Sahagún, provincia de León
En la población leonesa de Sahagún, el alcalde les entregó la Carta Peregrina a cada uno de los participantes. Era el obsequio por haber hecho la mitad del trayecto hasta Santiago de Compostela.
La jornada prosiguió hasta León. Allí aparcaron en la Plaza Mayor y cenaron, tras un caluroso día en que recorrieron 210 km.
A continuación, tocó completar el montaje de los dos Biscuter averiados la víspera, ya en orden de marcha y que pudieron sumarse a la caravana.
El día siguiente, dejaban atrás la capital leonesa. El destino era Astorga, localidad en que visitaron la Catedral y el Palacio Episcopal, este último creado por el arquitecto Antonio Gaudí.
La siguiente parada a 8 km, en La Val de San Lorenzo. Allí les agasajaron con unas danzas maragatas, visitaron el Museo del Batán y comieron el famoso cocido maragato.
Esa misma tarde tuvieron que ascender las pronunciadas cuestas de la Cruz del Ferro, que les obligó a engranar la primera velocidad en sus tramos más empinados.
Ya con esta prueba superada, pronto llegaban a Ponferrada, favorecidos por ser cuesta abajo el trayecto restante. En la capital de El Bierzo visitaron el Castillo de los Templarios, del siglo XII, antes de cenar y acostarse.
Cerca ya de Galicia
El jueves iban a entrar ya en tierras de Galicia, pero para ello tenían que subir fuertes rampas del puerto de Piedrafita, que culminaron a 1.099 metros de altitud sin contratiempos.
Después de un breve descanso en Piedrafita do Cebreiro, había que afrontar el ascenso del Alto de San Roque, de 1.290 metros sobre el nivel del mar.
Desde entonces y hasta Santiago, el camino era de descenso, con la localidad lucense de Samos como lugar de la siguiente parada. Allí repusieron fuerzas en el Mesón Pontenova.
A continuación, visitaron el majestuoso Monasterio de Samos, que les llevó buena parte de la tarde, y recorrieron los 12 km que faltaban hasta Sarria. Ya quedaba poco y lo que parecía imposible estaba a punto de hacerse realidad.
En la mañana del viernes partían hacia Palas de Rei, todavía en Lugo, y visitaron una granja de ganado vacuno dotada de los últimos adelantos.
La siguiente parada fue en Arzúa, ya en tierras coruñesas y a sólo 40 km del destino. Allí ultimaron los permisos para llegar al día siguiente a la Plaza del Obradoiro, así como revisar la mecánica de los Biscuter antes de la etapa final.
¡Llegada a Santiago!
Como querían entrar en la Plaza del Obradoiro a las 9 de la mañana, el sábado hubo que madrugar. A cambio, fue emocionante fotografiar a los participantes y sus Biscuter en una explanada reservada para ellos.
Como en toda experiencia exigente y superada con éxito, queda entre los participantes la satisfacción de lo conseguido. Y no sólo eso, sino la alegría de haberse conocido y haber compartido una semana de pura afición biscutista.
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