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Broadspeed GT 2+2, un Mini con demasiadas expectativas

Desde Cooper hasta el español Me-Pre, son multitud los preparadores que han realizado versiones de competición a partir del Mini de serie. Sin embargo, la realizada por Broadspeed bien puede ser una de las más interesantes y escasas

Cuando salió a la venta en 1959, el Mini simbolizó una opción inteligente y práctica para el día a día en la ciudad. Sin embargo, algunas personas no sólo se imaginaron con este coche yendo al trabajo o las compras. Lejos de ello, talleres de preparación como Cooper aprovecharon su escaso peso, bajo centro de gravedad y corta distancia entre ejes de cara a presentar endiabladas variantes de competición. De hecho, contra el pronóstico de muchos el Mini Cooper S se hizo con tres Rally de Montecarlo entre 1964 y 1967. Una prueba en la que, no en vano, se enfrentaba a modelos mucho más prestacionales como el Mercedes 300 SE o el Ford Falcon Sprint.

Obviamente superiores al escueto británico si se estaban enfilando rectas. Aunque, al llegar el Turini y otros tramos revirados, el Mini imponía su ley gracias a sus rápidas respuestas y excelente manejo. De esta manera, el Cooper S se convirtió en uno de los iconos fundamentales para el automovilismo deportivo de los años sesenta. Tanto así que, a nivel de popularidad, posiblemente sea el modelo más conocido de entre todos los creados por este preparador. El mismo que, por cierto, dio un giro radical a la F1 cuando en 1957 presentó su T43. El primer monoplaza en la categoría reina con el motor montado en posición central-trasera.

Así las cosas, a estas alturas poco más se puede decir del Mini Cooper S. Más aún teniendo en cuenta su feliz rescate por parte de BMW, la cual fabrica su versión actual a las afueras de Oxford con un notable éxito. Sin embargo, resulta interesante indagar en todas las versiones deportivas producidas en tirada corta que fueron quedando por el camino. Versiones como el Mini Marcos, el Sprint de Neville Trinkett o la española a cargo de Me-Pre. Absolutamente deliciosa gracias a su particular techo rebajado y hasta 130CV para tan sólo unos 500 kilos de peso.

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Llegados a este punto, seguramente los más apasionados por el Mini estarán echando en falta un modelo realmente exótico. Y vaya, realmente sería lógico pensar que, de esta falta, sólo se hayan dado cuenta los más versados en las variantes deportivas del popular británico. No en vano, del Broadspeed GT 2+2 apenas se ensamblaron 28 unidades. Pero vayamos por partes. Puestos en esta tesitura, lo mejor será remontarse hasta 1959 de cara a comprender el origen de este vehículo. Para empezar, todo debemos hacerlo girar en torno a la figura de Ralph Broad.

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Puesto desde muy joven a cargo del taller mecánico familiar, Broad empezó a competir en las carreras británicas de turismos con un Mini preparado por él mismo. Es más, a comienzos de los años sesenta ya tenía disponible su propio kit adaptable al Mini. Especialmente exitoso entre los muchos aficionados con ínfulas de piloto habituales en los trofeos semiprofesionales. Con todo ello, en 1962 ya había reunido suficiente capital como para fundar su propio equipo de competición. El Team Broadspeed, designado por BMC en 1965 para la gestión de sus Mini en el Campeonato Europeo de Turismos. Sin duda, un escenario soñado por nuestro protagonista. Quien al fin se sintió capacitado para lanzar su propio automóvil en 1966.

BROADSPEED GT 2+2, AMBICIONES SIN ESTUDIO

Examinando material gráfico de época, a Ralph Broad se le suele ver no pocas veces junto a su Broadspeed. Siempre reconocible por su desgarbado porte inglés, este preparador hizo gala de una pericia técnica inversamente proporcional a su capacidad para leer el mercado. De esta manera, aunque el Broadspeed GT 2+2 fue sin duda una interesante y bien resulta versión deportiva del Mini, jamás gozó de proyección comercial posible.

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Veamos. Para empezar, su carrocería recibía una remodelación integral. Especialmente en la trasera, donde aplicaba de forma intuitiva un corte a lo Kammback similar al exhibido por el Aston Martin DB4 o el Ferrari 250 GTO. Además, gran parte de sus paneles de metal fueron sustituidos por otros en fibra de vidrio. Todo ello a fin de reducir el peso hasta los 584 kilos. Mejorando así las prestaciones dadas por el motor de cuatro cilindros en línea y 998 centímetros cúbicos con hasta 61CV a 6.000 revoluciones por minuto.

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Obviamente, debido a todo lo realizado en el cuerpo, el motor y otros elementos como la amortiguación, fabricar un Broadspeed GT 2+2 no era precisamente barato. De hecho, el precio de este deportivo ascendía a más del doble del marcado por un Mini Cooper S. Coche que, dicho sea de paso, tampoco estaba precisamente al acceso de cualquiera en aquellos años donde las clases medias recién habían estrenado su acceso al consumo masivo. Además, quizás impresionado por el tradicional éxito de los roadster MG y Triumph en el mercado estadounidense, Ralph Broad quiso dirigir su modelo al mismo.

Y bueno, aunque a instancias de Max Hoffman modelos livianos como el Porsche 356 Speedster fueon todo un éxito, el caso del desconocido Broadspeed GT 2+2 no se le iba a parecer en nada. Es más, sólo se fabricaron unidades durante su año inaugural. No en vano, su creador se dio cuenta a tiempo del error cometido, parando la producción antes de que ésta terminase descuadrando de forma irreversible las cuentas de su empresa. Tras esto, a Broadspeed se la pudo seguir viendo en las carreras británicas gracias a sus preparaciones sobre base Ford o Jaguar. Pero eso sí, nunca más en los concesionarios con un modelo propio. No obstante, tiene en su historial el haber lanzado una de las versiones deportivas del Mini más exóticas e interesantes. No todo el mundo puede decir algo así.

P.D La unidad mostrada para ilustrar este artículo se encontró a la venta en JD Classics. Además, posiblemente sea la más especial de las 28 fabricadas debido a su motor. Con 1.366 centímetros cúbicos y hasta 100CV. Asimismo, esta unidad monta llantas de magnesio, jaula de seguridad y, como puede verse en el capó, la carburación también recibió generosas mejoras. 

Fotografías: JD Classics

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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