Pocos coches pueden decir que han sobrevivido a su sucesor. De hecho, si ahora mismo te viene algún caso así… Haz por favor uso de los comentarios a este artículo porque nosotros no tenemos en mente más que uno: el del Citroën 2CV. El coche que, con más de 5 millones de unidades vendidas y 43 años de vida con una mecánica prácticamente igual a la contenida en sus primeras series se alza como ejemplo de practicidad y resistencia irrefutables.
En este caso el sucesor fue el Dyane 6, el cual aparecíó en 1967 justo 20 años después del momento en el que lo hizo su “padre”. Momento en el que la sociedad francesa había recuperado un nivel de vida más elevado y urbano tras los destrozos que la ocupación nazi hizo en un país con focos industriales pero con un interior lleno de pequeños productores agrícolas.
¿Qué quería decir esto? Pues que Citroën vio un hueco comercial adaptando su exitoso y apurado 2CV a una nueva clase media urbana que demandaba vehículos prácticos pero no tan espartanos. El resultado fue un coche que, aunque se vendió como “sustituto” del 2CV… En realidad suponía una reformulación del mismo encuadrándolo claramente en los automóviles del segmento B.
Para bien o para mal… Lo cierto es que este coche apenas contaba con diferencias sustanciales en chasis y motor con el 2CV, por lo que su escaso carácter disruptivo lo ha hecho quedar ante la posteridad más como una evolución del genial 2CV que como un modelo con entidad propia. Así las cosas, su vida comercial acabó en 1983 -siete años antes que la de su antecesor-, pero como suele pasar en la mayor parte de los apasionantes clásicos populares… Muchas de sus unidades cobraron nuevas vidas.
¿Por qué? Pues sencillamente porque si tus pasiones son la mecánica y las carreras… A menos que seas un multimillonario excéntrico los Aston Martin y Ferrari rodeados de amplios equipos de ingenieros y mecánicos de competición se quedan en las páginas de las revistas. Sólo coches asequibles como un 2CV o un Dyane 6 dan una oportunidad a los aficionados al motor cuando de hacer transformaciones y carreras se trata.
Esto abre la puerta a un mundo apasionante: el de la restauración o adaptación de vehículos en garajes donde los utensilios para el ejercicio de la mecánica se amontonan junto a trastos de la casa. Es decir, el mundo de los aficionados que dedican su esfuerzo y tiempo a hacer verdaderas virguerías caseras a golpe de un ingenio que suple a la falta de medios.
Pero dejemos de hacer palabrería e ilustremos todo esto con un ejemplo que seguro no te va a dejar indiferente. Se trata de la adaptación que unos aficionados españoles -padre e hijo- han hecho de un viejo Dyane 6 para convertirlo en… ¡Una fierecilla de carreras con las 24 Horas de Spa 2CV y Derivados en la mira! Todo ello contado con el buen hacer visual al que nos está acostumbrando el canal de Guillermo García Alfonsín “Power Art”.
¿PERO ESTO QUÉ ES?
Seguramente sea la pregunta que muchos os habréis hecho al ver las primeras fotos de nuestro protagonista. Y es que… Aunque obviamente hay líneas en su carrocería que lo delatan como un Dyane 6 o 2CV lo cierto es que está prácticamente irreconocible.
Eso se debe al enorme trabajo realizado con los paneles de una carrocería que se ensancha ligeramente respecto a la original, mezclando partes de aluminio con otras de fibra de vidrio a fin de crear unos volúmenes nuevos donde la aerodinámica -partiendo de lo poco cuidada que ésta está en el Dyane 6- recibe algún pequeño retoque gracias a apliques que ayudan a mermar las turbulencias.
Sin embargo lo más interesante de esta evolución se encuentra bajo esos mismos paneles, ya que si bien el chasis no se ha tocado demasiado sí son muchos los elementos que han recibido un nuevo tratamiento; eso sí, siempre bajo las normas especificadas en el manual de las 24 Horas de Spa para 2CV y Derivados, una competición de lo más dulce en la que el lado salvaje de estos pequeños sale a relucir todos los octubre en un trazado duro, lleno de agua y niebla en esas fechas.
Lo primero que nos llama la atención nada más abrir el panel que cubre el motor es lo mismo que al propio presentador: la escasa altura a la que se encuentra el motor. Ésto ayuda al coche a obtener un punto de gravedad muy bajo, elemento que suma a la hora de crear un coche mucho más estable y rígido de lo que se pudiera pensar viniendo de un Citroën de pura raza.
A ésto contribuyen los estabilizadores que se han incorporado y gracias a los cuales la fibra de la carrocería consigue no rozar el suelo aún tomando cerradas las curvas, añadiéndose a esta dureza en las suspensiones un agarre proporcionado por los neumáticos montados sobre unas llantas de 2CV ensanchadas gracias a su ensamble con el perfil exterior de las de un Peugeot 406.
Pero… Vamos al corazón de este bronco Dyane 6: su motor. Un motor capaz de entregar unos 40CV y que básicamente es el del original, incorporándose eso sí otro sistema de escape -un “lanzallamas” que sobresale por el lateral izquierdo- y un nuevo sistema de carburación en vertical respecto a los cilindros. Un bicilíndrico “bóxer” -otro de los curiosos parecidos que Guillermo Alfonsín saca respecto al 911- dotado de una resistencia legendaria capaz de empujar con brío los tan sólo 600 kilos que marca todo el conjunto.
Todo ello controlado por la caja de cambios original de 4 velocidades -donde la 2ª y la 3ª se encuentran en la misma vertical- y unos frenos de disco provenientes de un Citroën GS -sí, aquel coche que puede marchar “a la pata coja” sobre tres ruedas-. En suma, un Dyane 6 de competición con bastantes modificaciones pero con ninguna en los sustancial. ¡Lo que se puede llegar a hacer con ingenio y muchas horas de garaje!
SENSACIONES AL VOLANTE
Uno de los momentos más interesantes del vídeo es cuando el propio Guillermo se lanza a probar el coche por el Circuito de Calafat. Y pena que fuera un día lluvioso de esos que te piden un poco mas de mesura porque… Subiendo un poco los altavoces para escuchar ese sonido bronco “como de moto antigua”. y además sabiendo que su comportamiento es tan rígido y divertido como el de un kart con cierta potencia… Le dan ganas a uno de estar ahí atado a su único asiento Recaro galopando los 40CV de un coche que ofrece sensaciones muy deportivas respecto a su potencia.
Algo que se agudiza gracias a una posición de conducción muy baja, en la que las piernas van prácticamente estiradas y el piloto envuelto en una jaugla de seguridad dictada por las normas de las 24 Horas de Spa. Esas mismas 24 Horas para 2CV y Derivados de las que el padre del actual propietario quedó prendado en un viaje a Bélgica a comienzos de los 90, decidiendo construir este Dyane 6 “especial” que desde 1995 a 1999 participó en carreras de ascenso en Cataluña.
Posteriormente -y como pasa muchas veces en el mundo del clásico- las obligaciones familiares y laborales terminaron aparcando esta pequeño demonio en el garaje hasta que la siguiente generación lo desempolvó y puso al día con nuevos ajustes y un sistema eléctrico completamente nuevo. Y todo para, algún día, poder correr esa enérgica y simpática prueba de la que el padre quedó prendado. Las emocionantes historias que siempre esconde un clásico, ¿verdad?
UN 2CV DE CARRERAS MEDIANTE ‘CROWDFUNDING’
Tanto ha entusiasmado esta historia a Guillermo Alfonsín y su canal Power Art que acaba de lanzar un órdago que nos encantaría pueda cumplir. El tema es el siguiente: ¿y si compran un 2CV o Dyane 6, lo preparan, van explicando vídeo a vídeo todo el proceso de evolución mostrando así aspectos como la mecánica, el agarre o la aerodinámica y tras todo ello… Consiguen correr las 24 de Spa para 2CV y Derivados en la categoría de “prototipos”?
A nosotros la idea nos parece deliciosa. Si a ti también te lo parece recordarte que están orbitando en la idea de hacer un crowfunding -mecenazgo colectivo- para financiar el proyecto. Veremos qué va pasando. Y por la parte de los entusiastas padre e hijo responsables de este singular Dyane 6… Sólo esperar verlos correr dentro de poco en las 24 de Spa con su creación. Pasión que pasa de generación en generación, horas de mecánica y competición. Esta historia tiene lo mejor del mundo de los clásicos. ¿O no?