No le vamos a convencer. Menos aun a través de las breves líneas de un escueto artículo. Pero en fin, por qué no intentarlo. Al fin y al cabo los trucos y las emociones mandan en este mercado; un mercado donde no se ha de escoger bajo la fría racionalidad impuesta por la elección de un automóvil familiar para todo trote.
Lejos de ello, si usted anda buscando un vehículo histórico con el cual disfrutar al máximo de la conducción divergente al uso diario puede darse el gusto de adquirir algo totalmente imprevisto.
Algo tan espartano y radical como un triciclo de los años veinte. Y no, no crea que para ello habrá de estirar la chequera hasta límites imposibles pues algunos de ellos se venden por poco más de lo que ahora mismo están marcando diversos deportivos compactos de los años ochenta; esos mismos que, aun gustándonos bastante, están vistos hasta la saciedad y el hastío.
Se lo digo yo, que casi a diario junto letras sobre ellos y con el paso del tiempo he terminado apartando de mi vista a más de un sobrevalorado y manido GTI. Así que en fin, dese un capricho al caer en algo heterodoxo considerando la posibilidad de traer a España el siguiente BSA 3 Wheeler de 1934 a la venta en el encantador pueblo de Bibury, a medio camino entre Oxford y Bristol.
LOS INICIOS DE LA TRACCIÓN DELANTERA
The Classic Motor Hub es uno de los compra-venta de clásicos más interesantes de Inglaterra. En ese sentido echar un ojo a su catálogo actual resulta impresionante, con los recurrentes Ferrari y Aston Martin de los años sesenta en primera fila aunque también con llamativas rarezas como un MG B BMC Works con historial en las 12 Horas de Sebring o uno de los míticos Allard con motor V8 inscritos en Le Mans.
En suma, una empresa digna de confianza en base al género que trata, siempre tan bien presentado como este BSA 3 Wheeler que, a pesar de su modestia, es capaz de narrar una de las historias automovilísticas más interesantes en relación a los tiempos previos a la Segunda Guerra Mundial: la del abandono iniciático de la propulsión trasera en pos de la tracción delantera.
Llegados a este punto lo mejor será situarnos en los años veinte. Una época interesante para ciertos cambios tecnológicos pues, aunque faltaban décadas para la llegada del Mini o el Autobianchi Prímula, lo cierto es que la tracción delantera iba abriéndose paso de forma escasa pero presente en pequeñas series relativas al automovilismo británico.
Así las cosas, el Alvis FWD de 1928 creó un cierto revuelo mediático con su apuesta por unir tracción y dirección en el mismo eje, poniendo además los asientos prácticamente sobre el eje trasero a fin de lograr un reparto de pesos bastante equilibrado; a todas luces un vehículo tan poco vendido como interesante, el cual pudo demostrar sus bondades en las 24 Horas de Le Mans durante aquel mismo año.
BSA 3 WHEELER, TRACCIÓN DELANTERA EN FORMATO LIGERO
Como hemos visto, aunque escasa y poco aplicada en la producción seriada la tracción delantera no era precisamente desconocida para la industria británica a finales de los años veinte. Razón por la cual BSA -primero fábrica de armas para después ampliar su oferta a las bicicletas, las motocicletas y los automóviles- la tomó para sí en sus nuevos triciclos estrenados durante la temporada de 1929.
Asimismo esta innovación le permitió diferenciarse de Morgan; su principal competidora en esto de los vehículos con tres ruedas a la par que aún anclada a la propulsión trasera por cadena haciendo realmente sucio el cambio de rueda hasta que pasados los años no inventase un mecanismo corrector en este sentido.
Y vaya, además de eliminar componentes y hacer más sencillo todo lo relacionado con la solitaria rueda trasera el nuevo diseño de BSA incorporó arranque eléctrico, capotas, marcha atrás e incluso suspensión delantera independiente. En fin, era como un Smart de la época ofreciendo alta tecnología en formato pequeño; una apuesta de éxito frente a los Morgan y Coventry-Victor.
UNA GAMA ECHADA AL GALOPE
Cuando apareció en 1929 el BSA 3 Wheeler llegó con dos acabados para sumar a los dos años una opción con cuatro plazas -las dos posteriores casi testimoniales, sólo aptas para personas en edad infantil- y hasta una curiosa opción de reparto “Commercial Van”.
Tras todo esto la casa británica siguió mejorando el modelo presentando en 1933 una nueva generación del mismo en la cual se ofertaron mecánicas de dos y cuatro cilindros repartidas a lo largo de hasta cinco versiones diferentes con especificaciones cerradas, abiertas, familiares e incluso deportivas si es que se nos permite el término al hablar de los Sports y Special Sports.
En este sentido, la unidad aquí presente es a la sazón una Special Sports; reconocible no sólo por su particular pintura bitono sino también por su motor de cuatro cilindros en línea y 1.075 cc para rendir 8.9 CV mediante válvula lateral, refrigeración por agua y alimentación mediante carburador Solex. Todo ello complementado con un sistema eléctrico de 6 voltios y cambio de tres marchas más la trasera.
Resumiendo: no es cómodo, no es seguro y sin duda puede llamar demasiado la atención. Pero en fin, esas mismas razones son las que lo alzan como un clásico realmente interesante para quienes aprecien un vehículo de colección previo a la Segunda Guerra Mundial. Piénselo.
Imágenes: The Classic Motor Hub