Considerada la carretera con mayor altitud en toda Europa, la A-395 es un punto de referencia para el desarrollo automovilístico. No en vano, en ella es de lo más habitual cruzarse con todo tipo de vehículos camuflados. Unidades preserie provenientes de Mercedes, SEAT, Volkswagen o Jaguar. Es más, incluso se han fichado diversos Bugatti en desarrollo por la zona. Y es que, además de subir a los 3.000 metros de altura, esta vía se encuentra en un territorio privilegiado de cara a llevar contra sus límites a cualquier motor. Al fin y al cabo, en tan sólo unas dos horas se puede pasar desde el nivel del mar hasta zonas con casi 3.000 metros.
Un amplísimo gradiente donde las autovías se alternan con tortuosas curvas así como con tramos dominados por el atasco y la circulación lenta. Asimismo, las diferentes altitudes componen un contraste térmico bastante visible. Y sí, a partir de los 2.000 metros la progresiva ausencia de oxígeno no sólo la nota cualquier deportista, sino también el mejor motor atmosférico. Así las cosas, revisando fotografías alusivas al automovilismo en España no resulta raro toparse de vez en cuando con algunas tomadas en la zona alta de la actual A-395.
Una carretera que, aún permaneciendo cortada poco después de pasar la estación de esquí de Sierra Nevada, hace décadas se encontraba abierta hasta el mismo Pico Veleta con 3.396 metros de altura. Sin duda, un lugar excepcional para probar las cualidades de cualquier motor. Especialmente si, claro está, no cuenta con turbocompresor o compresor volumétrico. Mecanismos creados para enriquecer con más oxígeno la combustión y que, a mediados de los años sesenta, no eran especialmente utilizados en el ámbito automotriz.
De esta manera, cuando un Simca 1000, un Dodge Dart y un Super Azor consiguieron superar los 3.000 metros de altura en Sierra Nevada, aquello generó una estampa para recordar. Especialmente en el caso del camión. No sólo el primero en hacerlo, sino también en hacerlo aún llevando un lastre de 10.000 kilos. Además, aquello hablaba sobre las eficientes cualidades de la gama Barreiros en 1965. Tan amplia que, como vemos, abarcaba desde los vehículos industriales hasta los automóviles populares pasando por una berlina que, en la España del momento, resultaba bastante exclusiva.
De hecho, durante aquel año tanto el Simca 1000 como el Dart estaban de estreno en la gama Barreiros. El primero con un motor de 994 centímetros cúbicos y 52CV mientras que, el segundo, montaba un seis cilindros con casi 150CV. Sin duda algo muy reseñable para aquel mercado nacional. Incluso por encima de los 115CV entregados por el Barreiros Super Azor. Eso sí, capaz de entregarlos a tan sólo 2.200 revoluciones por minuto ya que, en un camión, lo realmente importante es el par motor por encima del puro caballaje.
Sea como fuese, lo importante aquí es ver cómo Barreiros publicitaba su gama en 1965. Aludiendo a la capacidad mecánica de sus vehículos al llevarlos hasta semejante carretera. Por cierto, vigilados por la acción de la Guardia Civil de Tráfico y sus ROA-BMW R27. Recién estrenadas para estas fotografías promocionales ya que, no en vano, se empezaron a producir en Madrid a finales de 1964. Es decir, en tan sólo unas tomas, el archivo de la Fundación Barreiros nos ha regalado una estupenda estampa sobre el parque móvil español a mediados de los sesenta. Una época en la que, aunque parezca mentira, todavía podías circular por encima de los 3.000 metros en plena Andalucía.
Fotografías: Fundación Barreiros