Miguel Sánchez
Uno de los mitos más manidos de Occidente es el del Judío Errante. Esta historia, no exenta de cierta polémica antisemita, afirma que desde los tiempos de Jesucristo son tres los judíos condenados a vagar sin rumbo por sus ofensas al mesías cristiano. En 1229 el monje e historiador Mateo de París situaba a uno de ellos -Catafilo- errando por Armenia.
Y en el más cercano 1993, un fraile de Toledo insistió haber visto a otro de ellos -Ausero- habitando en la ciudad.
Lo curioso de todo esto es que Citroën parece haberse apropiado de la esencia del mito. Eso sí, adaptándolo a una figura mucho más unida a la aventura de la carretera. Y es que, en el vídeo con el que la marca gala comienza a calentar motores para su inminente 100 aniversario, hay una especie de “autostopista errante” que, aunque va pasando por las décadas modelo a modelo de Citroën…. Éstas no parecen pasar por su rostro.
En el vídeo, este autostopista corre una constante aventura en la carretera unida por un mismo elemento: subir a diferentes coches de la marca Citroën. Un recorrido en el que vamos viendo lo divertidos y prácticos que son algunos de sus modelos, aunque también lo elegante y tecnológico de otros. Una historia de mochileros en la carretera para celebrar 99 años de coches ideados para transportarse en el día a día.
MUCHO MÁS QUE UNAS SUSPENSIONES JUGUETONAS
1948 fue el año en el que empezó a producirse el que posiblemente sea el modelo más significativo de Citroën, pero seguro el más rentable y extendido. Y es que, en fin, cuando consigues mantenerte casi sin cambios 42 años en la línea de producción… Puedes decir que has dado satisfacciones sobradas a tu empresa. Algo que puede decir el 2CV sin ninguna exageración; aquel coche que fuera diseñado para llevar a “dos franceses por un campo sembrado con unos sacos de patatas y una bandeja de huevos en el asiento”.
El 2CV es un prodigio de resistencia y practicidad con el que comienza la historia de este “autostopista errante”, recogido en medio del campo para ser invitado a experimentar todo lo que se puede llegar a menear este coche dando botes por un camino rural. Desde luego… Una de las experiencias más divertidas que puedas hacer con un clásico asequible como éste y que, además, es “marca de la casa” ya que sí algo distingue a muchos Citroën antiguos es este jugueteo con las suspensiones que, hidraulicas o no, puede llehar a marear.
Bueno, ésto… Y mucho más. Ya que una de las principales virtudes de algunos clásicos de la marca francesa es su carácter popular. ¿Por qué? Pues porque son muy prácticos. Ejemplo de ello es la también protagonista furgoneta modelo H. Uno de los vehículos industriales más extendidos en la Europa de posguerra gracias a ser esencialmente práctica: tiene lo mínimo, es muy amplia para su tamaño total, resulta muy fácil de arreglar y puedes hacer con ella mil perrerías sin que diga “basta”. Ni más ni menos es lo que se le pide a un vehículo comercial.
Uno de esos modelos “a la mínima expresión” que nos recuerda a otro de los seleccionados para el vídeo: el simpático y playero Méhari. Ese modelo descapotable, que tiene poco más que el chasis, el motor y algo de chapa… Pero que resulta perfecto para cualquier aventura. Al fin y al cabo… “méhari” es un término árabe para designar a un dromedario con gran capacidad de carga en relación a su tamaño y resistencia.
¿Acaso no está bien escogido el nombre?
MÁS ALLÁ DEL VEHÍCULO INDUSTRIAL
Pero ojo, la historia de Citroën no sólo es la de crear modelos tan prácticos como ligeros. Aunque echar una carrera por los caminos del pueblo entre un 2CV y un Méhari sea un plan de lo más divertido para una tórrida tarde de agosto español… En el vídeo también aparecen dos modelos que nos hablan de la capacidad de Citroën para hacer tanto berlinas elegantes como pequeños compactos llenos de personalidad. Y es que, aunque suceder al mismísimo DS no era una tarea fácil… El CX logró vender más de un millón de ejemplares durante sus 18 años en producción. Un perfecto ejemplo de berlina cómoda y elegante.
Otro de los Citroën clásicos en los que se monta nuestro “autostopista errante” es el mítico VISA GTI, uno de esos divertidos compactos ochenteros con los que poder fardar a rabiar por el barrio. Un coche de primeras anodino pero que, con algunos cambios en la carrocería y el motor… Pasaba a ser el automóvil deseado por cualquier joven con ganas de hacer suya la ciudad, con una mecánica tomada del Peugeot 205 GTI 1.6 que rendía hasta los 115CV.
Con semejante herencia, Citroën va sacando músculo para sus cercanos 100 años. Una historia llena de modelos prácticos, ligeros y muy divertidos. En fin, no sabemos si realmente existen tanto el judío como el autostopista errantes… Pero de existir entendemos por qué al menos uno de ellos siempre busca parar un Citroën para continuar con sus aventuras.
