TEXTO Y FOTOS CLASSICMADRID: LA ESCUDERÍA
Entré por la puerta y subí directamente a la tercera planta. Suele ser deslumbrante, allí está lo mejor del salón en donde los compra-venta de prestigio españoles -y también alguno portugués-, se ocupan de poner toda la carne en el asador. Al terminar la escalera mecánica, lo primero que llamó mi atención fue el stand de los manchegos Motos HD que esté año, francamente, vinieron sembrados.
Las motocicletas que traían, y me vais a perdonar por la expresión, eran acojonantes. Coronando el stand, nada más y nada menos que una Brough-Superior, la reina de la carretera de preguerra. A su alrededor, y entre otras, máquinas tan inusuales como una Indian Four, una FN belga antiquísima y también tetracilíndrica, y una tríada de ‘percherones’ con sidecar: Husqvarna bicilíndrica de 1916 (¡!), una Zundapp militar con el side más delicioso que hayáis visto y una más habitual, aunque nacional, Harley WLA.
CLASSICMADRID: LOS COCHES
Pero bueno yo sé que a los lectores de La Escudería os gustan sobre todo los coches, así que volveremos sobre las motos más adelante. Nada más decir acerca de las dos ruedas que casi a la entrada de la planta alta, a mano derecha en el espacio de la organización, podía admirarse una Guzzi Le Mans III de finales de los años 70 en perfecto estado de revista. Allí, sola en la inmensidad de lo que es el espacio de charla y debate de la feria (en donde se contó este años con la presencia de personalidades como Emilio de Villota o el pintor Juan Carlos Ferrigno, entro otras), se encontraba una de las burras más carismáticas y capaces de su época.
Avanzando por el pasillo central me quedé atrapado entre el stand de Coupe-Pueche y el concurso de elegancia de automóviles que este año estaba dedicado a Hispano-Suiza. Realmente era un sitio en el que detenerse: Allí donde mirases sólo había cosas bonitas. Por un lado, Maserati 3500GT, Delahaye 135 Sport, Lagonda, Rolls-Royce y Packards de preguerra; por otro, una muestra realmente interesante de la marca española que reunía no sólo buenas piezas de turismo, si no también dos unidades con carrocería deportiva que, aunque desconozco su originalidad, me parecieron muy novedosas y bien hechas.
Sin embargo, el Hispano más fascinante de la feria se encontraba en el stand de enfrente: Un Hispano K6 (los ‘pequeños’) de los años 30 con carrocería francesa que era un auténtico portento. No alcanzo a entender cómo no le habían hecho cruzar el pasillo al concurso de elegancia porque, por lo menos a mis ojos, se habría llevado el Best of Show de calle. Bueno, el caso es que se podía disfrutar allí donde estaba, y era un privilegio. Quizá eché de menos también que el espacio del concurso de coches, que ganó un H6B Hibbard & Darrin, estuviera un poco más decorado.
El pasillo desembocaba en el espacio del especialista en Mercedes Cochera, en el que habitaba un bestial coupé AMG de la serie W124, versión según tengo entendido difícil de ver. Justo enfrente estaba el stand de FEVA, que desplegaba un Brush Roundabout de 1907 y una Indian Power Plus de carreras un poco más moderna. Detrás de ambos, el stand de Cars Clásicos, que la verdad es que estaba muy bien: Unos imponentes Packard y Lagonda de preguerra, a los que daban la réplica un lujoso Mercedes 300S de la década de 1950 y un Alfa 2600 Touring, entre otros.
RENAULT 5 ELECTRICO, SEAT EN RODAJE Y CONCURSO DE MOTOS
Ya al fondo se encontraba la zona de la poli y los clubes, entre los que destacaba el Club de Clásicos Renault 3, 4, 5, 6 y 7 que celebrada el cincuenta cumpleaños del R5. ¿De dónde sacaron una unidad de la variante eléctrica Leopard? No lo sé, pero era un auténtico unicornio que lucía con sus inmensas baterías en el lugar que debía ocupar el motor de combustión. Rarísimo. Además trajeron, si no recuerdo mal, la unidad número 1 del Copa. Sin duda, dos vehículos dignos de admirar.
Desviándonos hacia los laterales de la nave se podían ver piezas interesantes salpicadas a intervalos más o menos regulares: Una Giulia SS aquí, un 944 Silver Rose allá, un Citroën Traction Avant yo diría que transformado en cabriolet (aunque igual de bonito que el original), una Ossa Enduro E73 restaurada… Pero, sobre todo, los autos que había traído la colección ‘Seat en Rodaje’ y que incluían ejemplares tan escasos como un Ibiza Cabrio, la primera unidad del Samba, un 132 ambulancia totalmente equipado, uno de 600 más antiguos que se conservan (el 64) o un Toledo Podium, unos de los 23 que se hicieron para los medallistas españoles de Barcelona 92.
En los laterales también se encontraban dos marcas que, por regla general, valoran su pasado y lo promueven oficialmente. Íntimamente ligadas, se trata de Renault y de Alpine. La primera celebraba por todo lo alto el aniversario del R5, con unidades TL, Copa, Baccara, GT Turbo y MaxiTurbo; la segunda, nos dejaba disfrutar una vez más de su berlinetta actual, que es un clásico desde el primer día, junto a una de sus antecesoras.
Antes de pasar a recorrer el resto de plantas del salón, tan sólo me queda una cosa más que decir de la tercera: ¿Por qué las lustrosas motos del concurso de restauración quedaron relegadas a una esquina al lado de los baños? Doy un cariñoso tirón de orejas a la organización, ¡el año que viene hay que aprovecharlas más! Una preciosa Terrot de los años 30, una Matchless o una Ducati 24 Horas (y una SD 900), entre otras concurrentes, bien lo merecían. Son el ejemplo de todo es esfuerzo que entraña nuestra afición.
LA ENTREPLANTA DEL PABELLÓN DE CRISTAL: GRASA Y MOTOS
A los salones no les está resultando fácil volver tras la pandemia, y lo sé. Los asistentes debemos hacernos cargo de que el periodo 2021-22 es posiblemente un tránsito hacia una vuelta a la actividad completa o, incluso, hacia un concepto de feria diferente. Por ello, en mi opinión, debemos tratar de disculpar, al menos por esta vez, cuando tengamos la sensación de que los pasillos son demasiado anchos. Ya pasó también en Retrómóvil: A los salones parece que están acudiendo menos recambistas y eso lamentablemente se nota.
Lo que parece que sí se mantiene en buena forma es la presencia de motocicletas entre los diferentes recambios y objetos de automobilia. Gaudenzi traía dos Benelli Sei (seis cilindros), una Gilera Saturno y una BMW GS1000 que daban ganas de llevarse al huerto, entre otras muchas máquinas. Un poco más allá había una Guzzi V7 Sport también en venta junto a una bonita Harley WL y una Bultaco Metralla; y una colección de Pepos, que parece que poco a poco van siendo valorados. En fin, había motos interesantes para curiosear aquí y allá. En otro orden de cosas, también había un par de surtidores de gasolina de preguerra que quién hubiera podido llevarse. Ah y un Topolino restaurado que daban ganas de abrazarlo…
ABAJO: PRODUCTOS, SERVICIOS Y CAR CORRAL
Abajo del todo, como seguramente sabéis, está la cafetería. Así que una cervecita y a seguir, a ver qué más vemos. Nada más salir de la escalera la cosa pinta bien: Me encuentro con una VW T2 de primera serie con gran cantidad de cristales; no sé si es la que más tiene (que se supone que es la más valiosa) pero ésta es una belleza y se vende por un precio que considero razonable para su versión y estado: 68.000 euros. Espero que haya encontrado un padre.
Libros, revistas, miniaturas, algo más de recambios…y en el centro de la planta un Mercedes SLS de competición. Moderno diréis, pero qué estilo, y qué malas pulgas. En el lateral de la derecha la expo de los bomberos, con un camión que ya había visto antes pero que es una monada. Es un Dennis.
Y al otro lado el Car Corral, o espacio de venta entre particulares. Aquí lo que más me llamó la atención fue un furgón Mercedes L319D de mediados de los años 60: Se vendía por 24.000 indicando la buena base que es para una camperización. En mi modesta opinión, mejor camperizar una Ford Transit de los años 90 o comprar una autocaravana Mercedes como Dios manda y no invitar a alterar la originalidad de un vehículo industrial tan antiguo. Merece ser conservado tal y como está.
Y bueno luego también un R5 Copa Turbo que estaba fenomenal pero no sé yo si no iba un poco pasado de precio. En fin, es la ley de la oferta y la demanda, si aparece alguien y se lo lleva pues ya está, pero aunque me gustó mucho yo no hubiera picado 😉 Igual me equivoco, pero el caso es que lo que pedían por él me sorprendió. También es verdad que luego vienen a uno a negociarle todo. así que supongo que su afortunado propietario jugaba con un margen de seguridad (que no obstante, contribuye a hinchar los precios, algo que creo que pasa en España más de lo saludable).
Y… esto es todo. ¡Nos vemos el año que viene ClassicMadrid! Os dejamos también el vídeo del evento…