Hace tan sólo unas semanas les ofrecimos un artículo donde reflexionamos en torno al origen y la actualidad de las carrocerías “shooting brake”. Respecto al futuro de las mismas la cuestión puede ser compleja ya que, más allá de su habitual escasez en las gamas tanto populares como exclusivas, lo cierto es que el concepto se está adulterando peligrosamente gracias al uso que del término está haciendo Mercedes en sus rancheras con perfil trasero rebajado.
No obstante, en lo referido a los inicios sí que está todo perfectamente claro y detallado: lejos de nacer por un simple capricho estilístico, éstas lo hicieron bajo el signo de la caza y el consiguiente transporte de perros. Una actividad bastante extendida entre la clase alta británica, la cual formaba precisamente el grueso de la clientela para marcas como Aston Martin y sus DB5.
Estrenados en 1963, estos GT interpretaron el momento culmen de la firma en lo que se refiere a sus automóviles de serie, estableciendo para la posteridad la definición de lo que ha de ser uno de sus vehículos en base a la mezcla de potencia, deportividad y evidente estilo inglés.
Una fórmula a la cual se añadieron 12 unidades a firma del carrocero Radford bajo la forma de “shooting brake”, todas ellas ofrecidas por la propia marca en lo que fue un curioso intento de adaptación a este escueto pero existente nicho de mercado. Algo que, aún quedando de una cierta manera en el imaginario colectivo de la marca -véanse los Vanquish así vestidos durante el pasado 2018-, no tuvo una continuación a la altura con el DB6 de 1965.
ASTON MARTIN DB6 SHOOTING BRAKE, DE TOURING A FLM
Desde la aparición del DB4 en 1958 la casa británica Aston Martin demostró una preocupación creciente por sus carrocerías llegando a externalizar las más de ellas en la labor de la italiana Touring.
Así las cosas, el sistema “superleggera” -basado en la instalación de los paneles sobre un fino enrejado de acero acoplado al chasis- pasó a ser una de las señas distintivas en los DB4, DB5 y DB6, los cuales ganaban así en ligereza sin olvidar cómo en el caso de los primeros se hicieron aún más escuetos en báscula con la llegada de las unidades carrozadas por Zagato y su visión ideada para las carreras.
De esta manera, una de las cuestiones más curiosas en las unidades “shooting brake” relativas a los DB5 y DB6 es la mezcla de firmas carroceras en su producción pues, no en vano, las adaptaciones realizadas por Radford -DB5, con las 12 unidades mencionadas- y FLM Panelcraft -DB6, llegando a tan sólo 6- se hicieron siempre sobre la base de un GT previamente ultimado por Touring en sus talleres de Milán.
LA UNIDAD EN SUBASTA
Visualmente los “shooting brake” firmados por Radford se diferencian de los acabados por FLM Panelcraft por tener un perfil más rebajado en su trasera al tiempo que no incluyen ventanas lateras con apertura por detrás del pilar B.
Debido a ello, los DB5 con este tipo de carrocería lucen un aspecto bastante más depurado que el de sus sucesores aunque, en honor a la verdad, la calidad de estos últimos resulta excelente al venir de un carrocero famoso por sus trabajos en relación a muchos de los Rolls-Royce más exclusivos.
Llegados a este punto, la unidad a subasta -un DB6 de 1966 y por tanto a cuenta de FLM Panelcraft- no sólo representa uno de los ejemplos más interesantes y exóticos en toda la historia de este modelo Aston Martin, sino que también se exhibe bajo un excelente estado de conservación manteniendo su motor original con seis cilindros en línea así como un interior donde el cuero Connolly luce en un estado envidiable.
Sin duda uno de los “shooting brake” más seductores de todos los tiempos, ahora a subasta en París gracias al trabajo de RM Sotheby’s.
Imágenes: RM Sotheby’s