciándose con el Autobianchi Prímula de 1964 para eclosionar definitivamente con el Alfa Romeo Alfasud seis años más tarde.
A la sazón dos vehículos con versiones muy similares al concepto “shooting brake”, poniendo sobre la base de un automóvil compacto y generalista una carrocería rematada con un gran portón de carga sin necesidad de sumar cuatro puertas más. Algo que, por cierto, sí hacía el innovador Renault 16 de 1965 aunque en un segmento superior tanto en tamaño como en factura.
DEL 1900 AL ALFASUD, EL LARGO VIAJE HACIA LOS COMPACTOS
Después de la Segunda Guerra Mundial Alfa Romeo emprendió el que posiblemente haya sido su mayor cambio de estrategia comercial gracias al 1900. Presentado en 1950, este familiar con tres volúmenes introdujo a la casa italiana dentro de la producción en gran serie al tiempo que partía de un chasis monocasco tras la invención del mismo por parte de Lancia veintisiete años antes.
Dicho esto, este nuevo carácter generalista -aunque restringido a las clases urbanas más pudientes- no fue óbice para continuar con la deportividad inherente a Alfa Romeo. Gracias a ello se ofertó una versión corta del 1900 que, a la postre, fue ampliamente trabajada por los carroceros italianos produciendo así multitud de variantes deportivas e incluso de competición.
De hecho, en relación a la mecánica la propia fábrica daba pasos de gigante hacia su presencia en las competiciones turismo presentando la versión potenciada Turismo Internazionale; una referencia indiscutible en Alfa Romeo con presencia hasta nuestros días.
No obstante, a principios de los años sesenta el propio carácter estatal de la marca -nacionalizada ya antes de la Segunda Guerra Mundial- invitaba a la creación de un automóvil más popular y compacto con el cual motorizar a las nuevas clases medias surgidas al calor de la expansión del consumo. Justo el caldo de cultivo en el cual empezó a germinar el futuro Alfasud.
NO POR COMPACTO FALTO DE CARÁCTER
Buscando en la información facilitada por Alfa Romeo podemos comprobar cómo a mediados de los años sesenta el proyecto de un futuro compacto capaz de complementar al Giulia por su escalón de acceso se encontraba bastante avanzado.
Así las cosas, mientras nombres ya conocidos desde la época del Giulietta se estaban dando cita en torno a la mecánica la cuestión relativa a la carrocería y su habitabilidad quedó en manos de Giorgetto Giugiaro. Extremadamente ingenioso en lo relativo al espacio interior, el por aquellas aún joven diseñador dio un paso al frente en materia de compactos aprovechando las posibilidades brindadas por la tracción delantera.
Asimismo, lo escueto en altura del motor bóxer con cuatro cilindros facilitó el un buen centro de gravedad que, unido al comportamiento general del vehículo daban un cierto toque deportivo. En suma, aunque el Alfasud no era sobre el papel lo que se esperaba de un Alfa Romeo éste sí se comportaba como tal una vez puesto en el asfalto.
Al fin la marca se posicionaba en el prometedor ámbito de los compactos y, además, lo hacía sin por ello perder su identidad.
1975, LA VERSIÓN GIARDINETTA
Dado que entre la afición a Alfa Romeo late un evidente “cuore sportivo”, cuando se trata la aparición del Alfasud se suele pensar directamente en las versiones TI desarrolladas durante diez años con hasta siete motorizaciones sucesivas. Y sí, lo haremos dentro de poco, paciencia.
No obstante, hoy nos vamos a fijar en el año 1975 para reseñar así al Alfasud Giardinetta. Presentado un año después de la llegada a los concesionarios de los primeros Alfasud, éste lucía como novedad su carrocería con dos puertas y un gran portón trasero -a resueltas un tres puertas- justo en la estela seguida por diversos modelos populares inspirados en el concepto “shooting brake” durante la década anterior.
Y esto es muy interesante porque, en verdad, a pesar del gran espacio de carga ofertado en este vehículo no hablamos de un industrial, de una variante comercial, sino de un turismo compacto más bien diseñado para el día a día o el ocio circunstancial.
Algo fácilmente comprobable mediante sus campañas de promoción, donde no vemos retratado al Alfasud Giardinetta como un aliado del repartidor sino como un vehículo práctico y desenfado para las nuevas clases medias con necesidades de carga relativas a las compras o la práctica de actividades al aire libre.
Es decir, la sociedad estaba cambiando y tener un automóvil para carga ya no era algo necesariamente unido al trabajo. Un planteamiento muy relacionado con el de los “shooting brake”, donde un circunstancial uso campero no era contrario a disfrutar de un vehículo con base coupé.