Iván Vicario Martín
La afición del rey Juan Carlos I por los coches es de sobra conocida y, de hecho, varios de sus automóviles se han hecho famosos, como el Mini o el Porsche 959. Quizá menos recordado es el Citroën CX Prestige que encargó al poco de ser coronado como monarca y que es la única unidad de dicha versión que no se fabricó en el país vecino. Porque hablamos de la versión más opulenta del modelo que sustituyó al mítico DS.
El Citroën CX apareció en el mercado en el año 1974 como relevo del “Tiburón” y llevando las cualidades de la suspensión hidroneumática un paso más allá. Además, contaba con refinamientos como la dirección asistida DIRAVI estrenada por el SM. Su línea, obra de Robert Opron, seguía el camino marcado por el GS, con un frontal muy afilado y una trasera tipo Kamm. De hecho, la denominación CX se refería a su excelente coeficiente de penetración aerodinámica, cifrado en 0,35. Contó con carrocería berlina y familiar y recibió el galardón como Coche del Año en Europa en 1975.
La versión Prestige que nos ocupa es la más lujosa del modelo y cuenta mayor longitud, ya que mide 4.907 mm de largo frente a los 4.660 mm de la berlina convencional. Las plazas posteriores son casi las de una limusina. Apareció en 1975 e, inicialmente, estaba equipada con el propulsor de 2.347 cm3 y 115 CV del DS 23. Lo usaron las autoridades francesas, y dada la altura del presidente francés Valéry Giscard d’Estaing, se hicieron algunas unidades con el techo ligeramente elevado, modificación que se incorpora a todos los Prestige desde 1978. En 1979, también contarán con cierre centralizado y, ese mismo año, se lanza la versión blindada denominada Haute Protection, alta protección.
EL CITROËN CX PRESTIGE DEL REY JUAN CARLOS I
En el año 1975, el entonces todavía príncipe Juan Carlos, realizó un viaje oficial a Francia, donde realizó los diferentes desplazamientos a bordo de un Citroën CX Prestige. Como buen aficionado a los coches, inmediatamente quedó prendado de las cualidades de un automóvil superlativo como era la berlina ejecutiva de marca de los dos galones.
El 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerta del General Franco, el rey Juan Carlos I inicia su reinado, aunque su coronación se produjo el 27 de ese mismo mes. Es entonces cuando el monarca intenta hacerse con una unidad del CX Prestige, a lo que la marca le responde que sin mayores problemas. De hecho, le ofrece entregarle una unidad de forma inmediata, pero el rey declina la oferta.
Como gesto de apoyo a la industria del país, pide que su ejemplar se fabrique en España, dado que Citroën tiene una factoría en Vigo. De hecho, la planta gallega iba a empezar a fabricar en breve el CX, que estuvo en producción entre 1976 y 1980 allí, aunque apenas se ensamblaron 17.199 unidades. Desde la marca francesa, acceden a la petición del rey, lo que convertirá su Prestige en un ejemplar muy especial.
EL ÚNICO FABRICADO FUERA DE FRANCIA
Aunque los Citroën CX se ensamblaron en España, Portugal, Chile y la antigua Yugoslavia, además de Francia, los modelos Prestige únicamente se produjeron en su país de origen… con la excepción de nuestro protagonista. Tan es así, que los técnicos de la marca tuvieron que instruir a los operarios de Vigo para construir esta versión de batalla alargada.
El Citroën CX Prestige del rey Juan Carlos I se fabricó por lo tanto de manera casi artesanal, respondiendo a sus gustos personales. De esta forma, cuenta con techo de vinilo, mientras que el color también es muy especial. Está pintado en Gris Nacré, código AC095, un tono que se usaba para el GS o el DS, pero que no lució ningún otro CX. Fue una manera de aprovechar los recursos de la fábrica.
El motor que equipa es el 2400 de gasolina y se trata de un modelo con el citado techo sobreelevado, algo lógico dada la altura del monarca, aunque con detalles de interior diferentes. El coche cuenta con un número de chasis único, E-086-000001, y recibió la correspondiente homologación el 26 de julio de 1977 en Pontevedra. Fue matriculado en Madrid al año siguiente, concretamente el 21 de enero, con placa M-7266-CJ y entregado al rey en el Palacio de la Zarzuela en febrero de 1978.
UNA VIDA AZAROSA
El monarca usó el coche con bastante asiduidad, tras lo cual, y según cuentan nuestros amigos de Clásicos al Volante, el vehículo fue adscrito al Parque Móvil Ministerial (PMM). A partir de aquí, el destino del Citroën CX Prestige del rey Juan Carlos I va de un lugar a otro. En 1985, acaba siendo subastado junto con otra serie de vehículos que habían dado servicio a Casa Real.
El CX Prestige pasó casi dos décadas sin rodar, tras lo cual estuvo en manos de un coleccionista sevillano. Finalmente, en 2008 lo adquieren sus actuales propietarios quienes llevan a cabo un restauración en profundidad en Talleres Nani, en Alba de Tormes (Salamanca). El coche perdió entonces el techo de vinilo. En 2016, cambia de dueño, pues aparece transferido en la DGT a alguien en un pueblo de Ávila. En el año 2019 se le pudo ver en el Circuito del Jarama, durante la celebración del Centenario de Citroën. La última noticia que tenemos de él es de 2021, cuando lo se hace con el CX del rey alguien con residencia en Madrid.
Imagen de portada de Asturpalas vía Wikimedia Commons.
