Fotografías: Sergio Calleja
Durante siglos la caza de la ballena fue una de las principales actividades económicas para los marineros vascos. Tanto así que ya en el siglo XVI sus barcos se atrevían a explorar los confines del Atlántico Norte en busca de la ballena franca. Un gigante del cual se han llegado a registrar ejemplares con más de 20 metros de largo y hasta 72 toneladas de peso. Antiguamente abundante, pero tan depredado hasta tiempos recientes que su población actual se cifra en tan sólo unos 400 ejemplares.
El resultado de un trabajo que fue sustento para la población de Biarritz hasta mediados del siglo XIX. Momento en el que las élites parisinas del gobierno de Napoleón III -último monarca de Francia- descubrieron las posibilidades recreativas de la localidad gracias a la calidad de sus aguas. Así las cosas -y al igual que otros lugares como Santander o San Sebastián- Biarritz pasó de vender carne de ballena a cuidar de las carnes magras de la burguesía. Clase social que durante el siglo XIX invirtió no pocos afanes en dotarse del mismo decoro y pompa que luciera la aristocracia en tiempos previos a 1789.
En este sentido, Eugenia de Montijo -esposa de Napoléon III- se hizo construir en 1854 el actualmente conocido como Hôtel de Palais de Biarritz. Posiblemente el edificio más representativo del veraneo de lujo en la localidad. Convertido desde hace décadas en un imponente hotel, el cual ha servido como punto de encuentro para el Concurso de Elegancia de Biarritz celebrado los pasados 17, 18 y 19 de septiembre. Sin duda una declaración de intenciones de lo que quiere ser este concurso, el cual espera codearse en breve con otros como Villa D’Este o Peeble Beach.
CONCURSO INTERNACIONAL DE ELEGANCIA DE BIARRITZ. LA EDAD DE PLATA
Comúnmente se conoce como Edad de Plata a aquella que pretende no sólo continuar sino incluso emular a otra anterior claramente exitosa. Definición en la que bien puede encajar el presente Concurso de Elegancia de Biarritz. Ya que se nos presenta como la reedición del celebrado desde 1929 hasta 1958. Certamen en el que se reunía buena parte de la alta sociedad del momento -diseñadores y modistos incluidos- en torno a una panoplia de impresionantes automóviles que, décadas después, se han convertido en clásicos dignos de los mejores concursos internacionales.
Liga a la que desea acercarse Basque Classic Cars. Organizadora de la cita de Biarritz, en la cual se ha apostado por un nivel lo más alto posible dentro de un ambiente con claras reminiscencias a la época dorada de esta ciudad-balneario. Un lugar que brinda el fondo ideal para lucir estos clásicos. Entre los cuales hemos encontrado más de setenta ejemplares al más alto nivel, incluyendo dieciséis previos a 1940. Categoría que no puede faltar en un concurso de elegancia que pretenda ser referente, ya que aquí se encuentran muchos de los automóviles más fascinantes y exclusivos de la historia.
Un hecho refrendado por modelos como el Isotta Fraschini Tipo 8A chasis nº843 de 1925. Verdaderamente sensacional. Más aún si tenemos en cuenta que esta unidad jamás ha recibido una restauración integral. Hecho que nos habla de la calidad del modelo, el cual se concibió como un “Rolls-Royce a la italiana” capaz de engrosar una factura más alta incluso que la de un Duesenberg J. No obstante, para todos aquellos que prefieran el canon británico Rolls-Royce estuvo representado en el Concurso de Elegancia de Biarritz con tres unidades. Trío en el cual destaca un ejemplar muy unido a la edad de oro de este evento: el Rolls-Royce Phantom II S Coupe Continental ganador del último certamen de la primera época.
LOS GRANDES MODELOS DE PREGUERRA. ELEGANCIA CLÁSICA
Actualmente depositado en el Museo Torre Loizaga, el Phantom II S Coupe Continental de 1932 carrozado por el australiano Martin & King es uno de los Rolls-Royce más llamativos de todos los conservados en España. Ganador de la edición correspondiente a 1958 -última de la primera época-, este modelo fue el nexo de unión entre pasado y futuro en Biarritz. Un ejemplar que ya es conocido por la afición gracias a su presencia en Classic Auto Madrid o Rétromobile Paris. Muestras donde ha servido para realzar la historia de los Continental, pensados por Henry Royce como modelos más aptos para las carreteras del continente europeo que para las de la ínsula británica.
Un carácter que puede verse en su chasis más corto sobre el cual se montan ballestas más duras. Especificaciones que hacen del Phantom Continental un vehículo con mejor respuesta en alta velocidades. Justo lo que un conductor británico podía experimentar en las largas rectas francesas en vez de la lentitud propia de las reviradas sendas de la Inglaterra rural. Además, con los Continental Rolls-Royce quiso enfocarse a una clientela con ciertas ínfulas deportivas. La cual aspiraba a conducir su coche de forma briosa en vez de ir en el asiento trasero de un modelo con chasis largo conducido por un chófer pausado y experto.
Barriendo para Francia también destacaron dos Delage. Especialmente el D6 11S de 1933. Un precioso descapotable en tonos crema rematado con un adorno de capó sobre la parrilla en cristal Art Déco. Muy representativo de los tiempos de oro en Biarritz antes de la Segunda Guerra Mundial.
Además, el Museo de la Torre Loizaga también llevó un Hispano-Suiza K6 de 1936. Uno de los modelos más interesantes en todo el Concurso de Elegancia de Biarritz, el cual corresponde ya a los Hispano-Suiza fabricados en la factoría parisina de Bois Columbes.
Su carrocería sin pilar central firmada por el taller VanVooren puede parecer un la de un coupé. Aunque en realidad esconde cuatro puertas con las traseras en apertura suicida. Un trabajo ingenioso y elegante, bajo el cual se esconde un motor de seis cilindros con 140CV. Tan sólo veinte por debajo de los entregados por el Bugatti Type 57C Cabriolet de 1939 coganador de este Concurso de Elegancia de Biarritz. Un modelo que, a pesar de su estética aristocrática, cuenta con el chasis de la versión C ideado en 1937 como variante de carreras del Type57.
AÑOS 50 Y 60. LOS MÁS NUTRIDOS DEL CERTAMEN
Aún absortos por los grandes clásicos de preguerra -desgraciadamente escasos en las muestras y eventos convocados en la Península Ibérica- pasamos a glosar los modelos de las décadas del cincuenta y el sesenta. Amplia mayoría en este Concurso de Elegancia de Biarritz, donde destaca aunque sea por el nombre el Cadillac Eldorado Biarritz de 1959. Y es que, a partir de la segunda generación del que posiblemente sea el modelo más icónico de los años cincuenta en los Estados Unidos, la versión descapotable recibió el nombre de la ciudad francesa. Curioso homenaje transoceánico, más aún cuando la versión de techo duro recibió el apelativo de Sevilla.
Más allá de esta conexión atlántica, lo cierto es que quitando un AC Cobra y un BMW 507 todos los modelos de estas décadas eran europeos. Y esto lo afirmamos por dar algo de razón a aquellos que consideran a estos dos últimos modelos creaciones tan americanas como europeas. O viceversa. En el caso del AC Cobra por lo británico del chasis. Y en el del 507 porque, aún siendo un BMW, no deja de ser una creación inspirada por el importador neoyorkino Max Hoffman. Deseoso de un roadster ligero para vender a californianos anhelantes de estilo europeo.
Un hilo que sigue hasta en el nombre el Talbot-Lago T14 America Coupé de 1957 con motor BMW V8. Último modelo de la casa francesa, del cual sólo se fabricaron unas 12 o 14 unidades como epílogo a las 40 del Talbot-Lago Sport del cual deriva. Una auténtica rareza de esas que confirma la altitud de miras para esta nueva etapa del Concurso de Elegancia de Biarritz. Trayendo modelos muy concretos capaces de superar el medio millón de euros en subastas organizadas por Bonhams.
Ya en un tono más personal, como seguidores de Lancia fue interesante ver dos Aurelia bien distintos. El más famoso y verdadero hito descapotable de Pininfarina B24 pero, sobretodo, el anterior y mucho menos conocido B50. Sin duda bastante más tosco en sus líneas, pero realmente interesante para aquellos enfocados en capturar rarezas de la casa de Vicenzo Lancia.
Un buen nivel que siguió con rarezas como el Abarth-Simca 130S. Un pequeño modelo de carreras donde se une lo mejor de las tradiciones automovilísticas de Italia y Francia, del cual RM Sotheby’s subastará la unidad 0091 en el marco de la colección Guikas.
Otro evento de clásicos muy cerca de la Península Ibérica, en plena costa sur francesa, del cual estaremos muy pendientes en noviembre gracias a su profusión de vehículos de competición. No obstante, antes de acelerar hacia otros destinos seguiremos describiendo el Concurso de Elegancia de Biarritz con la que para muchos ha sido una decepción. Hablamos del Pegaso Z-103. Sucesor de los míticos Z-102 y que, aunque se anunciaba como un modelo de 1958, en realidad es una réplica realizada en 1991. Como siempre ocurre al hablar de los Pegaso su historia exacta da lugar a no pocos y encendidos debates.
No obstante, en términos generales y aclaratorios se puede decir que sólo se finalizó uno de los vehículos a construir sobre los tan sólo tres chasis de Z-103. Eso sí, para 1991 IVECO -heredera empresarial de Pegaso- autorizó la construcción de unas doce réplicas. Réplicas que, para añadir un poco más de misterio si cabe a todo lo relacionado con estos coches, no cuentan con un número claro de ejemplares construidos. De todos modos, sí sabemos que el modelo expuesto en Biarritz pertenece a esta saga de réplicas. Algo que, por bien recreada que esté la carrocería, puede observarse tan sólo abriendo el capó. Muy interesante de todas formas.
PRESENCIA DE MODELOS FERRARI BIEN SELECCIONADOS
Obviamente cualquier certamen con ínfulas de ser prestigioso a nivel internacional ha de contar con cierta cantidad de cavallinos. Algo que parecen haber comprendido muy bien en el Concurso de Elegancia de Biarritz, ya que no sólo han exhibido 12 modelos Ferrari. Sino que entre ellos se han visto ejemplares tan raros de ver al sur de los Pirineos como un Ferrari California Spyder. Coganador del certamen junto con el Bugatti Type 57C. Modelo que entendió la mezcla de potencia y elegancia, el cual estuvo acompañado de otros dos 250 GT Cabriolet. Uno de la serie 1 y otro de la 2.
Además, también se pudo ver un 275 GTB, un F40 -el coche más moderno del certamen- e incluso un 288 GTO de 1985. Buena selección entre la cual también encontramos dos Dino. Vaya por delante que, aún no teniendo un poderoso V12, nosotros sí los consideramos Ferrari para disgusto de algunos puristas. Un 246 y un 308GT4, el único modelo fabricado en serie por la casa italiana diseñado por Bertone.
Un 2+2 al igual que el Lamborghini Espada, del cual había una unidad de 1971. Único Lamborghini de este Concurso de Elegancia de Biarritz, perfecto acompañamiento de modelos tan interesantes como el Iso Grifo Serie 2 o un DeTomaso Mangusta. Uno de los diseños más interesantes de Giorgetto Giugiaro. El cual definió a este deportivo pensado para el mercado americano por un argentino emigrado a Italia antes de cumplir treinta años. Otro de esos ejercicios de estilo -imposible olvidar la apertura de sus lunetas traseras- muy raros de ver pero presentes esta vez en Biarritz.
A MODO DE EPÍLOGO: MOTOS Y UN E-TYPE MUY ORIGINAL
Como estamos viendo, el Concurso de Elegancia de Biarritz 2021 ha sido un buen resurgir tras el parón registrado desde 1958. Prueba de ello no es sólo el entorno o la selección de modelos -expuestos sin cinta alrededor, confiando plenamente en el respeto de los aficionados-, sino también que se quisiera hacer una categoría de motos. Excelente idea que no pudo llevarse finalmente a cabo debido a las pocas registradas. Pero que en próximos años seguro será de lo más interesante. Sobretodo si tenemos en cuenta lo poco pero bueno que se ha visto este 2021. En ese sentido destacamos una Indian con sidecar. Pero sobretodo la BMW restaurada por Natxo Barral. Un especialista vasco en motocicletas BMW al que seguiremos de cerca desde ahora.
Respecto a otro tipo de labores sobre la carrocería de vehículos clásicos, resultó muy curiosa la intervención de la artista Anne Mondy. Especialista en la técnica del collage, su trabajo consistió en cubrir con multitud de recortes relativos a a los años sesenta un Jaguar E-Type Serie II de 1969. Algo que para muchos es polémico debido a los daños que podrá producir en la pintura original del coche, pero que sin duda es un llamativo y curioso homenaje a los sesenta años de este deportivo inglés. Posiblemente el diseño británico más estilizado hasta la fecha, el cual no podía por tanto faltar en Biarritz.
Una cita que parece haber vuelto para quedarse y a la cual os recomendamos ir en próximos años. Al fin y al cabo, esta localidad de la costa francesa está a tan sólo unos cuarenta kilómetros de San Sebastián. Accesible al menos para los que habiten en la zona norte de la Península, pero también a todos aquellos que estén dispuestos a hacer un viaje para encontrarse con clásicos imposibles de ver en otras citas más cercanas.