Miguel Sánchez
Tras varios centenares de artículos publicados resulta sencillo comprobar cómo la producción nacional es -de largo- el asunto al cual ustedes prestan más atención. Algo en lo cual también existen prioridades pues, al fin y al cabo, dentro del mismo suelen ser los modelos de SEAT aquellos con un éxito más rotundo en lecturas y comentarios.
No obstante, a decir verdad nuestra producción nacional no fue algo tan variado como lo desplegado en Italia, Francia o Reino Unido; da para lo que da. Hecho éste agravado por el sempiterno descuido a los clásicos de preguerra -aquí la falta de afición resulta dolosa pues implica ignorar el pasado de Hispano-Suiza- o el triste silencio en torno a los vehículos industriales.
Dos cuestiones a las que hemos de añadir no sólo un cierto desdén hacia los microcoches sino también la odiosa manía de eludir cualquier referencia a las marcas de motocicletas por parte de la afición a las cuatro ruedas; en este caso, mucho más creativas que las de automóviles cuando hablamos de producción nacional pues, no se nos olvide, mientras Bultaco y Montesa patentaban sus propias creaciones SEAT y FASA sólo presentaron modificaciones parciales como el 1200/1430 Sport o el R10.
En suma, si a usted le apasiona en exclusiva lo local no sólo está limitado a una parcela muy pequeña, sino que incluso una gran parte de ésta es más bien foránea. Una situación compleja si lo que se desea es adquirir un producción nacional capaz de sorprender por lo inesperado de su origen. Algo en lo que, sin lugar a dudas, el Austin Victoria destaca ampliamente cuando hablamos de modelos turismo.
AUTHI, LO MÁS ORIGINAL ENTRE LA PRODUCCIÓN NACIONAL
Hace poco tratábamos la historia el MG-Authi 1100 en un artículo donde lo presentamos como una opción muy interesante de cara a comprar un clásico nacional distinto a los manidos SEAT contra los cuales compitió este modelo y su sucesor el 1300.
De hecho todo lo relativo a la factoría navarra es de por sí bastante original frente al resto de la producción local; en primer lugar por las pocas unidades supervivientes y, sobre todo, gracias a elementos técnicos tan distintivos como las suspensiones Hydrolastic.
Eso sí, acompañado por una severa contrapartida en materia de recambios pues al haber cerrado Authi en 1975 esto puede ser difícil de solucionar en territorio hispano. Un problema evidente para los usuarios de aquella época aunque, a decir verdad, no tan preocupante entre la afición a los clásicos.
Y es que -recordemos- lo que en un automóvil de nuevo cuño puede ser un auténtico quebradero de cabeza en uno clásico resulta parte de la labor de restauración; en este caso libremente escogida como parte de su ocio, de su elección, de lo que le debería hacer más feliz y no más amargado. No se victimice con sus caprichos.
UN SUCESOR PARA EL 1300
A comienzos de los años setenta los problemas financieros ya estaban haciendo una mella severa en la marcha de Authi. De todos modos la marca redobló esfuerzos presentado en 1972 un sustituto a sus versiones 1300 actualizando la carrocería, introduciendo mejoras técnicas y rematando el conjunto con una factura algo más competitiva.
Llegados a este punto los nuevos Austin Victoria y Austin Victoria Deluxe fueron una alternativa eficaz ante los 1430 con propulsión trasera. Asimismo -y aunque según el probador Arturo Andrés la suspensión Hydrolastic se comportaba de manera muy diferente según el tipo de firme- la dirección y los frenos -de disco delante con tambor detrás- no sólo daban comodidad sino también una evidente sensación de seguridad.
Todo ello rematado con un comportamiento ágil debido a sus 900 kilos en vacío combinados con un motor de cuatro cilindros y 1.275 cc que, si bien en la versión de acceso daba 62 CV, en la Deluxe subía hasta los 68 CV gracias a la acción de dos carburadores en vez de uno. Eso sí, este carácter ligero -ya visto en los 1100 y 1300- no debe ser confundido con una deportividad evidente; de hecho la posición de los pedales siquiera permite hacer un correcto punta-tacón.
AUSTIN VICTORIA, UNA PRODUCCIÓN ESCASA
Tan sólo unos meses después del lanzamiento del Austin Victoria para el mercado español estalló la Crisis del Petróleo de 1973. Un escenario nada optimista para las novedades a sumar en el parque móvil, añadiéndose además los problemas financieros arrastrados desde antes por Authi.
Y vaya, ni las ventas en España -estampadas contra el dominio comercial de SEAT y FASA- ni las exportaciones -mínimas pero existentes- pudieron remontar el vuelo comercial de la factoría navarra. Es más, en 1976 ésta pasó a ser parte de SEAT bajo el amparo del INI salvando así buena parte de los puestos de trabajo.
Así las cosas, cuando en 1975 se clausuró la producción del Austin Victoria el número total de unidades tan sólo ascendía a las 24.682. Algo que, a la postre, hace de nuestro protagonista un auténtico “rara avis” en lo que se refiere a la producción nacional.
Por ello, si usted está buscando un automóvil clásico fabricado en España sin por ello renunciar a la originalidad y lo poco visto le recomendamos lo siguiente: ármese de paciencia, haga buenos contactos, busque con método y cuando haya encontrado un Austin Victoria en buen estado cómprelo.
