El 28 y 29 de Marzo, justo el fin de semana anterior a la semana santa, en el recinto ferial de la localidad murciana de Caravaca de la Cruz tuvo lugar la tercera edición del Classic Motor Festival, una modesta feria dedicada a los autos y motos clásicas no exenta de encanto e interés, sin duda puesta en marcha por y para apasionados de nuestra querida afición.
No tenemos datos del número de asistentes, que como es lógico no eran muchos al tratarse de un evento de carácter local, pero el principal indicador, el aparcamiento de clásicos, nos permitía adivinar un ambiente festivo y entrañable que nos invitaba a entrar y recorrer los 5.000 metros cuadrados de superficie expositiva, así como las instalaciones del exterior del recinto.
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Classic Motor Festival: Actividades para todos
En el edificio principal estaban ubicados cerca de treinta expositores diferentes donde, como es habitual, se podían encontrar repuestos, accesorios, ropa de moteros, libros, revistas, miniaturas, piezas de colección y todo tipo de comercios y profesionales relacionados con este mundillo, así como también stands donde comprar productos comestibles artesanos de la zona, que siempre son de agradecer.
Así mismo había una nutrida muestra de vehículos clásicos, unos en venta y otros simplemente en exposición, donde destacaban algunos americanos como un Pontiac de 1948, un Cadillac Serie 62 de 1954, un Buick Century del 55, un Ford Fairlane del 58 o un espectacular Olds Delta 88 convertible en color naranja del 75.
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También les acompañaban algunos modelos europeos, como un Triumph GT6, Citroen GS, Dyane 6 y 2CV, BMW 1602, Jaguar XJ6, Porsche 911 y unas cuantas perlitas más. Sobresalía un precioso y escaso (en nuestro país) Daimler DS420 Limousine con transformación Landaulet, es decir, con el techo de la parte trasera practicable, ideal para bodas.
El pabellón contiguo, además de albergar un castillo inflable para niños, estaba destinado a venta de coches de particulares, entre los que se podía encontrar alguna que otra oferta realmente interesante, como un Mercedes 2.3 16V de 1985 por 9.000 €, un Mitsubishi Lancer de 1979 (el embrión de los actuales Evo) por 1.500 €, un Cadillac Seville de 1977 por 6.900 € y unos cuantos modelos más.
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En la parte exterior se había instalado una carpa dedicada a la restauración, en donde elaboraban arroces y migas que desprendían un atrayente olor. Era inevitable sentarse a degustar un generoso plato y refrescarse con una buena cerveza.
Entre algunas de las actividades preparadas, en la zona de aparcamiento se habilitó con conos un circuito de karting para que los más fogosos diesen rienda suelta a sus habilidades volantistas; y en el mismo lugar, en un momento dado, un especialista realizó una exhibición de drifting con un Fiat 500 preparado.
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Los visitantes que acudieron con sus automóviles clásicos estaban convocados, tanto el sábado como el domingo, a realizar una ruta por la zona, en la que, al menos el domingo -día en el que hicimos la visita- participaron numerosos aficionados, una muestra más del buen rollo que impregnaba el ambiente.
Curioseando por el aparcamiento
Uno de los principales entretenimientos de este tipo de eventos es dar una vuelta por la zona donde están estacionados los coches y motos del resto de visitantes, aprovechando para realizar unas fotos e intercambiar impresiones con otros aficionados. Es un momento maravilloso en el que la conversación fluye; hay que ver la cantidad de cosas que se aprenden hablando con los propietarios, pues estos son sin duda los que mejor conocen todos y cada uno de los detalles de sus añejos cacharros.
Entre los muchos que había, resaltaremos algunas excelentes unidades de BMW: Dos preciosos serie 6 (E24) de la primera serie, un 628CSI del 80 y un 633CSI del 77 -esta última una de las unidades más antiguas que se encuentran en España. También había un serie 8 (E31) y un 325i (E30); tres veteranos Citroen, un C4 de 1931 y dos 11; un simpático Biscuter perfectamente restaurado y una impresionante réplica del Lancia Delta Integrale Martini con el que los legendarios Biasion, Kankkunen y Auriol participaron en el mundial de rallyes de 1990 y al que solo le faltaba la jaula antivuelco.
Otra pieza interesante era una recreación, y bastante fiel, de un Ferrari 250 GTO, seguramente sobre la base de un Porsche 944 con el que se debe consolar quien desee tener una de estas maravillas y no pueda (o no quiera) pagar los 38 millones de dólares por los que se adjudicó la última unidad subastada. Asimismo, pudimos ver un magnífico Renault 5 Turbo 2, cuyo dueño nos contó su odisea particular para conseguir la firma del genio Jean Ragnotti que luce en su capó; unos cuantos Volkswagen Escarabajo y uno de sus primos, un Karman Ghia descapotable, clásicos populares españoles y más, muchos más.
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Una visita acertada
En resumen, es una feria interesante y muy animada, pero tampoco nos engañemos, dista mucho de las más importantes que se celebran en nuestra geografía. Aun así, es una visita obligada para todos los que vivan por la zona y muy recomendable para aquellos que no tengan muchos kilómetros que recorrer.
No se puede pedir más por menos: la entrada era gratuita para conductor y un pasajero si acudían en vehículo clásico, los menores de 14 años tampoco pagaban y el resto tuvieron que desembolsar tan solo 3 €. Pero además, como complemento, cuenta con el atractivo turístico de poder visitar el pueblo de Caravaca, dar un paseo por sus típicas calles y subir hasta el santuario, sin duda un viaje que merece la pena. ¿Se animan el año que viene?
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