El 328 es uno de los modelos de preguerra más apreciados. Y no sólo porque fuera un portento mecánico producto de una automovilística alemana en plena expansión, sino también por la belleza de sus formas. Suaves, redondeadas, clásicas pero al tiempo futuristas… Cualquiera que haya visto un BMW 328 sabe que es imposible no mirarlo varias veces. Fabricado entre 1936 y 1940, todas y cada una de sus en torno a 460 unidades tienen un algo especial que lo eleva a lo que es: un icono.
Como era común en la época, estos deportivos se producían de forma casi artesanal. Por ello las personalizaciones y carrocerías realizadas son casi imposibles de listar. En este caso, y para aumentar la leyenda de esta unidad, fue carrozada a mano por Touring en sus talleres de Milán. Allá adquirió sobre su chasis alemán esta carrocería “superleggera” que cautiva por esas futuristas formas aerodinámicas, concebidas en un tiempo sin túneles de viento aplicados a la automoción. Un coche apasionante en su concepción, pero no menos en su palmarés deportivo.
EL ÚNICO DOBLE GANADOR
Conservado como una de las joyas de la colección atesorada en Munich por BMW, esta unidad del 328 es la única doble ganadora de la Mille Miglia con ¡64 años de distancia! Al fin y al cabo, fue la ganadora absoluta tanto en la edición de 1940 como en la de clásicos del 2004. Un coche ganador capaz de establecer récords de velocidad gracias a su capacidad para cortar el viento, su mecánica y… sus tan sólo 780 kilos de peso.
Desde luego, ese bajo peso contribuyó a crear un coche con posibilidades reales de dejar atrás a los omnipresentes Alfa Romeo 8C. Y ojo, porque aquello no era nada fácil. Exceptuando dos veces, los milaneses habían ganado todas las Mille Miglia desde el estreno de la carrera en 1927. Sin embargo, aquel seis cilindros alemán fabricado en 1939, de tan sólo 1971cc y 80CV de potencia… los pilló completamente desprevenidos.
Pilotado por Walter Baumer y Huschke Von Hanstein -el aristócrata que durante los 50 fuera director del departamento de competición en Porsche-, este 328 cruzó la línea del circuito de Brescia tras 8 horas y 55 minutos en carrera. Ganaba así la edición de 1940, inscribiendo su nombre en la leyenda de la Mille Miglia. Y por partida doble… Ya que además de ganar la carrera obtuvo el récord de velocidad media en la prueba, fijándola en casi 168km/h (¡!).
UNA DE LAS JOYAS DE BMW
Aquella victoria marcó todo un hito, ya que nadie parecía capaz de arrebatar los laureles de la prueba italiana a los Alfa Romeo. La última vez había sido en 1931, cuando el equipo Mercedes pilotado por Rudolf Caracciola y Wilhelm Sebastian quedó ganador con su enorme SSK. Además, esto ponía un broche de oro a la historia del 328, bruscamente interrumpida por la llegada de la II ª G.M.
El 328 contó con tal fama en su época que los británicos, en plena retirada tras la claudicación de la Alemania Nazi, se llevaron uno de los modelos participantes en la Mille Miglia para estudiarlo en las factorías de Bristol. Por fortuna, el ganador de la edición de 1940 sobrevivió a la guerra y la posguerra, estando hoy en día custodiado en las pertenencias del BMW Group Classic para que lo podamos ver, y escuchar…