Fotografías: Sergio Calleja
En 1986 José Saramago publicó una de sus novelas menos conocidas: La Balsa de Piedra. En ella, la falla abierta en los Pirineos por un episodio sísmico inexplicable provoca la separación de la Península Ibérica respecto a Europa. De esta forma, España y Portugal se convierten en una isla a la deriva a través del Océano Atlántico, siendo el punto de partida de esta ingeniosa parábola sobre el iberismo. Una historia que resalta el espacio peninsular compartido. Señalando así el posible encuentro entre dos países históricamente tan cercanos en lo geográfico como separados en lo político.
No obstante, lo cierto es que en pleno 2021 aún son escasas las voces que desde España hablan sobre estrechar vínculos reales con el país vecino. Una opción discutible pero también posible, gracias a la cual se abre un debate acerca del papel internacional de dos estados con una clara proyección hacia América Latina. Algo sumamente ambicioso, más aún cuando vemos la separación existente en todo tipo de ámbitos a ambos lados de la frontera. De todos modos, algunas empresas de habla hispana ya incorporan a su trabajo actividades comerciales en Portugal.
Una de ellas es Eventos del Motor. Organizadora de ferias en ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao o Málaga y que del 30 de octubre al 1 de noviembre celebró el decimoctavo auto Clássico Porto. Cita referencial en el panorama de clásicos portugueses. La cual se ha reencontrado tras la pandemia mostrando una envidiable diversidad de modelos. No en vano, el país vecino se benefició de unos cupos de importación más laxos que el nuestro. Siendo así habitual ver modelos asiáticos, europeos y americanos que aquí consideraríamos rarezas. Una de las razones por las cuales esta cita en Oporto estuvo de lo más interesante.
AUTO CLÀSSICO PORTO 2021. UNA MIRADA A JAPÓN
Paseando por la sala 14 del Museo Nacional de Arte Antiga de Lisboa sorprende la aparición de los dos biombos Nambam. Unas obras realizadas entre finales del siglo XVI y comienzos del XVII donde se representa la llegada de los portugueses al puerto de Nagasaki en 1543. Escena que también encontramos en otro biombo del mismo periodo custodiado en el Museo Nacional Soares dos Reis de Oporto. Tres ejemplos de las relaciones entre Japón y Portugal. Difíciles por la constante suspicacia nipona hacia lo extranjero. Pero también recurrentes desde la época en la que a golpe de navegación se fraguó el proceso que hoy en día conocemos como globalización.
Quizá por recordar este sustrato histórico no sorprende tanto la cantidad de modelos japoneses reunida en la auto Clássica Porto 2021. Panoplia en la que no estuvo el Toyota 2000GT con el cual Japón confirmó el desarrollo de su industria automovilística, pero sí un escasísimo Sports 800. Primer deportivo producido en serie por Toyota, del cual sólo se fabricaron unas 3.130 unidades con el índice de supervivientes rondado un escueto 10%. Por ello encontrar uno es digno de celebrar, llamando desde el primer momento su parecido con el 2000GT cual si fuera una miniatura de éste. Hermano mayor aparecido casi dos años después, beneficiándose de los planteamientos estéticos ya plasmados en el Sports 800.
No obstante, lo más interesante de este modelo no es la carrocería sino su rendimiento. Ejemplo de ello es lo ocurrido en los 500 Kilómetros de Suzuka 1966. Carrera en la que la organización obligó a parar a uno de estos modelos tras la vuelta 84 bajo la sospecha de hacer trampas. Idea fundada en el hecho de ser el único que no había parado a repostar, existiendo la posibilidad de que el equipo hubiera incorporado tanques de combustible ocultos. Nada más lejos de la realidad. Y es que con sus tan sólo 580 kilos el Sports 800 maximiza de forma increíble su escueto motor de 790cc y 44CV.
PRECLÁSICOS DEL SOL NACIENTE
En suma, un modelo de carreras listo para ser la envidia de Colin Chapman. De hecho, el Lotus Elan fue uno de los coches puestos en evidencia durante aquella carrera por este ingenioso y eficiente Kei Car. Un segmento típicamente nipón, el cual apareció durante la escasez de la postguerra para proseguir hasta la actualidad gracias a una fiscalidad ventajosa y el poco espacio en las ciudades. En ese sentido, también pudimos ver un Honda Beat. Llamativo y minúsculo deportivo que cumple este año tres décadas de historia, el cual pretendió trasladar las sensaciones de rodar en moto al automovilismo.
Carácter que según las pruebas del momento consiguió. Jugando acertadamente con sus tan sólo 760 kilos para 64CV a 8100 rpm. Y es que su motor con las mariposas del acelerador pegadas a la válvula de admisión asegura un brío que se asienta sobre la estabilidad que da un bajo centro de gravedad y la posición central del motor. Un verdadero capricho para conductores amantes del más por menos. Ya que con su poco tamaño pero inteligente diseño asegura un derroche de sensaciones intensas al volante.
En la senda de los preclásicos japoneses se pudo ver un Honda CRX Mk2 plateado con tan sólo 17 kilómetros. Un hallazgo interesante para cualquier aficionado a los deportivos del Sol Naciente, el cual gana adeptos por su practicidad y nervio al estilo de los GTI europeos. Además, de cara a los coleccionistas más enfocados en los rallyes resaltó un Toyota Celica con la misma decoración que el ST-205 pilotado por Didier Auriol en 1995. Eso sí, en este caso realizada sobre la versión de calle con 113CV a 5800rpm. Una opción no muy extrema, pero sí práctica de cara a disfrutar la deportividad en el día a día. Otra de las características más marcadas en los deportivos japoneses.
INGLATERRA – PORTUGAL. LA CONEXIÓN ATLÁNTICA
En la historia de encuentros y desencuentros entre España y Portugal uno de los mayores factores para la desconexión ha sido la tradicional alianza entre Inglaterra y nuestro vecino ibérico. Una historia tejida en base a criterios comerciales con el nexo en común de ser potencias en navegación atlántica. Eso sí, siempre en franca desigualdad. Ya que mientras el tráfico comercial británico crecía por doquier, el portugués languidecía sobre los restos de un imperio colonial cuyos últimos estertores fueron ahogados por la Revolución de los Claveles. De esta forma, la relación entre Inglaterra y Portugal dejó mucho poso en el país ibérico y poco en las islas británicas.
Estando en Oporto, lo más recurrente en este sentido es el vino. Producto sistemáticamente enviado al Reino Unido por las bodegas de capital inglés especializadas en su elaboración a partir de la uva cultivada junto al Duero. No obstante, si nos centramos en el automovilismo la conexión es también clara. Y que, sin contar al célebre ingeniero de competición anglo-luso John Tojeiro lo cierto es que en el conjunto de clásicos portugueses hay numerosos ejemplos de marcas británicas. Otra de los muestras de esta relación histórica, la cual favorece la aparición en auto Clássic Porto 2021 de modelos como el Citroën Bijou.
Una variante puramente inglesa del 2CV, la cual se presentó en 1959 con chasis alargado y carrocería en fibra de vidrio. De esta forma, la división inglesa de Citroën asentada en la ciudad de Slough quiso seducir a las clases medias frente al embate de los Austin. Modelos sencillos y conservadores, pero también eficientes y un cuarto más baratos. Así las cosas, el Bijou fue un fracaso comercial del cual se conservan muy pocos ejemplos. Por ello resultó llamativo ver la unidad expuesta por el Clube Citroën Clássico de Portugal.
Más allá de esta pieza para entendidos en lo que a historia del 2CV se refiere, la presencia inglesa en Oporto estuvo respaldada por una cierta cantidad de Jaguar XK120 y XK140. Modelos que representan una buena antesala al siempre llamativo E-Type, el cual tuvo una importante representación con ejemplares de todas sus evoluciones debido a su sesenta aniversario. Un automóvil siempre fascinante pero de sobra conocido, llamándonos más la atención el escaso Standard Eight Tourer-Conversilvel de 1946 en color crema.
Un delicioso descapotable con sus 1000cc y 50CV, al cual la prensa de la época definió como un coche para rodar “a paso de elefante”. Haciendo par con él se encontraba un Austin-Healy Sprite de 1959 en azul claro con 998cc y 48CV. Uno de los representantes de aquellos pequeños cabrio deportivos ingleses de los cincuenta, conocido en este caso por “frogeye” debido a sus faros en forma de ojo de rana.
Por cierto, estos últimos vehículos se encontraban en el espacio del concesionario Trocas Automóveis. El mismo que estaba ofertando un AX Cabrio y un Golf Pick-Up. Dos variaciones únicas capaces de atraer la atención de no pocos aficionados. Aunque para acabar este repaso a la presencia británica lo vamos a hacer con una rareza que tiene que ver con el Golf que acabamos de reseñar. Un Mini Pick-Up aparcado en la zona de aficionados que fue otro de los muchos vehículos de interés traídos por la abundante afición que se dio cita en esta auto Clássica Porto 2021.
INDUSTRIALES Y PRESENCIA ESPAÑOLA
En las relaciones entre España y Portugal posiblemente sea el cuadrante noroeste el que ejerza más influencia. De esta forma, Galicia es el mejor puente hacia Portugal desde España. Prueba de ello es la presencia en Oporto del restaurador Juan Lumbreras. Una referencia en restauración de clásicos que acudió con espacio propio a la auto Clássica desde su sede en Vigo. Respecto al apartado de arte y pinturas José Antonio Méndez y José María Villafuerte acudieron a la cita con sus ya habituales representaciones automovilísticas.
En lo referido a los vehículos industriales, destacó el Haflinger instalado en el espacio del ACP Clássicos. Un excelente vehículo todoterreno construido por Stey-Daimler-Puch con 600 kilos de peso y capacidad para cargar 500 más. El fruto de un planteamiento espartano pensado para dar respuesta a las necesidades de los ejércitos de Austria y Suiza, quienes se convirtieron en los principales clientes de las más de 16.000 unidades construidas. Todo ello con un motor biclíndrico de 643cc y 24CV capaz de mover por caminos a este vehículo con amplios ángulos de ataque y un centro de gravedad bajo para ser un todoterreno.
En suma, un modelo de esos en los que la máxima “menos es más” adquiere su mejor expresión. Logrando una gran efectividad a partir de pocos materiales y una mecánica muy sencilla. Eso sí, hablando de modelos industriales quizás el más curioso sea una máquina de asfaltar de la Dirección General de Carreteras de Oporto. Una de ésas que, por muy aficionado que se sea a los vehículos deportivos, siempre capta la atención gracias a su sencilla originalidad. Y es que, al fin y al cabo, de no ser por este tipo de asfaltadoras los espléndidos E-Type que ahora cumplen sesenta años apenas podrían haber rodado fuera de la fábrica.
En suma, tanto por cantidad como por originalidad de lo expuesto la auto Clássica Porto 2021 se ha convertido en un aliciente para acudir en años futuros. Además, desde aquí se puede llegar fácilmente al Museo do Caramulo. Una de las colecciones de clásicos más interesantes de la Península Iberica, la cual representa otro motivo más para repensar aquella balsa de piedra con la que comenzábamos el artículo. Volveremos a Portugal.
Fotografías: Sergio Calleja