TEXTO: FRANCISCO CARRIÓN / FOTOS: UNAI ONA
Un año más –y ya van 18- el Goodwood Revival inundó West Sussex, en el sur de Inglaterra, de un inigualable ambiente automovilista. Aunque la “mayoría de edad” de este evento ha tenido lugar en la edición de este año, Goodwood Revival lleva casi desde los inicios siendo una de las principales citas europeas.
Como cada año se ha celebrado en los últimos días del verano, concretamente entre el 9 y 11 de septiembre, con el riesgo climático que ello conlleva… y claro, uno de los tres días –el sábado- el espectáculo se vivió bajo un intenso aguacero. Sin embargo ello no amedrentó a los pilotos ni al público, que sigue creciendo en número edición tras edición.
Goodwood Revival 2016: Sabor inglés, más si cabe
Aunque el evento siempre tiene una temática histórica y es obligatorio ir vestido de época, este año el tema principal era “La vida en 1966”, conmemorando así el año en el que el circuito cerró sus puertas a los bólidos de carreras hasta su reapertura en 1998. Esta conmemoración incluyó además un desfile en pista que aludía al que se dio cuando en 1966 Inglaterra ganó la Copa del Mundo de Fútbol.
Cientos de coches, autobuses o motos llenaron la pista, todos ellos repletos de pasajeros que ondeaban la bandera británica, y el nivel de detalle llegaba incluso a que los vehículos de transporte público llevasen libreas de los estadios británicos más importantes… cosas de los ingleses.
Otro desfile interesante de esta edición fue el homenaje a Sir Jack Brabham, el afamado piloto y constructor británico, y que incluyó toda clase de bólidos relacionados con su figura, ya fueran de “su marca” o no.
¿Carreras con exceso de confianza?
Y en cuanto a la competición, Goodwood sigue atrayendo cada año al mejor plantel posible de coches y pilotos. El circuito de 2,7 millas tiene la particularidad de ser llano y recto en casi todo su recorrido a excepción de algunas curvas cerradas en las esquinas, por lo que los pilotos suelen dar rienda suelta al acelerador y realizan las 7 vueltas en continuo derrapaje.
Esto, aparte de ser –suponemos- muy entretenido desde el “cockpit”, es también una delicia para los espectadores. El sábado el agua complicó las cosas en varias de las mangas, pero también el domingo, aún con la ausencia de lluvias se pudieron ver gran cantidad de accidentes. Tanto, que varias carreras terminaron tras el coche de seguridad, que en este caso era un bonito Jaguar MK2 de los años 60. ¿Será que el fácil trazado da demasiada confianza a los corredores?
En el caso de joyas como un monoplaza Ferrari 246 Dino o un Jaguar Type C de la Ecurie Ecosse, los accidentes fueron espectaculares, pero parecen tener solución. No fue el caso de un pequeño Austin A30 que dio varias vueltas de campana y no sabemos si llegará a ser reparado… al menos con esa misma carrocería.
14 categorías y algunas novedades
Esta vez la competición estaba dividida en 14 categorías, la mayoría las mismas que en ediciones anteriores. Sin embargo, había alguna que otra novedad. La “Chichester Cup”, por ejemplo, estaba este año dedicada a pequeños “Formula Junior” de menos de un litro de marcas como Stanguellini, Osca o Elva de los años 50 y 60. El vencedor aquí fue un Lola-Ford MK2 de 1960, pilotado por Andrew Hibberd.
La “Lavant Cup”, mitad carrera y mitad exhibición, cambia de temática cada año, y en esta edición ha estado dedicada a coches que montan el famoso motor BMW 327/8 de finales de los años 30. Había algún BMW, pero en su mayoría participaban marcas inglesas que produjeron aquel fabuloso propulsor bajo licencia, como Bristol o Frazer Nash. No en vano, la prueba fue ganada por Malcolm Harrison a bordo de un Cooper-Bristol T25 de 1953.
Una importante novedad de esta edición ha sido la creación de la “Kinrara Trophy”, reservada a los codiciados GT de los años 60. Se trataba de dos carreras de 60 minutos de duración, que incluían un cambio de piloto al estilo de las carreras de resistencia. El triunfo aquí fue para Macari/Kristensen con un codiciado Ferrari 250 GT SWB/C de 1961.
También era nueva la “Madgwich Trophy”, dedicada a barquetas de principios de los años 60 de marcas como Elva-BMW, Lotus o Brabham, o la “St Mary´s Trophy”, esta vez exclusiva para diminutos Austin A30 de los años 50, con nada menos que hasta 30 participantes, que protagonizaron algunos de los momentos más intensos del fin de semana.
Un ambiente inconfundible, subasta incluida
Fuera del circuito toda clase de montajes con estilo “retro”, las enormes praderas llenas de clásicos de los visitantes, y la ya típica subasta que celebra cada año la casa británica Bonhams. Este año se ofrecían unos 80 vehículos y otros tantos objetos de automobilia, de los cuales se adjudicó un 70%, llegando el beneficio total hasta 14, 5 millones de libras.
Gran parte del mérito de esa buena recaudación se la llevó el Porsche 550 Spyder de 1956 que Bonhams vendió por un poco más de 6 millones de euros, lo que significa un nuevo récord para el modelo. Y a pesar de que se ofrecían otros coches tan interesantes como un Ferrari 275 GT Berlinetta de 1965 o un Aston Martin Speed de 1936, el Porsche fue el único de toda la subasta en superar la barrera del millón de libras.
Como pueden ver, las subastas de “superlujo” están atravesando un momento de cierta crisis, pero el Goodwood Revival es mucho más que eso; es un auténtico espectáculo de clásicos -y de masas- que año tras año se supera a sí mismo. ¡Veremos el que viene!