Iván Vicario Martín
Aunque la lucha por la victoria entre nuestro Carlos Sainz y Sébastien Loeb acapara, lógicamente, todas las miradas, el Dakar de 2024 también tiene otros focos de interés. Los aficionados a los clásico, seguimos de reojo las evoluciones del Dakar Classic, donde destaca poderosamente el papel del coche con el Dorsal 720. Se trata del Renault 4L de los franceses Michel Blanc y Frédéric Benedetti. Ambos ya habían corrido la edición de 2022 del Classic con un Nissan Patrol Dessoude ex Pescarolo.
Para esta edición, se decidieron por un Renault 4L Sinpar, la versión 4×4 del popular automóvil francés. Una unidad de 1980 que había dado servicio anteriormente como coche de la Gendarmería francesa. Además, y dado que habían visto que las réplicas gustaban y mucho en la prueba africana, se decidieron por imitar al R4 amarillo, rojo y negro de los hermanos Claude y Bernard Marreau. Estos consiguieron finalizar el Dakar en segunda posición en la edición de 1979 y terceros en la 1980, dando fe de la dureza del “Cuatro Latas”. Ganarían en 1982 con un Renault 20.
Así que, ni cortos ni perezosos, Blanc y Benedetti se pusieron en contacto con los Marreau para pedirles permiso para correr con una réplica de su coche. Una vez recibido éste, se pusieron manos a la obra para reproducir la decoración con la que el R4 corrió en 1980 con el dorsal 120 en sus puertas, incluyendo sus patrocinadores Africatour, Facom, Elf y Paris Match.
INGENIO A RAUDALES
También en el apartado mecánico se ha tratado de homenajear al coche que hizo podio en el Dakar. Así las cosas, se tomó como base un R4 Sinpar, llamado así por el proveedor del sistema de tracción integral que dotaba aún de mayor versatilidad al modelo. Recordemos que esta versión apareció en 1964 y estuvo disponible hasta la descontinuación del modelo en Francia en 1992.
El motor fue sustituido por el de 1.397 cm3 del Renault 5 Alpine, que rinde nada menos que 93 CV. Una excelente mecánica que tiene que mover un peso que no superará los 750 kilogramos, con pilotos incluidos. El modelo original optó por el motor del Alpine Grupo 2, que rendía 130 CV, pero para el Dakar Classic no era necesario llegar a ese nivel. Por supuesto, se han revisado y mejorado las suspensiones y se ha aumentado la altura al suelo para poder superar los obstáculos del desierto árabe. También los bajos se han reforzado. No falta la pertinente jaula antivuelco o el preceptivo sistema de navegación de última generación.
Aunque, sin duda, el elemento que más llama la atención es el tubo de escape. Éste sale del capó junto al parabrisas para subir paralelo al montante delantero izquierdo y recorrer el techo. Allí incluso vemos el silencioso atornillado al techo. ¿Y por qué esta solución? Muy sencillo, para evitar que este elemento vaya muy expuesto y se rompa, convirtiéndose en un foco de problemas. Además, así se mejora de forma notable la capacidad de vadeo del R4. De hecho, fueron los propios hermanos Morreau quienes adoptaron esta solución en la época, así que Michel Blanc y Frédéric Benedetti sólo han seguido sus pasos.
PAPEL DIGNO DEL RENAULT 4 EN EL DAKAR
Nuestro protagonista está inscrito, como era de esperar, en media baja, la reservada a los modelos menos potentes que no pueden competir de tú a tú con las bestias del Dakar más modernas. Tras la disputa de la etapa número 10, el Renault 4L Sinpar marcha en la posición 67ª en la clasificación general, es decir, tiene hasta seis participantes por detrás. Si nos fijamos en sus actuaciones diarias, consiguió su mejor clasificación en la sexta etapa, que finalizó en el puesto 57, mientras que en la cuarta acabó sólo uno más abajo.
Por cierto, que el Dakar Classic está liderado por los españoles Carlos Santaolalla Milla y Jan Rosa i Viñas con su Toyota Land Cruiser. Se han impuesto en seis de las diez etapas disputadas hasta ahora y son los claros favoritos a la victoria, siempre que el Dakar no vuelva a hacer de las suyas.
Fotografías de A.S.O. (Murilo Matos, Aurelien Vialatte y Fotop).
