Nada más verlo uno podría pensar que el BMW E36 M3 Lightweight nació por y para la deportividad. Sin embargo, eso no es del todo cierto. Y es que, a pesar de ser un diseño aligerado dotado de un comportamiento envidiable sobre la pista, este alemán dirigido al mercado estadounidense tuvo su génesis en las restricciones dictadas por la normativa de emisiones.
Una carambola inesperada que, sin embargo, acabó produciendo una de las versiones más competitivas y especiales del que, para una buena parte de la afición, es el M3 técnicamente más logrado. En fin, una historia en la que bien merece la pena adentrarse paso a paso por lo que, en primer lugar, lo mejor será situarnos en el DTM de 1993.
Dotado con una nueva reglamentación más liberal para con la experimentación tecnológica, el campeonato germano era el más interesante de entre todos los disputados por turismos modificados en el continente europeo. Todo un campo de juegos para los ingenieros de Mercedes, Opel e incluso Alfa Romeo; capaces de poner sobre las pistas algunas de las mejores máquinas de competición creadas durante los años noventa.
Asimismo, BMW vio aquí una posibilidad perfecta de cara a promocionar a su nuevo M3. Más aún si atendemos a las normas de la clase ADAC GT, donde sólo se precisaba la producción de una única unidad de calle a fin de poder participar en una competición donde los parámetros técnicos seguían un aire tan abierto como el que tuvo durante la década anterior el extinto Grupo B.
GTR, EL E36 M3 PUESTO SOBRE LAS PISTAS
Para empezar, los técnicos de BMW dotaron al GTR homologado a finales de 1992 con una aerodinámica totalmente nueva. Aletas comunicadas por faldones laterales, nuevos bajos e incluso un espectacular alerón con el cual decir a las claras que aquí se estaba ante algo muy diferente a lo ofertado en los concesionarios.
Respecto a la mecánica, el seis cilindros atmosférico ascendía de los 286 CV de serie hasta los en torno a 350 CV incorporando además todo tipo de refuerzos en el chasis así como unas suspensiones de competición completamente nuevas. En suma, una apuesta decidida con la cual BMW ganó seis de las ocho carreras previstas para el ADAC de aquel año.
Asimismo, aunque de cara a la temporada siguiente BMW sacó al GTR de su programa oficial, las unidades vendidas a equipos privados obtuvieron una gran cantidad de éxitos en carreras de turismos adaptados a ambos lados del Atlántico. Una historia afín a la bandera a cuadros que, aun no llegando al nivel interpretado por los antiguos 3.0 CSL, daba a entender el ímpetu de BMW por las carreras.
PROBLEMAS EN LOS ESTADOS UNIDOS
Visto lo visto, sería lógico pensar en una carrera meteórica para el E36 M3 en los Estados Unidos. No obstante, allí su historia sería exigua debido a las restricciones marcadas por la normativa medioambiental. Mucho menos permisiva que la media imperante en Europa, ésta condenaba al motor del E36 tal y como ya le había ocurrido a otros muchos modelos europeos anteriormente.
Es más, desde los años sesenta multitud de marcas habían invertido enormes sumas de dinero en pos de adaptar las emisiones de sus modelos a la legislación federal. Algo en lo cual destacaron sobremanera los trabajos en relación a la catalización de los gases y, especialmente, la aplicación masiva de la inyección directa.
No obstante, cuando en 1992 apareció el E36 M3 en el mercado europeo con sus 286 CV a 7.000 rpm la dirección de BMW no veía claro el limitarlo a fin de adecuarlo a las exigencias estadounidenses. De hecho decidió no venderlo al otro lado del Atlántico.
De todos modos, y ya que donde manda la economía no lo hace la tecnología, tan sólo 13 meses más tarde pasaron por el aro presentando para los Estados Unidos un versión rebajada a 240 CV. 47 CV más que los exhibidos por el 328i aunque, claro está, suficientes como para saberse muy por detrás de lo marcado por las unidades europeas.
COMPETIR EN LA IMSA Y UNA VERSIÓN GT PARA LA HOMOLOGACIÓN
Tras el éxito vivido en 1993, los responsables de competición en BMW decidieron inscribir una versión preparada del E36 M3 en la serie GT del IMSA estadounidense. Algo para lo cual hacía falta una cantidad nada despreciable de unidades de serie, dando así pie a la creación del E36 M3 GT.
Reconocible gracias a algunos detalles aerodinámicos como su alerón con dos pestañas para así lograr más carga aerodinámica, su seis cilindros llegaba aquí hasta los 295 CV gracias a un árbol de levas mejorado. Y sí, aquello tuvo un excelente recorrido ya que, aunque en 1995 los resultados fueron exiguos, en 1996 aquel BMW empezó a ocupar los primeros puestos en casi todas las citas donde era inscrito.
Asimismo, las poco más de 350 unidades de serie puestas en el mercado alimentaron la buena imagen del E36 M3 dándole una versión no sólo escasa sino también más prestacional que la normal. Eso sí, a nivel comercial esto ocurría en Europa puesto que, mientras para competir se lograba la homologación americana, para su venta en los concesionarios seguía sin superar las normas medioambientales.
BMW E36 M3 LIGHTWEIGHT, UNA VERSIÓN DE CALLE PARA EL CLIENTE AMERICANO
Aquellos éxitos en los circuitos eran sin duda algo fantástico pero, al mismo tiempo, no hacían más que generar una frustración aun mayor entre la clientela potencial del E36 M3 en los Estados Unidos. Bajo este contexto, BMW contactó en 1995 con el preparador de Virginia PTG Racing a fin de que ésta ejerciera la función de socia para el desarrollo en competiciones locales.
Justo el punto donde vino la génesis del BMW E36 M3 Lightweight pues, más allá de las unidades oficiales bajo las especificaciones de alta competición, existía un cierto público anhelante de una versión matriculable del E36 M3 a la que, con unos cuantos ajustes, se pudiera introducir con garantías en la pista.
En suma, algo muy en la tradición del carreras-cliente y que en este caso debía hacerse respetando la legislación responsable de limitar la potencia del motor con tres litros a 240 CV. Así las cosas, ya que no podían aumentar la potencia absoluta del vehículo lo que hicieron fue rebajar su peso todo lo posible. Para empezar, el habitáculo se hizo mucho más espartano y además se prescindió de aire acondicionado y sistema de sonido.
LA IMPORTANCIA DE LA RELACIÓN PESO / POTENCIA
Tras quitar todo lo no esencial, el Lightweight de PTG Racing -encomendada para esta versión bajo la supervisión de BMW- rebajaba su peso en hasta 122 kilos respecto al E36 M3 vendido en Europa. Suficiente para contrarrestar los 46 CV perdidos por el camino de las restricciones medioambientales al tiempo que aseguraba su doblo uso calle-circuito.
Y es que, como bien nos ilustró Colin Chapman o incluso Alpine con sus modelos ganadores en el índice de eficiencia, rebajar peso puede ser incluso más decisivo que aumentar potencia cuando no hablamos de velocidad punta sino de manejo en curvas y sensaciones al volante. Por cierto, del E36 M3 Lightweigt sólo se fabricaron unas 115 unidades por lo que, además, cuenta con el honor de ser una versión aun más escasa que la deseada y prestacional GT.
Imágenes BMW E36 M3 Lightweight: Barret-Jackson