Miguel Sánchez
FOTOS AMPHICAR MODEL 770: DUFFY’S CLASSIC CARS / QUANDT GROUP
Durante los años de gobierno nazi la ingeniería alemana estuvo supeditada a la estrategia militar. Supeditada, financiada, promovida… Todo valía para equipar a un ejército con ínfulas de dominio planetario. En este sentido se inventaron multitud de elementos tan avanzados como curiosos. Algunos de ellos fueron los coches anfibios destinados a las fuerzas terrestres de la Wermacht.
Entre ellos destacó el Trippel SG6. Con sus 26 centímetros de altura de chasis, casi 15 km/h en el agua y un rudo motor de 6 cilindros y 55 CV muchos de estos anfibios acabaron destinados a mover pequeños grupos de soldados en áreas sin puentes. La atención por este tipo de vehículos durante la Segunda Guerra Mundial fue tal que hasta el Beetle tuvo su propia versión: el VW Schwimmwagen.
De 1942 a 1944 fue tan demandado por las tropas nazis que llegó a ser el anfibio con mayor producción en serie de la historia. Al acabar el dominio nazi todos estos ingenios al servicio del terror ya no se hacían necesarios, por lo que sus avances tecnológicos pudieron aplicarse a la vida civil. Así nacía el Amphicar 770. Un interesante anfibio que, aunque tuvo unidades sirviendo en la policía de Berlín, principalmente se pensó como una curiosa forma de ocio.
AMPHICAR: CON OLAS DE 6 METROS Y EL VIENTO DE PROA
La verdad es que los coches anfibios son más bien escasos. Más allá de los militares o del Lotus Esprit submarino de James Bond… Lo cierto es que pocas marcas se han dedicado a este tipo de vehículo. De hecho parece ser que sólo quedan dos empresas centradas en ello. Sin embargo Hanns Trippel estaba algo obsesionado con el tema…
Empezó en 1935. ¡Y adivina con qué modelo! Efectivamente, el Trippel SG6 que os hemos mencionado anteriormente. A pesar de que la mayor parte de sus criaturas acabaron destripadas en el campo de batalla, a este alemán le seguía picando el gusanillo de los anfibios incluso 26 años después. Así las cosas, presentó en el New York Auto Show de 1961 su producto más exitoso: el Amphicar 770.
Propulsado por un cuatro cilindros Triumph de 1’5 litros este utilitario de cuatro plazas se produjo en Alemania Occidental durante 5 años, llegando a las 3.378 unidades. Y no pienses que sus capacidades de navegación eran meramente anecdóticas; en 1965 dos Amphicar cruzaron el Canal de la Mancha con viento en contra y olas de hasta seis metros. Personalmente nos parece bastante arriesgado. Pero el hecho es que los Amphicar aguantaron como jabatos.
MÁS BESTIA PERO… ¿PODRÁ FLOTAR?
Muchos de los Amphicar 770 acabaron en los Estados Unidos. Allí ahora son muy valorados entre los coleccionistas, quienes llegan a pagar hasta 78.000 dólares por una unidad en estado original. Algo de lo cual está bastante lejos nuestro protagonista. Y es que éste en concreto recibió las atenciones de un americano fascinado por la cultura de la customización.
Ni corto ni perezoso le extirpó el motor original para meter en su trasera un Buick V6. Obviamente esto obligó a un replanteamiento de la carrocería, la cual adquirió unas más que llamativas tomas de aire. Además también le puso una nueva caja de cambios, dejando atrás la manual de cuatro velocidades original para incorporar una automática de tres.
En suma, “americanizó” al Amphicar 770 a base de bien. Eso sí, este aumento de peso nos plantea algo importante en un coche anfibio. ¿Podrá flotar? En todo caso una cosa es segura: lejos de intentar cruzar con él hasta Inglaterra nosotros no lo meteríamos ni en un tranquilo pantano.
