Este podcaster que, gracias a LA ESCUDERÍA, a veces hace de limitado juntaletras, ha disfrutado en el circuito de La Sarthe de una edición muy especial, la del centenario, de las 24 Horas de Le Mans. Y con victoria de Ferrari, nada menos. Una de las cosas que hemos podido ver disfrutar fue el desfile antes de empezar la carrera que, tanto el viernes como el sábado, de coches que hicieron historia en la prueba. Muchos de ellos ganadores absolutos, como los Matra, los Porsche 917, Aston Martin, Jaguar… y, cómo no, el Mazda 787B.
En LA ESCUDERÍA hemos hablado antes del Mazda 787B, pero vamos a centrarnos en la prueba del 91. Y es que, si lo pensamos bien, fue la primera victoria de un coche japonés y de un motor rotativo, algo difícil de imaginar. O no, porque bien es sabido que Le Mans elige su ganador. Y sin duda, en 1991 debía ser Mazda, pese a que aquellas 24 Horas de Le Mans de 1991 fueron una carrera que no debería haber ganado la marca nipona.
UN ROTATIVO EN LA SARTHE
El fabricante japonés competía con un motor rotativo, un tipo de motor que nunca había tenido éxito en Le Mans. Estas mecánicas se consideraban poco fiables y difíciles de mantener. De hecho, Mazda llevaba tiempo intentando, sin éxito, ganar Le Mans con este propulsor, que siempre se rompió.
Un rotativo es un tipo de motor de combustión interna que utiliza un rotor triangular giratorio para convertir la presión en movimiento rotatorio -de ahí la denominación-. El rotor está alojado en una cámara de forma ovalada y, al girar, crea tres cámaras de combustión separadas. Este diseño permite que el motor rotativo sea muy compacto y ligero, lo que lo hace ideal para los coches de carreras.
Los motores rotativos también tienen otras ventajas sobre los de pistón tradicionales. Son más eficientes en el consumo de combustible, producen menos emisiones y son menos propensos a las vibraciones. Sin embargo, también tienen algunas desventajas, pues pueden ser ruidosos y más difíciles de mantener que los motores de pistón.
ASESORADOS POR JACKY ICKX
El piloto belga, Jacky Ickx, seis veces ganador de Le Mans, está considerado uno de los mejores pilotos de carreras de todos los tiempos. Fue considerado “Míster Le Mans” hasta la irrupción de Tom Kristensen. También es un firme partidario de los motores rotativos y fue asesor de Mazda durante el desarrollo del 787B. Ickx ayudó a Mazda a mejorar la fiabilidad del motor rotativo y a optimizar la aerodinámica del coche. También aconsejó a Mazda utilizar una estrategia de combustible muy conservadora, lo que ayudó al 787B a permanecer en pista más tiempo que sus competidores.
Además, se aprovecharon de un cambio normativo. En 1991, el ACO (Automobile Club de l’Ouest), organizador de las 24 Horas de Le Mans, prohibió los motores de más de 3.500 cm3, que además tenían que ser de giro convencional. Muchos fabricantes dijeron que no llegaban a tiempo y la norma se pospuso a 1992. Esto supondría que los motores de más de 3.500 cm3 llevaran un lastre de cara a 1991. Y dado que el Mazda sólo contaba con 2.600 cm3 de cilindrada, se evitó tener que añadir cualquier peso extra.
Mazda llevaba décadas trabajando en motores rotativos y había desarrollado un diseño muy fiable para ocho horas de carrera. Más allá de ese punto, el motor ya no era tan fiable. Ickx empezó a ver todo el proceso de Mazda para el progreso del modelo y vio varias cosas que no se estaban haciendo del todo bien. Las pruebas del coche se hacían inexplicablemente en tres tandas de ocho horas. No como hacían Peugeot o Porsche, por ejemplo, que sometían a sus coches a pruebas de fiabilidad de más de 24 horas continuadas.
Durante la implantación de este proceso, Mazda comprobó que los pistones rompían a la mitad de la carrera, así que hicieron unos pistones rotativos nuevos que, además de aguantar, lograban ahorrar un 15 % de combustible.
FEROZ COMPETENCIA
El Mazda 787B era un coche rápido, pero no fue el más rápido en Le Mans en 1991. El Mercedes-Benz Sauber C8 era 5 segundos más veloz por vuelta y el Jaguar XJR-14 también competía con fuerza. Los Peugeot 905 también eran más rápidos, pero el Mazda fue el coche más fiable de la carrera, y eso fue lo que finalmente le dio la victoria.
El 787B rodó durante las 24 horas sin mayores problemas, pero no era lo suficientemente rápido para pasar del cuarto puesto. Los pilotos Johnny Herbert, Volker Weidler y Bertrand Gachot, se turnaron al volante y todos lo iban a la perfección. Poco a poco los competidores iban teniendo problemas, empezando por los Peugeot 905, pole artificial, que cayeron rendidos bastante pronto, cumpliendo todas las predicciones.
Al principio de la noche uno de los tres Mercedes que lideraban la prueba tenía una salida de pista, lo que les hacía perder mucho tiempo en boxes para reparar y perder la posición en favor del Mazda. En las primeras horas de la mañana, el Sauber Mercedes que iba en segunda posición experimentaba problemas con la caja de cambios… una hora perdida. Y el Mazda avanzaba hasta la segunda posición, eso sí, a casi 4 vueltas del líder.
LE MANS ELIGE: MAZDA 787B
Pero a eso de las 13 horas, el Sauber Mercedes líder, que pilotaba un tal Michael Schumacher, comenzaba a echar un humo blanco muy inquietante. Motor roto. El Mazda se colocaba líder. Era el momento idóneo para una apagada Jaguar, que había tenido problemas de consumo. El equipo inglés empezó a apretar y a poner en peligro al Mazda, buscando que éste rompiera.
Los japoneses vieron que, si en la parada cambiaban al piloto que iba al volante, Johnny Herbert, podían ponerse a tiro de Jaguar. Así que preguntaron al inglés que si era capaz de prolongar su relevo dos horas más y llegar a meta. Además, el coche consumía muy poco combustible, lo que le ayudó a permanecer en la pista más tiempo que sus competidores.
Herbert dijo que sí y, al final, el Mazda 787B cruzó la línea de meta en primer lugar, con dos vueltas de ventaja sobre el segundo clasificado, el Jaguar. Fue una victoria impresionante para Mazda, que demostró que los motores rotativos podían ser tan fiables como cualquier otro tipo de propulsor.
SÓLO DOS EN EL PODIO
Jonny Herbert fue sacado del coche ya que, nada más llegar al box, sufrió un desvanecimiento por deshidratación. La victoria del Mazda 787B en Le Mans en 1991 fue un momento histórico para el fabricante japonés, uno de los más importantes de la historia. Fue el primer coche nipón en ganar la carrera y también demostró que sus motores rotativos se merecían todo el respeto del mundo.
El Mazda 787B sigue considerándose uno de los coches más singulares y exitosos de la historia de Le Mans, y su victoria es un testimonio de la ingeniería y la perseverancia de Mazda en hacer las cosas. Ver rodar ese coche por Le Mans ha sido uno de los momentos más bonitos que he podido disfrutar en esta edición de las 24 Horas de Le Mans junto a mis compañeros de Nerdmans, el grupo de aficionados que, año tras año, vamos a ver la carrera más importante del mundo. Pero eso ya lo contaremos en un podcast.
Fotografías de Mazda.