Miguel Sánchez
En términos tecnológicos los años ochenta fueron una década dorada para la industria automovilística. Echada al galope del crecimiento financiero, ésta acogió proyectos prestacionales en todos y cada uno de los segmentos. Así las cosas, desde los urbanos más modestos hasta las berlinas más exquisitas -sin olvidarnos de los compactos capitaneados por el VW Golf- parecía no haber gama sin presentar su propia versión deportiva.
Una euforia de la cual participó BMW, la cual llegó a presentar en 1987 su motor M70 a fin de ingresar en el exclusivo club de los V12. Capaz de rendir hasta 573 CV en sus versiones más afinadas, éste ingenio fundido en aluminio llegó a las calles gracias a la segunda generación del Serie 7: el espectacular tope de gama E32. Todo ello, por cierto, sin olvidar cómo a partir del mismo se desarrolló el motor S70 del McLaren F1. Sencillamente espectacular.
Asimismo, y por si esto fuera insuficiente, algunos ingenieros de BMW creyeron conveniente ir más allá creando un motor V16 derivado del M70. Algo que, aun no llegando a serie, sí conoció la fase de prototipo equipando al 767iL Goldfish; un proyecto que, de no haber sido por la imposibilidad de introducir semejante mecánica en el vano motor del Serie 7, bien podría haber ingresado a producción dada la animosidad de la época.
Además, con el tiempo hemos conocido diversos prototipos desarrollados en secreto y que, ya llegada la década de los noventa, fueron prudentemente cancelados; de hecho, algunos de los mismos tuvieron como protagonista al susodicho V12. Y bueno, también hay que sumar cómo los alardes experimentales de BMW en sus gamas altas incluyeron también a las carrocerías, llegándose a diseñar una versión a cielo abierto del M5 E34 que casi llegó a entrar en cadena de montaje.
BMW M5 CABRIO, UN PROYECTO DE LA PROPIA MARCA
Incluso sin tener en cuenta las carrocerías abiertas previas a la Segunda Guerra Mundial, de una manera u otra las berlinas descapotables siempre han estado ahí. Eso sí, no sin olvidar cómo a partir de los años sesenta rodar a cielo abierto se hace sinónimo de vehículos biplaza o, a lo más, derivados de compactos para rendir así un máximo de cuatro plazas.
No obstante, la labor de diversos carroceros independientes dio regularmente alguna que otra versión en serie corta realizada a partir de una berlina masiva. En este sentido quizás el mejor ejemplo nos lo diera el taller francés de Chapron, quien sobre el DS firmado por Flaminio Bertoni ideó sus elegantes descapotables con dos puertas basados en el modelo de Citroën.
Llegados a este punto, tras presentar en septiembre de 1988 la versión M5 del E34 la dirección de BMW dio luz verde al diseño de un descapotable basado en el mismo. Sinceramente, un proyecto tan interesante y atractivo como propio del optimismo inherente a la década de los ochenta. De todos modos aquello salió adelante y, lejos de ser una improvisación sin proporciones, logró presentar unas líneas armónicas alargando las puertas delanteras para prescindir así de las traseras.
CANCELADO A LOS DÍAS DE SU PRESENTACIÓN
Dotado con todas las homologaciones necesarias, el BMW M5 E34 estuvo entre las creaciones a presentar en el Salón de Ginebra 1989; por cierto, no tanto en calidad de prototipo o ejercicio de estilo sino en la de modelo de preproducción. Es más, incluso se llegó a calcular el precio de venta para uno de sus mercados más prometedores; el británico, con en torno a las 50.000 libras.
Sin embargo el proyecto fue cancelado a tan sólo unas semanas de entrar a cadena de montaje. De hecho, a fin de no dar explicaciones ante la prensa siquiera llegó a estar presente en el Salón de Ginebra, quedando oculto en los almacenes de BMW hasta que, en torno al 2009, la marca confirmó la existencia de aquel proyecto tras no pocos rumores expandidos por investigadores y entusiastas.
Y bueno, visto en perspectiva el motivo de semejante cancelación sí resulta comprensible. Para empezar, las versiones descapotables del E30 gozaban de unas ventas excelentes. Asimismo, de cara a 1991 la Serie 3 sería renovada con el E36 y éste también iba a contar con una atractiva versión a cielo abierto. Si a eso le sumamos cómo éstas ofrecían las motorizaciones más poderosas de entre todas las disponibles en la gama, qué sentido tendría ofrecer el M5 Cabrio. Ninguno.
Es más, los técnicos comerciales de la casa germana vieron con preocupación una posible canibalización entre las versiones descapotables del M3 y el M5. Debido a ello, decidieron apostar por seguir priorizando la Serie 3 en lo referido a conducir con la capota bajada y, aunque da una cierta desazón la caída en desgracia de nuestro protagonista, lo cierto es que con los números en la mano BMW tenía toda la razón. C’est la vie!
