Quizá el nombre Centre Steer no te diga nada, pero si te cuento se trata del prototipo del Land Rover Serie I quizá comience a interesarte. Hablamos de un automóvil cuyo interés es máximo, pues sirvió de banco de pruebas para uno de los coches más populares de todos los tiempos. El problema es que su vida fue efímera y su final incierto, lo que ha provocado que se dispararan las especulaciones.
De hecho, al tratarse de un prototipo, ni siquiera recibió denominación oficial, por parte de Rover. De esta forma, el nombre Centre Steer es el que le han dado posteriormente los aficionados por llevar la dirección en el centro. La idea de la marca inglesa en ese momento era fabricar una suerte de vehículo agrícola inspirado en el Jeep Willys como fuente de ingresos. Rover pretendía exportarlo a los países del Imperio Británico y de la Commonwealth.
El gobierno de Reino Unido racionaba las materias primas recién acabada la II Guerra Mundial, por lo que la firma inglesa tuvo que cambiar el tipo de automóvil que fabricaba. En todo caso, la intención de Rover era simplemente conseguir recursos para volver a ensamblar coches de lujo, que eran su negocio antes de la guerra. Sin quererlo, lo que logró fue crear el todoterreno que sentó las bases de la categoría, elevado a la condición de mito en las últimas décadas.
ELEMENTOS MECÁNICOS DEL CENTRE STEER
El Centre Steer compartía distancia entre ejes de 2 metros (80 pulgadas) con el Jeep, ya que se usó un chasis de éste como base para la creación del prototipo. Además, los paneles de carrocería se hicieron a mano y eran de una aleación de aluminio y magnesio denominada Birmabright que se empleaba en aviación, ya el uso de acero estaba muy restringido.
En lo que se refiere al apartado mecánico, adelantó algunos de los elementos que luego montaría el Land Rover Serie I. El primero fue el motor, el 4 cilindros en línea de Rover de 1,6 litros de cilindrada y 51 CV. La caja de cambios era el manual de 4 velocidades tomado de la berlina P3, aunque acoplada a otra Willys-Ford de 2 relaciones procedente del Jeep. De esta forma, se podían usar marchas lentas y seleccionar a voluntad la tracción a las ruedas delanteras.
También el color del coche, un gris militar, estuvo condicionado por los excelentes de la guerra, algo que ocurrió también con los tonos verdes que tenían los primeros Land Rover Serie I. No hay duda de que el Centre Steer fue desarrollado en unas condiciones realmente complicadas.
DIFERENCIAS CON EL LAND ROVER SERIE I
Aunque el aire de familia es innegable con el Land Rover Serie I, y también con el Jeep, lo cierto es que Centre Steer divergía bastante de éste. Empezando por la carrocería, que lucía varios paneles curvos, especialmente en las aletas, que hacían su fabricación mucho más compleja y cara. También en los laterales monta algunas curvaturas que fueron eliminadas en el modelo de producción.
Luego estaba el asunto de la dirección en el centro, que heredaba del Jeep -el sistema, no la posición-. Era algo que se debía a su carácter de vehículo agrícola, ya que pretendía imitar a los tractores para facilitar la vida a los agricultores. También serviría para llevar a dos pasajeros o usarlo para transportar todo tipo de material si se quitaban los asientos. Incluso permitiría montar un generador o una bomba alimentada por la toma de fuerza, que se situaba bajo los asientos.
No menos importante resultaba que, con la dirección en el centro, se eliminaba de un plumazo la necesitad de producir versiones con volante a la derecha y a la izquierda. En aquel contexto, cualquier ahorro o simplificación de la producción, era más que bienvenida, algo que tuvo muy en cuenta el ingeniero Arthur Goddard, quien estaba al frente del equipo que desarrolló el Centre Steer.
QUÉ SE SABE DEL PARADERO DEL CENTRE STEER
El coche se fabricó en octubre de 1947 y su vida fue realmente corta, pues desaparece del inventario de la factoría en enero de 1948. Una vez descartados elementos como el volante central, el diseñador jefe de Rover Maurice Wilks centró su interés en los siguientes prototipos. Existen fotografías del coche siendo usado en el campo por los alrededores de la fábrica e incluso se emplearon algunas imágenes suyas en los primeros catálogos del Land Rover Serie I. Lógicamente, fueron modificadas para hacerle parecer uno de los coches de producción.
Pero nada se sabe de su destino final. Mucha gente piensa que simplemente se destruyó una vez se vio que no tenía más recorrido, teoría que comparte la mayoría del equipo que participó en su diseño. También hay quien se niega a pensar que ya no existe y espera a que un día aparezca guardado en algún lugar oculto en lo que sería uno de los hallazgos del siglo.
La entusiasmo por el Centre Steer va tan lejos que, en 2004, Bill Hayfield construyó una réplica siguiendo las especificaciones originales. De esta forma, se pudo ver cómo habría sido el coche en realidad, y lo cierto es que el resultado es de lo más interesante. Un mínimo consuelo para aquellos aficionados que siguen esperando a que un día alguien descubra escondido al prototipo más singular del primer Land Rover Serie I.