El pasado sábado 18 de Octubre tuvo lugar el «IV Encuentro Internacional 2014 Auto Clásicos San Agustín del Guadalix». Se trata de una gran concentración anual de coches y motos clásicos que se celebra junto a la piscina municipal de la localidad, en la Calle Cataluña, a unos 35 kilómetros de Madrid.
Gracias a la gran labor efectuada por la organización, la reunión ha crecido tanto durante sus cuatro años de vida que el espacio se ha quedado pequeño. Además de la avenida principal, este año se habilitaron las calles adyacentes, que también se colmaron de coches; llegó un momento en el que no cabían más y se hizo una pequeña cola de espera para que los organizadores encontraran hueco para poder ubicar a todos.
Aunque se solicitaba una inscripción previa para asistir al evento no era imprescindible realizarla, y todo aquel que acudió en su vehículo clásico tuvo acceso a la zona de reunión. La entrada era gratuita, tan sólo se solicitaba un donativo en especie, un kilo de comida que iría destinado a un comedor social.
Una buena excusa
Afortunadamente, en la comunidad de Madrid están proliferando este tipo de concentraciones en fin de semana, ya sea con carácter anual, como ésta, o mensual, como en Navacerrada, Torrejón de Ardoz, Brunete, Alcalá de Henares, Villaviciosa o Navalcarnero. En verdad, es un pretexto maravilloso para que todos aquellos que tenemos un vehículo clásico lo saquemos del garaje más a menudo y de forma relativamente segura.
Cuando salimos con nuestro querido coche o moto -o camión o autobús, aunque eso ya es más inusual- para comer, tomar una cerveza, o simplemente para dar un paseo y charlar con otros aficionados, no es lo mismo tener que aparcarlo en cualquier calle o parking junto a automóviles actuales que hacerlo entre otros clásicos cuyos dueños saben valorar y respetar este tipo de patrimonio.
No sé si será por esa horrible ley de un tal Murphy, o simplemente por mala suerte, pero estoy absolutamente convencido que los clásicos estacionados atraen a los torpes, despistados e irresponsables; y en muchísimas ocasiones, cuando vamos a volver a casa, nos encontramos con la desagradable sorpresa de descubrir un nuevo arañazo, un paragolpes descolgado, o los trocitos de cristal o plástico de una de las ópticas desperdigados por el suelo. Vamos, que se siente uno más tranquilo en una quedada de clásicos que en el aparcamiento de Ikea.
Ambiente lúdico
Volviendo a la concentración, hay que destacar el carácter festivo del evento; no era sólo una reunión de «frikis» hablando de temas técnicos, también había mucha gente y un montón de niños con ganas de pasarlo bien. Algunos participantes, sobre todo los que acudían con coches americanos, iban vestidos de época en sintonía con sus monturas.
En el aparcamiento de la piscina se habilitó una carpa de restauración (de estómagos, no de autos), algunos comercios y un castillo con tobogán hinchable. Sobre las 13,00 h, estaba preparada una excursión por las principales calles de San Agustín, escoltados por un vehículo de la Policía Local para que todos los habitantes pudiesen contemplar tan ilustres visitantes.
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De todo un poco
Calculo que en total pasaron por la alfombra roja que recibía a los asistentes más de trescientos vehículos de todas las épocas y procedencias. Deportivos, descapotables, todo terrenos, haigas americanos…
Destacaban entre otros algunos autos de los años veinte, como un Whippet Overland del 29 y un Ford A Model Roadster. Había otro Ford, también tipo A, pero en este caso Tudor y con un «rat look» muy llamativo.
Con formas clásicas acudieron un par de Citroen 11 en extraordinarias condiciones. Siguiendo con la marca del doble chevrón, pudimos ver bastantes de sus modelos: los indestructibles 2 CV, Dyane 6, Visa, DS, GS y un gigantesco CX con carrocería break o familiar.
Representantes de la marca española Seat, como es lógico, había muchos ejemplares. Los 600, 124, 124 Sport, 850 o 127 no podían faltar. Además acudió un precioso 132 1800 de la primera serie, modelo cada vez más difícil de encontrar. También había una exquisita unidad restaurada al detalle del monoplaza Selex ST3 que se estrenó en la fórmula 1430 promovida por Seat.
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Los americanos
Aparte de un montón de clásicos populares, como los que hemos citado y muchos más de otras marcas que suelen ser habituales, destacaba la representación de coches americanos, con deportivos como Chevrolet Corvette de varias generaciones, Ford Mustang o un impresionante Cadillac Eldorado al que no le faltaba detalle, con su música de Elvis, su figurita en el salpicadero, los dados de Las Vegas y una bandeja con Coca Cola y hamburguesa. Le acompañaba un Pontiac Grand Ville, modelo con el que comparte plataforma.
Llamaba poderosamente la atención un raro vehículo, un CMC (Classic Motor Carriages) Classic Tiffany, basado en un Mercury Cougar de los ochenta y vestido con una peculiar carrocería de líneas barrocas. Otro coche que acaparaba la atención de todos era un impresionante Lincoln Capri del 58 pintado en color rosa chicle, a juego con su interior y con su conductor.
Y sin duda, uno de los clásicos que más despertaba el interés de los más pequeños… bueno… y de los mayorcitos, era el Pontiac Trans Am más famoso de la pequeña pantalla, «El coche fantástico», una réplica con su interior abarrotado de botones y pantallitas en el que se podían escuchar fragmentos de la serie.
Lancia, Land-Rover y más
Estuvieron presentes en el encuentro una pequeña representación de dos clubes. Por una parte el Club Lancia, con algunos modelos del deseado Delta Integrale, un Dedra, un Beta HPE de los que fabricó Seat a finales de los setenta, un Flavia 2000 Coupé, el cual llegó con un ligero calentón y un precioso Fulvia Coupé HF.
Por otro lado, el Club Land Rover, con el que acudió una unidad de las fabricadas en Reino Unido antes de que Santana Motor llegara a un acuerdo con la marca inglesa para la producción en nuestro país del popular todo terreno. De este periodo había varios representantes de distintas series, tamaños y carrocerías, incluido un LR Ligero militar.
De los denominados Youngtimers, autos fabricados en los ochenta y noventa, había una legión: Jaguar XK, BMW M3, Audi Quattro, Escort RS Cosworth, Volkswagen Golf GTI…
Ya por último, nos llamó la atención un automóvil muy difícil de ver actualmente España: una unidad del Fiat 130 Coupé, con su precioso diseño de Pininfarina de líneas rectas que alberga un motor V6. Su caro mantenimiento, consecuencia de su delicada mecánica de origen Ferrari, y su mala fama, han contribuido a que hayan sobrevivido muy poquitas unidades.
Sin duda fue una concentración de las que merece la pena acudir, divertida y con bastantes alicientes para quienes disfrutamos viendo clásicos. El año que viene no nos la perderemos.