FOTOS COLIN CHAPMAN: TEAM LOTUS
Que la fortuna favorece a los audaces es uno de esos tópicos que no siempre se cumplen pero que a veces… Parecen materializarse. Algo así fue lo que le pasó a Colin Chapman cuando en los 60 enlazó una y otra victoria en la F1 gracias a ser el más osado en lo que se refiere a la concepción de sus coches Lotus. Mientras la mayor parte de los constructores estaban enfrascados en cómo hacer más y más potentes los motores de sus bólidos, este ingenioso caballero inglés desdeñaba la acumulación de caballos sabiendo que si bien éstos te dan mayor velocidad en recta… La ligereza te la da en todos los tramos del circuito.
Bajo esa premisa Chapman espoleaba a sus ingenieros y mecánicos a fin de trabajar sin un descanso que sólo llegaba cuando el coche “pesase 50 kilos menos que lo fijado en el reglamento”. Poco a poco esta filosofía constructiva empapó a todos los monoplazas -y también deportivos de serie- de la marca hasta que en 1962 la aparición del Lotus 25 cambió para siempre la concepción de los bólidos de competición gracias a la incorporación del chasis monocasco.
Entonces comenzaron los años felices junto al piloto Jim Clark y sus victorias en el Campeonato de Pilotos de F1 en 1963 y 1965 en una carrera hacia el éxito que sólo pudo parar la muerte del mismo tres años más tarde, precisamente a los mandos de un Lotus. Mientras tanto las audacias de Chapman se iban sucediendo creando una lista de innovaciones que hoy en día son uso común en la categoría reina del automovilismo: el “efecto suelo” aprovechando el aire que fluye bajo el chasis como elemento de agarre pensado por vez primera para el Lotus 78, los radiadores laterales del Lotus 72, la utilización del motor como elemento de anclaje de las suspensiones en el modelo 49 de 1967…
Todo una enciclopedia para los amantes de la ingeniería del motor que, sin embargo, nunca dejó de tener el sello artesanal de Chapman. A pesar de haber entrado de lleno en el circo de la Fórmula 1, Lotus fue durante décadas una empresa familiar donde Colin y su mujer ideaban las competiciones desde su casa en la campiña inglesa. Algo que supo recoger este reportaje de la BBC que en 1968 mostraba a través de una larga entrevista y acompañamiento a las carreras los inicios y asentamiento de Lotus.
GRABADO EN EL MOMENTO JUSTO: 1968
Para muchos precisamente 1968 fue el año en que situar el clímax de la carrera de Colin Chapman y su legado para la F1; no es que a partir de ese momento éste dejara de innovar -enormes avances como el efecto suelo llegaron de hecho durante los 70, década en la que Lotus siguió siendo puntal de innovación en el uso de la aerodinámica- pero sí es cierto que se produjo un gran cambio de actitud a raíz de la muerte de su piloto y amigo Jim Clark.
De hecho, fueron varias las voces que señalaron a Colin como responsable más o menos directo en la muerte de algunos pilotos, ya que su obsesiva búsqueda de la ligereza hacía que muchos monoplaza Lotus montasen piezas realizadas con materiales pocos sólidos, no pudiendo siquiera acabar algunas carreras debido a averías o accidentes provocados por roturas. Quizá una crítica excesivamente dura porque, si bien es cierto que el talante competitivo de Chapman hacía que sus coches explorasen ciertos límites, pilotar aquellos monoplazas era una empresa arriesgada en la que el piloto sabía perfectamente dónde y a qué estaba jugando.
Por todo ello el trato de Colin para con sus pilotos se volvió esquivo desde la muerte de Clark; no por una falta de modales -los cuales tenía a la exagerada manera de un buen caballero inglés capaz de no perder la compostura aún en el peor momento- sino por miedo a, como contaba Fittipaldi recordando su paso por Lotus, cobrar en demasiada estima a alguien que podría morir en cualquier momento. De hecho pocos años después, en 1978, Ronnie Peterson fallecía tras el Gran Premio de Italia por las complicaciones que 20 fracturas en sus piernas provocaron hasta acabar en una embolia grasa que lo llevó a la muerte.
COLIN CHAPMAN: UNA VIDA DEDICADA A LA INGENIERÍA
En 1982 la muerte sorprendió a Chapman en forma de infarto con tan sólo 54 años, justo en un momento en el que acaba de cerrar algunos turbios asuntos con John DeLorean y la fabricación del mítico -y único- modelo de la marca fundada por este norteamericano en la factoría que el gobierno inglés le facilitó en Irlanda del Norte.
En aquel baile de subvenciones destinado a fomentar el empleo en una zona que servía como caladero de militantes para el IRA DeLorean estafó unos 10 millones de libras al gobierno de Londres, empezando un baile de juicios donde se sucedieron hasta su muerte en 2005 asuntos de narcotráfico, cuatro matrimonios, conversión a una rama del cristianismo evangélico radical, 40 pleitos con la justicia norteamericana… Juzguen ustedes mismos.
Negocios aparte, lo cierto es que Colin Chapman es, sin duda y por derecho propio, uno de los grandes nombres en la historia de la Fórmula 1. El personaje de una vida de novela en la que tras estudiar Ingeniería Estructural y servir por un tiempo en la Real Fuerza Aérea Británica llevó hasta lo más alto una modesta escudería inglesa.
Una historia tan fulgurante que, para seguir escribiéndose en unos tiempos cada vez más complejos, requirió de que la familia Chapman dejara las bridas de la compañía en manos de socios y consorcios donde uno ya no sabe a qué o quién pertenece lo que está comprando cuando entra en un concesionario. Quizá por ello merece la pena recuperar este breve documental grabado en un tono intimista en 1968, porque aunque no cuente la totalidad de la historia… Se queda justo en el momento en que ésta más se parecía a un cuento de hadas.