Durante el Tercer Reich el deporte en Alemania se politizó al servicio del partido nazi. Un hecho fácilmente visible durante los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936. Utilizados por Hitler como un altavoz donde dar crédito a sus teorías raciales, aquí se volcaron ingentes esfuerzos propagandísticos que iban desde los documentales de Leni Riefenstahl hasta la escenografía diseñada por Albert Speer. Ejemplos de la técnica como medio para determinados fines políticos, lo cual también se replicó en el mundo del automovilismo.
De hecho, no es casualidad que durante los años 30 Alemania sea el escenario de múltiples récords de velocidad con vehículos Mercedes o Auto Union. Algunos tan elaborados como el W125 que superó los 432 kms/h y otros tan grotescos como el T80. El proyecto que intentó superar los 700 kms/h aplicando un motor DB603 de 44 litros de cubicaje al chasis cubierto con una de las carrocerías más llamativas de todos los tiempos. Un exceso que finalmente no pudo estrenarse debido al estallido de la guerra, pero que contó con el apoyo personal de Hitler con la coordinación de Ferdinand Porsche.
Todo ello para usar los logros mecánicos como un escaparate del nazismo, lo cual también estuvo detrás del esfuerzo derrochado por BMW de cara a la Mille Miglia de 1940. Prueba a la que acudió con cinco modelos 328. Tres de ellos spider y los otros dos versiones especiales: la Berlinetta Touring -ganadora con la pareja Hanstein/Bäumer- y el Kamm Coupé. Uno de los automóviles más interesantes en la historia de la aerodinámica, el cual fue destruido en 1953. Aunque el pasado 2010 BMW Classic realizó una magnífica copia a partir de planos y material fotográfico.
BMW 328 KAMM COUPÉ. UN HITO EN LA HISTORIA DE LA AERODINÁMICA
Incluso en los años 50 se seguían escuchando brabuconadas como la atribuida a Enzo Ferrari con su “la aerodinámica es para aquellos que no saben construir motores”. Sin embargo, no sólo la ciencia sino el grueso de los fabricantes automovilísticos han puesto estas ideas en el cajón del olvido. Y es que, por mucho que les pueda molestar a los amigos de las grandes cifras, lo cierto es que la potencia por sí sola no basta. Para que un automóvil de carreras sea efectivo resulta esencial una aerodinámica cuidada, la cual pegue el coche al suelo como una lapa en las curvas mientras que lo haga cortar el viento grácilmente en las rectas.
Precisamente la combinación aerodinámica que todo automóvil pensado para pruebas de resistencia ha de tener. Pruebas como la Mille Miglia, donde a través de 1600 kilómetros se combinaron intrincadas curvas de montaña con veloces rectas en llanura. Por eso mismo, BMW decidió ensayar las nuevas teorías aerodinámicas de Wunibald Kamm en la edición de 1940. Estando especialmente interesada en el potencial que éstas darían a su coche en las rectas, reduciendo el coeficiente de arrastre para hacerlo correr por encima de los 230 kms/h. Algo para lo que se necesitaba su enorme y alzada zaga, la cual contradice los principios de las carrocerías Teardrop.
Aquellas que acaban con una suave y larga inclinación de la trasera hasta fundirla en un pico. Una forma que, vista de lado, se asemejaba a la de una gota de lluvia. La que en aquel momento se tenía como la más perfecta en relación a no dejar turbulencias que atrapasen la buena marcha del vehículo. Justo lo que contradecía Wunibald Kamm, el cual apostaba por una zaga alzada con un corte abrupto. El diseño que, finalmente, ha acabado siendo más aceptado. Siendo aplicado en vehículos como el Ford GT40 o el Ferrari 250 GTO, pero también en otros tan populares como el Toyota Prius.
DE ABANDONOS Y DESAPARICIONES. EL BMW 328 KAMM COUPÉ DESPUÉS DE 1940
Aunque el BMW 328 Kamm Coupé fue el único de los cinco BMW en abandonar la Mille Miglia de 1940, el resultado fue satisfactorio para el equipo. En primer lugar porque había formado parte de una escuadra histórica, la cual logró la victoria pero además el tercer, quinto y sexto puesto. Pero sobretodo porque los ensayos aerodinámicos habían arrojado conclusiones muy interesantes para alcanzar altas velocidad en recta. Algo para lo que, eso sí, tuvo que ampliarse la batalla del Kamm Coupé en casi 20 centímetros para mejorar su aplomo. Consciente de haber hecho historia, el equipo BMW regresó a una Alemania que se disponía a la inmediata Segunda Guerra Mundial.
Por ello, y sabiendo el enorme valor de aquellos BMW 328, responsables del programa de competición de la marca los escondieron en almacenes secretos lejos de la muy visible fábrica de Munich. Objetivo prioritario de los bombardeos aliados, así como de las pesquisas que tanto soviéticos como americanos e ingleses realizaron según liberaban territorio del gobierno nazi. No obstante, los automóviles fueron encontrados durante la postguerra. Así, los spider acabaron repartidos entre Inglaterra, Estados Unidos y la URSS. Mientra, la Berlinetta Touring permaneció en manos de un ejecutivo de BMW que se la llevó a América cuando decidió emigrar.
En lo que respecta al BMW 328 Kamm Coupé, éste fue el único que permaneció en Alemania al ser adquirido por Ernst Loof. Antiguo director de competición, quien tuvo que deshacerse de él debido a los problemas económicos derivados de abrir su propia empresa de deportivos. Circunstancia que llevó al Kamm Coupé a nuevas manos, las cuales lo estrellaron en un accidente que acabó llevándolo a la chatarra hacia 1953. Un final desastroso que BMW Classic ha remendado con la construcción de una magnífica réplica el pasado 2010. El acertado homenaje a un coche cuyos ecos puedes ver en automóviles tan comunes como el Citroën GS o el Audi A2.
Fotografías: BMW Classic