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Chrysler CCV, un prototipo de 2CV a la americana en 1997

El gigante norteamericano Chrysler presentó en 1997 un prototipo llamado CCV que era su interpretación adaptada a la década de los noventa del mítico Citroën 2CV y se planteó como un coche económico para mercados emergentes.

El origen del Citroën 2CV se remonta a la década de los años 30, cuando la firma francesa desarrolló una serie de prototipos llamados TPV que surgieron para cubrir la necesidad de crear un automóvil sencillo y económico al alcance de todos los bolsillos. La II Guerra Mundial truncó aquellos planes y hubo que esperar hasta 1948 para que el Dos Caballos saliese al mercado, convirtiéndose en un éxito de ventas que, gracias a su bajo consumo de combustible, lo convertía en el vehículo ideal para la Europa de la posguerra.

Este modelo de Citroën consiguió mantenerse en producción en Portugal hasta 1990 ya convertido en un verdadero icono de la automoción. Tan solo siete años después del cese de producción del 2CV la compañía americana Chrysler presentó un prototipo llamado CCV (Composite Concept Vehicle) que se inspiraba claramente en las formas y soluciones del coche francés, y que nació con las mismas intenciones que el vehículo al que intentó imitar.

Boceto del Chrysler CCV
Boceto del Chrysler CCV (Imagen de Car Design Archives).

UN DOS CABALLOS PARA MERCADOS EMERGENTES

Para la década de los noventa la industria del automóvil comenzaba a fijarse en los diseños más significativos del pasado para presentar sus novedades. Sin ir más lejos en 1994, Volkswagen había presentado un prototipo para un Escarabajo renovado, que terminaría convirtiéndose en el New Beetle que salió a la venta en 1998. Si bien este Escarabajo nació como un vehículo más recreativo el Chrysler CCV, con una estética retro y moderna para la época, tenía que ser un coche barato para países en los que el automóvil aún era un lujo prohibitivo.

La misión del Chrysler CCV no era otra que reemplazar a la moto en muchos mercados. Su carrocería era extremadamente ligera, pues tan solo pesaba 95 kilogramos, algo que se conseguía gracias a su fabricación en plástico, y que hacían que el coche pesase en total solamente 544 kilos, cifra equiparable a la del 2CV. Al igual que en las primeras unidades del Citroën el techo era de lona y se alargaba hasta el maletero, lo que conseguía aligerar aún más el vehículo.

El motor del CCV era un bloque de dos cilindros refrigerado por aire que rendía 35 CV de potencia y que era producido por la compañía Briggs & Stratton. Al parecer sus prestaciones e incluso su sonido eran muy similares al Citroën 2CV, y siguiendo con los parecidos la palanca de cambios también se encontraba alojada en el centro del salpicadero.

UNA IDEA QUE NO SE MATERIALIZÓ

El Chrysler CCV y su revolucionaria carrocería fabricada en plástico estaba destinado a revolucionar el mundo de los coches asequibles, en un momento en el que la industria había parecido olvidarse de los mercados emergentes. Desde la compañía americana presentaron el proyecto en China, logrando despertar un gran interés, que no se convirtió en un acuerdo, pues los ejecutivos chinos exigían conocer la tecnología del modelado de la carrocería, y Chrysler decidió mantener su secreto.

Su fabricación iba a ser extremadamente sencilla y rápida, ya que se llevaría a cabo en un tercio del tiempo que llevaba producir un automóvil tradicional. Sin embargo, su resultado las pruebas de choque hacían que no se pudiese vender en Estados Unidos y la Unión Europea sin ser reforzado previamente. Smart también se interesó por el proyecto, pero Chrysler tampoco cedió en esta ocasión, y en 1998 abandonaron el desarrollo del CCV, el coche que pudo haber motorizado a una gran parte del mundo y no lo hizo.

Fotografías: Chrysler, Car Design Archives

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Escrito por Javillac

Esto de los coches le viene a uno desde niño. Cuando otros críos preferían la bicicleta o el balón yo me quedaba con los cochecitos de juguete.
Recuerdo aún como si fuese ayer un día en el que nos adelantó un 1500 negro por la A2, o la primera vez que vi un Citroën DS aparcado en la calle, los paragolpes cromados siempre me han gustado.

En general me gustan las cosas anteriores a la época en la que yo nací (hay quien dice que estoy reencarnado), y en el top de esa lista están los coches, que junto a la música, hacen la combinación ideal para un rato perfecto: conducción y una banda sonora acorde al coche correspondiente.

En cuanto automóviles me gustan los clásicos de cualquier nacionalidad y época, pero como mi debilidad están los coches americanos de los 50, con sus exageradas formas y dimensiones, razón por la que mucha gente me conoce como "Javillac".

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