Podemos empezar diciendo que el Citroën AX Van Evasion fue un adelantado a su tiempo. Esta versión con carrocería familiar del modelo francés se presentó en el Salón de París en octubre de 1988, es decir, una década antes de que se pusieran de moda las variantes ranchera sobre modelos utilitarios. Hay que recordar que hubo familiares de modelos como el Peugeot 206, el Renault Clio, el SEAT Ibiza o el Škoda Fabia, por ejemplo.
En el caso de nuestro protagonista, se trató de una propuesta del carrocero francés Heuliez, quien recordemos que ya había hecho algo ligeramente parecido con el Renault Super Van Cinq. Para convertir al AX en familiar, lo primero que tuvo que hacerse su aumentar su batalla en 23 centímetros, por lo que la longitud llegó a los 3,73 metros -de serie era de 3,49 m-. También se aumenta la altura del techo a lo largo del coche para garantizar la máxima habitabilidad.
Curiosamente, cuenta con una configuración asimétrica, con una única puerta en el lado izquierdo, mientras en el derecho luce dos. No emplea la puerta trasera del modelo de cinco puertas, sino una sobredimensionada de cara a mejorar la accesibilidad. El portón posterior también es distinto al coche de serie, dada la mayor altura del Van Evasion. Por otro lado, sí se aprovechan otros elementos, como toda la parte frontal, las puertas delanteras o los pilotos y paragolpes traseros. También las llantas pertenecen al AX de producción, en lugar de buscar otras más impactantes que en ocasiones se usan en este tipo de prototipos.
LOS LUJOS DEL CITROËN AX VAN EVASION
El espacioso interior cuenta con cinco asientos revestidos de lana Woolmark, una marca inglesa con la que Heuliez ya había trabajado en una versión del Citroën BX. Según algunas informaciones, podría contar hasta con siete asientos, con dos más en la parte trasera, extremo que no hemos podido confirmar. Es posible que los de la tercera fila fueran plegables. De esta forma, podría usarse como vehículo familiar o, en caso de necesidad, para llevar hasta seis niños al colegio, por ejemplo.
Además, los pasajeros delanteros disfrutan en un magnífico techo solar firmado por Webasto-Heuliez que aportan más luminosidad al habitáculo. Son pequeños lujos que añaden un plus de categoría a esta cuidada interpretación del AX. El motor escogido por Heuliez fue el 1.3 del Sport, que rendía sus buenos 95 CV a 6.800 vueltas, asociado a una caja de cambios de cinco velocidades. Era la mecánica de gasolina más potente disponible en el catálogo del modelo en 1988.
Como en el caso del también familiar Peugeot 205 Verve, el modelo quedó como prototipo único, además, nunca llegó a matricularse. Inicialmente era gris, pero posteriormente se pintó en verde para una presentación a la dirección de Citroën. Tras años parado en los que apenas llegó a recorrer 12 kilómetros, fue subastado por Artcurial en julio de 2012. Se estimaba un precio de entre 6.000 y 10.000 euros, aunque finalmente la cuantía quedó muy lejos, ya que bajó el mazo en 4.170 euros. Una cantidad que se antoja escasa un coche para un coche tan singular, aunque en el fondo no deja de ser un humilde Citroën AX.