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Amelia Island 2025, lo más insólito no tiene por qué ser lo más hermoso

El concurso de elegancia Amelia Island 2025 nos ha dejado una excelente selección de unidades relativas a momentos clave en la innovación automovilística; recorremos el evento bajo la óptica de Unai Ona.

En La Escudería seguimos cubriendo nuevas ediciones del Amelia Island. Uno de los eventos más interesantes para el ámbito coleccionista en los Estados Unidos, capaz de reunir a no pocas rarezas y piezas únicas entre sus 99 “class award” o 26 “speciality”.

En fin, una enorme muestra de clásicos e históricos al máximo nivel donde curiosamente prevalece el gusto por lo europeo a pesar de la “americanidad” del evento. Es más, los dos ganadores absolutos son dignos representantes del automovilismo diseñado en el Viejo Continente: en el Concurso de Elegancia un Alfa Romeo 8C 2900B y en el Concurso Sport un Lotus 49.

Dicho esto, nuestro interés en esta pequeña reseña del Amelia Island 2025 va a centrarse más en los “patitos feos” que en las unidades que uno espera encontrar en semejante cita. Un ámbito donde sin duda destacó el Crosley Hotshot ganador en la primera edición de las 12 Horas de Sebring.

Y sí, lo estás leyendo bien: hablamos de un microcoche de 1949 con tan sólo un simple motor bicilíndrico capaz de rondar los poco más de 30 CV. Y vaya, aunque semejante potencia tuviera que propulsar únicamente unos 500 kilos lo cierto es que llama la atención como esta pequeñez pudo batir a vehículos altamente prestacionales.

CROSLEY HOTSHOT, EL VALOR DE LA EFICIENCIA

Si usted lee habitualmente las publicaciones de La Escudería ya conocerá nuestra nada velada filia hacia Alpine. Una referencia caracterizada por su excelente combinación de peso y potencia a fin de entregar los mejores resultados sin por ello necesitar motores de gran cilindrada apoyados en costosos planes de investigación y desarrollo.

Así las cosas, posiblemente recuerde el que fue uno de nuestros artículos más celebrados: aquel en el cual analizamos la evolución de Alpine en las ediciones sesenteras de las 24 Horas de Le Mans, aquellas en las que se coronó año atrás año campeona en el llamado “índice de eficiencia”.

Un trofeo por momentos más interesante que el absoluto, pues no en vano aquí se puntúan multitud de parámetros con la idea de hacer una media capaz de reflejar qué automóvil ha sido más rápido y eficaz en relación con sus medios.

En suma, el “índice de eficiencia” es una delicia para quienes pongan su interés en la ingeniería más ingeniosa por encima de la potencia bruta o el “mira lo que puedo hacer con todo el dineral que tengo”.

Pues bien, la primera edición de las 12 Horas de Sebring no entronaba a su ganador en base a la posición de llegada a meta, sino utilizando este criterio de eficacia con la visión de averiguar quién había logrado más con menos. Y sí, ése fue el Crosley Hotshot avistado en el Amelia Island 2025, el cual además incluía novedades tan pioneras como sus cuatro frenos de disco con mecanismo hidráulico.

ANTE TODO LA SEGURIDAD

Sin duda la llama la atención ver a un vehículo como el GM ESV (Experimental Security Vehicle) en el marco de un evento como el Amelia Island. [¿Qué hace un coche como tú en un sitio como éste? ¿Qué clase de aventura has venido a buscar?]. Y es que no es un coche anodino en su aspecto sino directamente difícil de mirar.

No obstante, quien sepa ir más allá de los simples volúmenes advertirá en este prototipo de 1972 elementos no sólo realmente interesantes, sino también capaces de poner voz a unas coordenadas [d’un temp, d’un pais] en las cuales la innovación del automovilismo estadounidense se jugaba en el campo de la seguridad.

Es más, si usted sigue con asiduidad las publicaciones de La Escudería ya estará bien aleccionado sobre la cierta cantidad de prototipos enfocados a la mejora de la seguridad vistos a comienzos de los años setenta. Una época en la cual la administración federal estadounidense aseveró las homologaciones en este sentido tanto en sentido activo como pasivo.

Debido a ello, diversos fabricantes -curiosamente fueron los europeos quienes lanzaron unos experimentos más interesantes, como Volvo y Fiat a la cabeza- adecuaron la forma de sus paragolpes, la eficacia de sus zonas con deformación programada e incluso el acolchamiento de los habitáculos a la nueva preocupación por no morir de forma horrible tras chocar yendo al trabajo.

Un contexto donde el GM ESV aparece con fuerza, mejorando no sólo la absorción de los golpes sino también las posibilidades de sobrevivir en caso de un accidente con vuelco incluido.

AMELIA ISLAND 2025, UNA PANOPLIA DE INNOVACIONES

Más allá de estos ejemplos en torno a modelos poco previsibles en algo como el Amelia Island, nuestra mirada fue recorriendo a los participantes en el evento con ganas de encontrar hitos en todo lo relativo a la innovación automovilística. Y sí, los encontramos.

En primer lugar destacó un Detroit Electric Model D. Sin duda uno de los automóviles más curiosos de toda la historia; no sólo por su forma -más cerca de un carruaje que de un automóvil, al tiempo que realmente osada en materia de confianza en su no volcar en lateral- sino también por su capacidad de relatar los inicios de la movilidad eléctrica.

Algo que, si bien sigue siendo difícilmente sostenible en los viajes largos, no deja de ser una solución más que interesante cuando ponemos nuestro foco en el estricto ámbito urbano; justo el mismo al cual se dirigía hace unos 100 años este Model D completamente electrificado y por ello mucho más cómodo, limpio y silencioso que sus correligionarios de combustión.

Por cierto, huelga decir cómo en relación al consumo de combustible la aerodinámica juega un papel realmente importante. En ese sentido el Chrysler Airflow fue uno de los pioneros más visibles en esto de aplicar el juego eficaz con el viento a la producción de modelos turismo, apareciendo en 1934 con la medalla de ser el primer automóvil de serie desarrollado en un túnel de viento.

Asimismo su chasis presentaba una rigidez estructural realmente llamativa a la cual se añadía un excelente reparto de pesos. En fin, una pieza de colección altamente interesante a pesar de que en su momento tanta innovación se pagara con la incomprensión de un público más bien conservador en sus gustos automovilísticos.

UNA PÍLDORA FINAL LLENA DE PARADOJAS

Tal y como hemos visto con el GM ESV la preocupación por la seguridad creció en la Norteamérica de los años setenta tras una época llena de muertes realmente horribles; un listado que desde el empalamiento gutural con la columna de dirección hasta la guillotina improvisada por la luna rota es capaz de hacernos volver a una de nuestras máximas: cómprese una bicicleta, y un abono de RENFE.

En este sentido la aparición en 1974 del Bricklin SV-1 es algo realmente interesante. Y es que aquí la experimentación en torno a la seguridad no se presenta bajo la forma de un modelo con volúmenes exagerados y una líneas difíciles de ver. Lejos de ello estamos hablando de un deportivo biplaza con un aspecto muy atractivo, lleno de detalles interesantes a los cuales sumar lo exótico de una producción fijada en menos de 2.000 unidades.

Bautizado con el afán de seguridad -SV-1 significa Security Vehicle 1-, éste incluyó no sólo paragolpes deformables para la absorción del impacto sino también una notoria jaula antivuelco perfectamente camuflada entre los remates del habitáculo.

Es más, el afán por la precaución hizo que no se incluyera algo tan normal en la época como un cenicero pues -claramente- fumar no es precisamente lo mejor a fin de mantener la concentración sobre la carretera.

No obstante toda esta preocupación encuentra su paradoja en la introducción de las puertas con apertura vertical: todo un riesgo cuando hablamos de choques, pudiendo quedar funestamente atrapados en el interior del vehículo en caso de haberse deformado la carrocería. En fin, por mucho que nos gusten los vehículos históricos no cabe duda que, en términos de seguridad, estamos mucho mejor ahora.

Imágenes: Unai Ona

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Escrito por Miguel Sánchez

Ya son casi siete años escribiendo en La Escudería; un tiempo en el que hemos analizado el mercado de clásicos, investigado rarezas e intentado comprender no pocos aspectos técnicos.

Seguiré a este lado del teclado si usted permanece atento al otro lado de la pantalla.

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