La unión hace la fuerza
¡Es innegable! El español -al menos el aficionado español por las mecánicas de otras épocas- sigue siendo un individualista recalcitrante. Los vientos modernos no han conseguido extirpar lo que históricamente ha sido uno de nuestros principales signos de identidad. La piel de toro sigue plagada de aficionados autodidactas luchando solos -como auténticos robinsones- para resolver los problemas que les va planteando su afición. Nada les amedrenta y lo más divertido es que muchas veces se salen con la suya. Quizá podrían haberlo hecho mejor o haberlo conseguido antes, o con menos esfuerzo, si se hubieran apoyado en otros; claro que, entonces, también hubieran tenido que compartir la paternidad del resultado.
No será LA ESCUDERÍA quien critique esta faceta de nuestra personalidad; además, creemos en sus bondades. Sin embargo, nos vamos a permitir resaltar aquí un serio inconveniente del individualismo: Nos referimos a la idea bastante enraizada entre quienes llevan este planteamiento al límite de que los grupos, la asociación y colaboración entre personas, no sirven para nada. Una idea que hemos oído muchas veces y que nos parece completamente equivocada. Por mucho que nos guste y nos atrevamos a hacer las cosas solos, resulta insostenible pensar que los clubs y asociaciones no pueden facilitarnos la vida. Así, por ejemplo, un club mono-marca o mono-modelo puede proporcionar en poco tiempo un montón de información (trucos, especialistas, documentación, etc) que se tardaría años en adquirir individualmente.
Pero es que, además, HAY UNA COSA PARA LA QUE LA UNIÓN NO SÓLO ES ÚTIL, SINO QUE SE HACE TOTALMENTE E-S-E-N-C-I-A-L: NOS REFERIMOS AL DIALOGO CON LA CLASE POLÍTICA.
Actualmente nos enfrentamos a problemas que solo pueden ser resueltos por las Administraciones Públicas (exención de impuestos de circulación, adecuación de tramites ITV, simplificación y abaratamiento del procedimiento para legalizar vehículos históricos, normas anticontaminación etc.) y es muy posible que esta tendencia se acreciente en un futuro relativamente próximo, en el que hasta la propia supervivencia de nuestros preciados vehículos pueda estar en sus manos.
La clase política considera muy importante la cantidad. El sistema democrático les hace pensar siempre en el número. La posición de un ciudadano es, para ellos, tanto más defendible cuanto mayor es el colectivo en que se encuadra y mejor organizado está. EL NUMERO MANDA y frente a esta realidad el principio de que LA UNIÓN HACE LA FUERZA se convierte en una verdad incontrovertible.
Sólo por esto, las personas que integramos la redacción de LA ESCUDERÍA sostenemos que:
- Como aficionados de a pie, aunque pensáramos que no podemos encontrar en un club de nuestra zona a nadie con el que pasar un buen rato, o creyéramos que ningún socio pudiera contarnos algo nuevo, NOSOTROS NOS HARÍAMOS SOCIOS DE UN CLUB.
- Si fuéramos responsable de un club, NOS AFILIARÍAMOS INMEDIATAMENTE A LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE VEHÍCULOS ANTIGUOS (FEVA), aunque creyésemos que no fuéramos a obtener ninguna otra ventaja con ello. Por sólo mencionar tres cuestiones importantísimas, FEVA ha conseguido: a) que los Reglamentos de Eventos sellados por ella sean considerados adecuados por la Administración competente, b) Ha negociado los preceptivos seguros de Responsabilidad Civil en magnificas condiciones (nos lo dice Sergio Romagosa, que de esto sabe un poco), y c) Está a punto de lograr un nuevo Reglamento de Vehículos Históricos que mejora en mucho al vigente actualmente.
La FEVA tiene ya el reconocimiento de las Administraciones Públicas de nuestro país, gracias a la seria y eficaz labor que viene desarrollando de unos años a esta parte su actual Junta Directiva. Y lo que es más importante, está ejerciendo esa representación de forma positiva, promoviendo soluciones a problemas REALES que nos afectan A TODOS. Fue ella la que, junto con Automovilistas Europeos Asociados (A.E.A.), consiguió abrir la puerta de la Exención del Impuesto de Circulación para nuestros preciados vehículos; también fue esta federación la que ha conseguido que la nueva regulación de los eventos con vehículos históricos sea soportable por los clubs e incluso positiva para nuestra afición al clarificar algunas cuestiones hasta ahora peligrosamente confusas, como la relativa a la naturaleza NO deportiva de estos eventos.
En los últimos años hemos dado un salto de gigante para equipararnos a nuestros vecinos europeos (cientos de clubes, varias publicaciones especializadas, mercados, salones, servicios de todo tipo, etc). Pero no nos equivoquemos: todo estará en el aire mientras no consigamos aglutinar nuestras fuerzas para que los políticos nos escuchen.