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Auge y caída del Kaiser Darrin ante el Corvette y los roadsters británicos

A comienzos de los años cincuenta los pequeños y ágiles roadster británicos causaron sensación en los Estados Unidos. Un fenómeno que pilló por sorpresa a la industria de Detroit, la cual reaccionó con modelos ligeros y potentes entre los cuales destaca el Corvette C1. Sin embargo, empresas populares como Kaiser Motors también quisieron entrar al segmento de los deportivos descapotables, apuntándose incluso a la nueva fiebre por el uso de la fibra de vidrio. Resultado de todo esto es el Kaiser Darrin. Un vehículo tan original como escaso hoy en día.

Durante los sesenta la prolífica industria musical norteamericana se vio afectada por la llamada Invasión Británica. Una avalancha de nuevos grupos capaces de encandilar a las masivas audiencias juveniles. Todos ellos provenientes de la escena musical inglesa pero tributarios de los artistas y sonidos propios del Blues, el Rock y el R&B. Músicas de raíz negra. Cuya escucha en los Estados Unidos generaba controversias raciales mientras que en el Reino Unido era tan sólo eso, música. Por ello, su interpretación libre y sin prejuicios por parte de The Animals o The Yardbirds sirvió como punta de lanza para la posterior aparición de The Beatles o The Rolling Stones.

Bandas formadas por jóvenes blancos encandilados por las apariciones en el Reino Unido de Sony Boy Williamson o Howlin’ Wolf. Dos de los mejores bluesman negros de todos los tiempos. Quienes sin pretenderlo estaban despertando una revolución musical en la que los grupos británicos aterrizaron victoriosos en los Estados Unidos. Un proceso con ciertas similitudes al vivido por el automovilismo durante la década de los cincuenta. Y es que, a pesar de ser Detroit una verdadera fábrica de sueños para los amantes del automóvil, los pequeños roadster británicos tomaron la delantera a los vehículos nacionales en el segmento de los modelos deportivos.

Pequeños, ligeros y con motores de cubicaje moderado los Triumph y Nash-Healy parecían lo opuesto a lo demandado por el público norteamericano. Sin embargo, los militares destinados a bases europeas fueron dándolos a conocer en los Estados Unidos. Regresando muchos de ellos con alguno de estos exóticos modelos bajo el brazo. De esta forma, el puro boca a boca fue expandiendo la fiebre por los roadster británicos. Una moda de la que incluso se benefició el Porsche 356 para sorpresa mayúscula de la propia casa alemana. Así las cosas, esta invasión de modelos deportivos europeos pilló por sorpresa a las todopoderosas directivas asentadas en Detroit.

LA RESPUESTA AMERICANA A LA INVASIÓN BRITÁNICA

Enfrascados en una carrera por hacer vehículos cada vez más grandes y plácidos de conducir, la llegada de los ligeros y nerviosos descapotables europeos fue un golpe a la industria norteamericana. Eso sí, más en el orgullo que en las ventas. Pues a decir verdad las grandes cuotas de producción se iban en modelos familiares tipo sedán destinados a la nueva clase media protagonista del expansionismo económico de la postguerra. No obstante, a los tres grandes de Detroit -Ford, Chrysler y General Motors- no les hizo gracia en absoluto verse cuestionados en el terreno deportivo.

Nunca mayoritario en la contabilidad de las marcas masivas, pero siempre necesario en términos de imagen corporativa y prestigio. Por ello, en 1953 General Motors protagonizó un audaz movimiento con la aparición del Chevrolet Corvette C1. Un deportivo a cielo abierto con tan sólo 4,25 metros de largo y una carrocería de fibra de vidrio. Nacido con un seis cilindros en línea para rápidamente pasar a los típicos V8 americanos, pero aún así capaz de jugar con los roadster británicos en su propia liga. Sin duda un coche tan atípico para lo que se estaba haciendo en Detroit como necesario para frenar la invasión británica.

No obstante, el Corvette no fue el único modelo creado por la industria americana en este sentido. Lejos de ello, la popular industria Kaiser Motors presentó en 1953 el prototipo de lo que un año más tarde sería su deportivo más icónico. El Kaiser Darrin. Uno de los vehículos más interesantes en el automovilismo norteamericano de los años cincuenta, del cual sólo se produjeron 435 unidades siendo ahora verdaderas piezas de coleccionista.

Por ello, la posibilidad de atisbar uno resulta bastante escueta. De hecho, no pocos aficionados en España sólo hemos podido contemplarlo en la exposición permanente del Museo de la Automoción en Málaga.

KAISER DARRIN, UN MODELO POPULAR BAJO SU LLAMATIVA CARROCERÍA

A estas alturas del artículo, muchos estaréis suspirando por algún dato mecánico. Sin embargo, para entender adecuadamente al Kaiser Darrin primero se han de comprender los parámetros que contemplaron su nacimiento y su caída. Respecto a su nacimiento, la sola utilización de la fibra de vidrio en la carrocería para dejar el conjunto en unos más que escuetos 988 kilos habla por sí sola. Evidentemente, al igual que GM con su Corvette el Kaiser Darrin fue una respuesta a la invasión británica. De hecho bastante efectiva, pues durante los primeros meses este descapotable llegó a registrar una cantidad de pedidos mayor a la prevista.

De todos modos, su aparición unos meses más tarde que el Corvette le puso las cosas difícil al Kaiser Darrin. Atrapado en las limitaciones propias de una empresa con menos logística, talleres y red de concesionarios que la poderosa General Motors. Así las cosas, éste no pudo afrontar la competencia de los masivos Corvette C1 de 1953 y Ford Thunderbird de 1955. De hecho, siquiera el abandonar el motor original de seis cilindros en línea y 90CV procedente de Willys por un V8 con 300CV nacido en Cadillac consiguió posicionar adecuadamente al Kaiser Darrin. Cambio registrado a partir de la unidad número 100, con el cual se le intentó dotar de una personalidad exclusiva en el diseño y potente en la mecánica.

Algo sobre el papel sobradamente conseguido. Ya que al seductor diseño dotado de puertas corredizas -se escondían bajo las amplias aletas delanteras- el Kaise Darrin sumó unos excelentes acabados y una cuidada línea en la que resuenan detalles propios del Art Decó aplicado al automovilismo durante los felices años veinte. Todo un logro para un modelo que, en verdad, usó como base al popular sedán Henry J.

Un pionero para los compactos en los Estados Unidos, el cual se presentó con el objetivo de atraer a compradores que por falta de liquidez pensaban más en adquirir un automóvil usado que uno nuevo. El popular y sencillo cimiento sobre el que, de una forma nada prevista, Kaiser Motors diseñó el descapotable por el cual hoy es más recordada.

Fotografías: Gooding & Company

P.D. La unidad que hemos usado para ilustrar este artículo se ofertará el próximo 28 de enero de 2021 por Gooding & Company en el marco de las subastas de Santa Mónica (California).

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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