Ya sabéis que cada poco escogemos vídeos con un sonido apabullante. Píldoras de esas con las que subir los altavoces y sembrar el pánico entre la vecindad. Sin embargo, creemos que con lo que vas a ver a continuación el nivel subirá un peldaño más. Y es que estamos hablando del Auto Union Tipo C. Una bestia de cuerpo plateado con bastidor de largueros y mecánica de 16 cilindros inyección (¡!) capaz de rugir hasta el punto de ser francamente imponente.
Nacido al abrigo del régimen nazi, el Auto Union Tipo C pertenece a la saga de carreras creada por el departamento de competición de la marca entre 1933 y 1939. Con un diseño revolucionario para la época debido principalmente a su aerodinámica motor central, estas flechas plateadas dominaron junto con los bólidos de Mercedes en los grandes premios del momento. Una competición avivada por las amplias subvenciones concedidas a ambas marcas por parte del partido nazi, interesado en utilizar estos éxitos deportivos como propaganda.
Algo que comenzó en el Salón del Automóvil de Berlín 1933, cuando el mismo Adolf Hitler anunció la financiación de un programa para el desarrollo de coches destinados a batir el récord mundial de velocidad. A partir de ahí, ingenieros como Ferdinand Porsche y Robert Eberan Von Eberhorst y pilotos como Bernd Rosemeyer, Hans Stuck o incluso Tazio Nuvolari, unieron sus nombres al de los Auto Union de competición.
Hoy en día, estos coches siguen representando uno de los mayores hitos automovilísticos del siglo XX. Algo que no sólo se entiende a través de la racionalidad mecánica, sino también por lo intenso de su sonido.
Escuchemos está réplica para carreras en cuesta en la versión con compresor de la mecánica. Intentad imaginaros ese rugido a más de 300 Km/h sobre dos barras metálicas con unas suspensiones rudimentarias, unos frenos de tambor y unos neumáticos de bicicleta cuyo dominio en la carretera estaba al alcance de muy muy pocos. En concreto, tan sólo de los pilotos con mayor talento de su tiempo.
AUTO UNION TIPO C. LA EVOLUCIÓN DE 1936
A mediados de los sesenta un joven Mauro Forghieri sugirió a Enzo Ferrari la conveniencia de situar el motor detrás del piloto. Los éxitos ingleses mandaban un cambio. Aquello fue una revolución que había empezado a ensayarse a mediados de los años 50; pues bien, si lo del motor central resultaba así de experimental en la Ferrari de los 60… Imagina cómo pudo verlo el automovilismo de los años 30. Sencillamente, las flechas plateadas, tanto Auto Union como Mercedes con la mecánica en posición delantera, parecían cohetes de otro planeta, 20 años adelantados a su época.
Presentado en 1934, su V16 de 4’3 litros rendía 291CV a 4.500 rpm. Unas cifras nada desdeñables que, sin embargo, sólo representaban el comienzo de la saga. Al año siguiente salía el Tipo B y en 1936 el Tipo C. Con una cilindrada ampliada hasta los seis litros, la potencia del Auto Union Tipo C escaló hasta los 513CV a 5.000 rpm en las puestas a punto más punteras con compresor. ¡Todo ello para mover sus tan sólo 824 kilos!
Así las cosas, este bólido consiguió grandes resultados en los Grand Prix de 1936 y 1937. De hecho, en la primera de esas dos temporadas Bernd Rosemeyer se hizo con la victoria en Alemania, Suiza e Italía. Todo olía a leyenda, y marcas como Alfa-Romeo o Bugatti, entre otras, empezaban a darse cuenta del salto tecnológico que experimentaban sus rivales a expensas del dinero del Reich, muy bien empleado por los brillantes ingenieros alemanes.
Y la leyenda resultó acrecentada, porque estos éxitos en GP se vieron complementados por los triunfos en carreras en cuesta y records. Un palmarés a la altura de un magnífico coche el cual tuvo en el Auto Union Tipo C su evolución más imponente antes de bajar hasta los 12 cilindros con el Tipo D.
Muy pocas personas los han visto en marcha, incluso si se trata de recreaciones, y menos con un poco de acción. Por suerte, ha habido alguno de estos privilegiados que han tenido el acierto de grabarlo. Y aquí estamos, con una sinfonía que todavía retumba en nuestros oídos. Música celestial.
Fotografías de Audi AG y Unai Ona.