La historia del automóvil está llena de grandes ideas, aunque también nos topamos otras ocurrencias que no llegaron a buen puerto. En este segundo apartado encontramos al Citroën BX Dyana, una interpretación shooting brake de la conocida berlina francesa firmada por el carrocero francés Heuliez. Lo más sorprendente del asunto es que se quiso enfocar al uso por parte de cazadores, de ahí el nombre elegido, pues Diana es la diosa de la caza. De hecho, las carrocerías shooting brake nacieron en el contexto de la caza.
El Citroën BX apareció en el año 1982 para relevar al ya veterano GS/GSA y, en cierta medida, también al Talbot 150 (Simca 1307 en Francia) que no recibió remplazo. Marcello Gandini fue el responsable de un diseño anguloso cargado de personalidad que tomó como base el Volvo Tundra, un concept presentado en 1979. Además de una línea rompedora, el BX cumplía con otra de las premisas de todo buen Citroën, pues equipaba suspensión hidroneumática.
Muy enfocado al confort, es cierto que nuestro protagonista quizá no contó con la popularidad de algunos de sus coetáneos, al menos sobre el papel, ya que despachó más de 2,3 millones de ejemplares hasta el año 1994. Contó con carrocerías de cinco puertas y familiar y motorizaciones de gasolina y diésel. Entre las variantes más interesantes, tenemos que citar la Sport, la GTi, los distintos 4×4 y, por supuesto, el 4TC que sirvió para homologar el Grupo B.
EL CITROËN BX DYANA SHOOTING BRAKE
Decíamos en la introducción que las carrocerías shooting brake nacen en el contexto de la caza, de ahí lo de “shooting”, sinónimo de caza en inglés –to shoot es disparar-. Se trataba de carruajes de caballos con espacio suficiente detrás para llevar a varios cazadores con su equipo y volver con las piezas abatidas. Hablamos del siglo XIX, pues después dicha denominación pasó a emplearse para derivados familiares con dos puertas sobre base coupé como el Volkswagen Corrado Magnum.
Así que empezamos bien, porque este Citroën BX Dyana esta hecho sobre un break, no sobre un coupé. De hecho, ni siquiera elimina el tercer pilar, sino que lo disimula con unas bandas decorativas. Tiene sentido que Heuliez no se complicara en exceso, pues estamos básicamente ante un ejercicio de diseño, más que una propuesta que pudiera llegar a producción, como las que hizo del Citroën AX, el Peugeot 309 o el Renault 5.
La versión Dyana está ejecutada sobre el BX GTi, es decir, equipa el motor de 1.905 cm3 y 125 CV de potencia. Incluso conserva las mismas llantas de aluminio, aunque la carrocería tiene algún elemento decorativo distinto. Las puertas delanteras se alargaron para facilitar el acceso a las plazas traseras, mientras que se eliminaron las barras del techo para incorporar un techo solar.
POLIVALENTE
Aunque menos práctico que el Break, lo cierto es que este Dyana podía acoger sin problemas de cinco adultos. Estos viajarían rodeados de algunos lujos, pues el Citroën BX Dyana cuenta, por ejemplo, con tapicería de cuero. Detrás, el espacio disponible en el maletero es sobresaliente, al estilo del familiar del que derivaba, aunque mejor acabado. De hecho, podía incluso montar dos asientos supletorios a contramarcha para llevar a dos niños, lo que aumentaba su capacidad hasta siete pasajeros.
Además, gracias a la suspensión hidroneumática, las aptitudes del BX para rodar en pistas forestales y caminos eran muy superiores a cualquiera de sus rivales. Sólo le faltó equipar la tracción total para convertirse en el coche de campo ideal, porque los 125 CV le permitirían volver cargado de piezas de caza sin problemas.
Al final, la propuesta de Heuliez tenía un poco de berlina, de familiar, de furgoneta e incluso de coupé, sin ser ninguna de ellas. El Dyana se presentó en 1986 y en su catálogo aparecía en una jornada de caza, por si alguien tenía dudas de su inspiración. No obstante, acabó, como otros trabajos del carrocero, convertido en ejemplar único.
EN LA ACTUALIDAD
El Citroën BX Dyana estuvo expuesto varias veces en 1986, para después quedar guardado la mayor parte de su vida junto a otras creaciones de Heuliez. En 2012, salió a la venta cuando Artcurial subastó todos los coches del carrocero. Contaba con apenas 35 kilómetros recorridos en aquel momento. Bajó el mazo en 10.127 euros, cifra que superó con mucho a la de otros modelos similares.
Su nuevo dueño, se molestó en legalizarlo y lo ha sacado de vez en cuando, así que está viviendo una segunda juventud. O más bien una primera, si tenemos en cuenta que en su época apenas rodó. Lo que no he sido capaz de descubrir es si actual propietario es cazador, lo que, sin duda, completaría el círculo.
Imágenes de Heuliez y Artcurial.