FOTOGRAFÍAS ALPINE A110 GT4: ALPINE / DINA
Hay nombres que, según donde tengas tus intereses, indican una cosa u otra totalmente diferente. Uno de ellos es Alpine GT4. ¿Por qué? Muy sencillo. Si tú eres de los que van a por lo último, a por coches llenos de informática y fibra de carbono, la denominación GT4 te sonará por ser la versión de competición realizada a partir del novísimo Alpine A110 Cup. Un modelo creado para las carreras con el que Alpine busca revalidar sus antiguos laureles más allá de la copa monomarca presentada el pasado 2017. Algo necesario para consolidar el relanzamiento de esta marca ganadora en Le Mans 1978 y Campeonato Mundial de Rallyes de 1973.
No obstante, si tus intereses están puestos en los clásicos, Alpine A110 GT4 quizás te suene por ser la extraña versión cuatro plazas creada a partir de la mítica berlinetta en 1962. Y ojo, porque el uso de la palabra “quizás” no es aquí un simple tic de redactor. Para nada. Al fin y al cabo, incluso muchos de los más apasionados seguidores del mítico Alpine siguen desconociendo la existencia de la variante GT4. Un extraño derivado con batalla alargada para albergar dos filas de asientos, configurando un 2+2 que intentó aunar el potencial deportivo del A110 con un posible uso diario del mismo.
Una fórmula interesante pero con múltiples fallos de concepto, los cuales hicieron del Alpine A110 GT4 un fracaso comercial con tan sólo 263 unidades. Algo comprensible cuando reparas en el poco sentido que tiene un cuatro plazas con el escasísimo maletero delantero del A110. Sin embargo, en una época en la que aún no era popular el concepto de berlina deportiva, la mera existencia del GT4 resultó un interesante experimento. Un capricho dentro de la mítica gama Alpine A110, el cual o bien se desconoce, o bien se tiene como un mero prototipo. Nada más lejos de la verdad; nada tiene que ver la historia de este 2+2 con la del Porsche 356 Typ530.
ALPINE A110 GT4. HEREDERO DEL A108 2+2
La historia de Alpine con Renault es como la de Abarth con FIAT. La de un pequeño preparador deportivo que, de tanto centrarse en modelos de una misma marca, acaba siendo protagonista de algunas de sus mejores páginas en la competición y, de ahí, a ser absorbida para producir bajo su nombre los modelos más agresivos de la gama. En ese sentido, el Alpine A110 se presentó en 1961 con la vocación de ser la berlinetta francesa definitiva. Equipado con motores R8 Gordini, la idea de hacer un Lotus a la francesa se sintetizó en el diseño de Giovanni Michelotti. Todo ello con tan sólo 544 kilos gracias al chasis tubular y a la carrocería de fibra de vidrio.
Su batalla corta, bajo centro de gravedad y difícil pero efectivo comportamiento aseguraban al Alpine A110 un prometedor futuro en rallyes y sendas reviradas. Terreno natural de esta berlinetta, la cual destaca más por su ligereza y dinamismo que por la potencia de un motor que, evidentemente, no podía ni pretendía rivalizar con los V12 del segmento GT. Así las cosas, el A110 apareció como un deportivo destinado a hacer historia, resultado de haber evolucionado muy lejos al A108 del cual toma la base. Un modelo que que se fabricó con tres carrocerías diferentes. Y sí, hemos dicho bien: tres.
Porque aquí es cuando salta la sorpresa. Presentado en 1957, al A108 lo conocemos como la precuela del que sería su hermano mayor. Un pequeño y delicioso deportivo con escasa potencia -sus motores iban de los 37CV a los 53CV- fabricado en berlinetta, descapotable… Y cuatro plazas. Versión ésta de lo más escasa, la cual tuvo continuación con la llegada del A110 bajo las siglas GT4. Eso sí, externalizando la producción del mismo al carrocero Chappe et Gessalin. Algo que no debemos confundir con el hecho de que fuera una preparación ajena a la gama oficial Alpine. En absoluto. Lejos de ello el Alpine A110 GT4 fue, más bien, el hermano civilizado de la berlinetta.
ALPINE A110 GT4. EL HERMANO CIVILIZADO PARA EL DÍA A DÍA
Llegados a este punto muchos diréis… ¿Cómo? ¿Cómo conviertes a todo un Alpine A110 en un civilizado 2+2 para el día a día? Pues principalmente alargando la batalla en 17 centímetros. Algo que, evidentemente, merma la efectividad en momentos como el paso en curva. Un precio a pagar si adquirías un Alpine A110 GT4, pero que tampoco se veía retribuido en la comodidad propia de una berlina deportiva. Al fin y al cabo, este 2+2 seguía teniendo una altura muy escasa, lo que dificultaba el acceso al interior y la habitabilidad de las plazas traseras. En suma, todo ello configuraba un híbrido entre berlinetta y GT 2+2 donde se diluía lo mejor de cada parte.
Algo que no contribuyó al éxito del modelo, el cual sin embargo se mantuvo en producción desde 1962 hasta 1969. Siete años en los que llegó a montar hasta cinco evoluciones del motor sacado del R8 Gordini. Aumentando la cilindrada y el índice de compresión se elevó la potencia desde los 51CV iniciales hasta los 105, dando imprevistas alas a este 2+2 en los circuitos. Rareza que, sin embargo, no le quita al Alpine A110 GT4 el título de ser la versión suave y desconocida de la berlinetta. De hecho, a día de hoy resulta muy complicado ver una de las escasas 263 unidades fabricadas.
Una producción que tuvo su eco en el otro lado del Atlántico, donde la empresa mexicana Diésel Nacional fabricó bajo licencia los Alpine con la denominación Dinalpine. Una inesperada estirpe americana de estos deportivos galos, en la cual encontramos una producción de 118 unidades desde 1965 hasta 1974. Encontrar la última de ellas es la búsqueda del último de estos extraños Alpine A110 GT4. Pero eso será otra historia. Por ahora nos quedamos con la idea de que, mientras en Porsche no cuajó el proyecto de un 356 2+2, en Alpine se atrevieron a ello con el A108 y el A110.