Más allá de los grandes cubicajes y las potencias más asombrosas la historia de la competición cuenta con una buena muestra relativa a las posibilidades brindadas por un motor escueto mezclado con un bajo peso. En ese sentido ahí están los éxitos de Alpine en el índice de eficiencia de Le Mans para demostrarlo, sin olvidar obviamente todo lo concerniente a los modelos diseñados por Abarth y otras casas con gusto por el “menos es más”.
Así las cosas una de las gestas más importantes en relación a lo que estamos hablando es la lograda por Cisitalia con su 202 Spyder en la Mille Miglia de 1947. Y es que a pesar de ser un vehículo basado en la mecánica del popular “Topolino” éste logró firmar un segundo, tercer y cuarto puesto sólo superado por el imponente Alfa Romeo 8C 2900B Berlinetta Touring pilotado por la pareja Romano/Biondetti.
Uno de los pasajes más icónicos en la mítica carrera italiana, teniendo además como principal protagonista a un Tazio Nuvolari que, aun ya afectado por los problemas pulmonares responsables de su muerte cercana, firmó una de las mayores gestas en su dilatada carrera llegando a liderar la carrera con posibilidades reales de ganarla.
En fin, una historia apasionante en la que bien merece la pena entrar paso a paso pues no en vano tenemos entre manos la que posiblemente sea la página más interesante en toda la historia de Cisitalia. Una casa fundada justo después de la Segunda Guerra Mundial y que -tal y como hiciera Ferrari- intentó saltar de los vehículos de competición a los de serie con el único afán real de costear su participación en lo más granado de las carreras.
PIERO DUSIO, UN HOMBRE CON LA VISTA PUESTA EN LAS CARRERAS
La biografía de Piero Dusio no deja de ser sorprendente. Curtido en el fútbol, una lesión cuando ya estaba jugando para la Juventus de Turín lo condenó a dejar el deporte profesional teniéndose que dedicar a los negocios. Es más, la reinvención de su carrera profesional vino con su dedicación a los textiles, con los cuales logró amasar una gran fortuna justo antes de estallar la Segunda Guerra Mundial.
De hecho gracias a aquella masa de dinero pudo sufragar su participación en carreras automovilísticas pues además de la pasión balompédica Piero Dusio albergaba una gran afición por la velocidad. Tanto así que incluso antes de acabar la contienda contactó con el ingeniero Dante Giacosa a fin de crear un pequeño modelo de carreras con el cual comenzar la andadura de su propia marca: Cisitalia.
Llamado D46, éste basó la mayor parte de sus componentes en los del escueto y popular Fiat 500 “Topolino” de 1936 diseñado -precisamente- por el propio Dante Giacosa. De esta manera no sólo se creó uno de los vehículos de competición más laureados en la posguerra italiana, sino también una estupenda tradición asentada en utilizar elementos producidos por Fiat en gran serie a fin de mezclarlos con chasis y carrocerías artesanales con la idea de crear diversos monoplazas o “barquettas”.
1947, EL SALTO A LA PRODUCCIÓN DE UN GT
A pesar de la situación económica en la cual se veía sumida Italia el Cisitalia D46 logró un cierto éxito comercial a la par que un indudable predicamento en los múltiples trofeos locales. Asimismo sus modestos orígenes mecánicos no fueron óbice para el desarrollo de un avanzado chasis tubular pleno de ligereza y rigidez; sin duda toda una inspiración para el trabajo futuro de gente como Mario Colucci en Alfa Romeo y Abarth.
Con todo ello la ambición de Piero Dusio fue creciendo, viendo -tal y como también lo haría Enzo Ferrari- la posibilidad de sufragar su participación en carreras vendiendo en serie un automóvil GT basado en sus modelos de carreras. Y es que, al fin y al cabo, con una carrocería apropiada y unos ajustes más “amables” cualquier vehículo de competición era susceptible de llegar a ser un “turismo deportivo” con una buen índice de ventas.
Más aún en el caso de lo creado por Cisitalia, la cual -tal y como hemos dicho anteriormente- lograba minimizar sus gastos en desarrollo y fabricación gracias al uso intensivo de piezas suministradas por Fiat.
Dicho esto en 1947 Pinin Farina -de aquellas aún firmaba así, sin haber unido el apodo “pequeño” a lo que en sí era su verdadero apellido- se hizo cargo de vestir adecuadamente a lo que, en puridad, venía a ser un desarrollo para calle y dos pasajeros del monoplaza D46. Además aquello no tuvo como fruto un carrozado más, sino uno de los diseños más influyentes para todo el diseño industrial del siglo XX; capaz de marcar el rumbo para los GT de la nueva era al tiempo que aún expuesto en la colección permanente del Museo MoMa de Nueva York.
CISITALIA 202, LA GESTA DE LA MILLE MIGLIA
De cara a competir en las carreras de resistencia como la Mille Miglia o la Targa-Florio Piero Dusio no sólo concibió el desarrollo de un GT cubierto sino también el de un spyder ligero con el cual ser dominante en la clase con cilindrada más modesta.
Llegados a este punto el 22 de junio de 1947 tomaron la salida en Brescia varias unidades del Cisitalia 202 “Spyder”; más tarde conococido como 202 SMM “Nuvolari” en base a la hazaña lograda por Tazio Nuvolari en aquella Mille Miglia. Y es que aún en la recta final de su carrera -de aquellas el “mantuano volador” ya pasaba ampliamente de la cincuentena- firmó un pilotaje sensacional llegando a liderar la carrera durante no poco tiempo.
Es más, de no haber sido por un problema de refrigeración en el motor su Cisitalia 202 bien podría haber ganado la cita. No obstante quedar en segundo puesto no estuvo nada mal, especialmente si tenemos en cuenta cómo otras dos unidades de la escuadra oficial ocupaban el tercer y cuarto puesto en una clasificación plagada de modelos fabricados artesanalmente en base a piezas de los Fiat 500 y 1100.
EL EXCESO DE AMBICIÓN FUE LA MUERTE DE LA MARCA
Tras esto Cisitalia empezó a morir de éxito. Una muerte rápida pues desgraciadamente las finanzas se ahogaron demasiado deprisa debido a las facturas pagadas a Porsche, en la cual se había externalizado el desarrollo de un monoplaza -el Type 360- con el cual Piero Dusio esperaba ser dominante durante el inminente regreso de los GP bajo el reglamento de la F1 a estrenar en 1950.
En fin, una auténtica virguería sobre el papel -con tracción integral desconectable, motor de doce cilindros sobrealimentado y 400 CV- que sin embargo necesitó de tal presupuesto en pruebas y desarrollo que finalmente produjo la bancarrota de la marca allá por 1949.
Un año para el cual Cisitalia no había vendido las unidades suficientes de su 202 Mille Miglia -ofertado tanto en Spyder como en versión cerrada, siendo ésta servida tanto por Pinin Farina como por Vignale- para lograr el saneamiento de las cuentas. Además -esto no debemos olvidarlo- a Enzo Ferrari sí le había salido mejor el mismo plan, suponiendo una competencia insalvable para el futuro de un Piero Dusio con las maletas enfiladas a un nuevo proyecto en Argentina. En suma, lo de Cisitalia fue tan breve como intenso. Bravissimo!
Imágenes: RM Sotheby’s