Javillac
La ya tradicional Ruta Reale de Granada ha celebrado su decimonovena edición en la característica ubicación que comprende el Paseo de la Bomba y el Paseo del Salón, junto al cauce del río Genil que recorre la ciudad.
Como diferencia con respecto a ediciones anteriores, Alfonso Fígares, organizador del evento desde hace años, ha optado por habilitar un recinto utilizado normalmente como parque para dejar aparcados los más de cincuenta vehículos que se dieron cita en el evento.
Para aquellos que no conocen la Ruta Reale, se trata de un evento muy particular, y con el que se trata de acercar a la gente de Granada al mundo del automóvil clásico, permitiendo ver joyas de la automoción de tiempos pasados en pleno centro de Granada, estando estos aparcados durante tres días; de viernes a domingo.
Desde primera hora de la mañana del viernes empiezan a llegar los primeros vehículos, pero por desgracia en esta ocasión un chaparrón torrencial a la hora de comer hizo que los coches que llegaron temprano se ensuciasen, razón por la que la mayoría llegase por la tarde. Hay quienes dicen que todos los años hay un día en el que la meteorología no respeta la Ruta Reale.
Los coches permanecen eso sí guardados tras unas vallas, y están protegidos por seguridad durante todo el día. El acceso al recinto cercado solo se permite a los organizadores y a las personas que llevan un coche clásico al evento.
Pero esto no impide que la gente pueda ver los coches más de cerca. Para esta ocasión tan especial se permite a los coches participantes circular por las calles más céntricas de Granada, que normalmente están restringidas al tráfico, y que siempre hacen las delicias de los transeúntes, un ejemplo del que otras muchas ciudades deberían aprender.
Tradicionalmente el día fuerte es el sábado, que coincide con la mayor afluencia de público general. Para esta jornada hay quien opta por vestirse acordemente con la época de su automóvil, y hacer que, al menos por unos instantes, la ciudad dé la ilusión de haber retrocedido en el tiempo.
CELEBRANDO LOS ALBORES DE LA AUTOMOCIÓN
Especial protagonismo han tenido siempre en este evento los coches de preguerra, y cuanto más primitivo sea el modelo, mejor. En esta ocasión, el más veterano fue un Peugeot de 1896, un coche del siglo XIX para la edición XIX de la Ruta Reale.
Otras piezas muy destacadas y apreciadas por haber venido desde Andújar, Jaén, son los Renault y Oldsmobile, ambos de 1902, que adornaron la entrada del evento, y que por lo general fueron los que más sorprendieron al público, especialmente cuando los arrancaron y se dieron una vuelta. Junto a estos se encontraba también una de las primeras motocicletas fabricadas por Peugeot.
También en la entrada y protegido bajo un toldo se encontraba el que para muchos fue la joya de la corona de esta concentración, un Cadillac LaSalle de 1930, un automóvil espectacular, muestra del lujo superlativo estadounidense en plena Gran Depresión.
CAMIONES HISTÓRICOS, LA NOVEDAD DE ESTE AÑO
Los coches son los vehículos más abundantes en este evento, con alguna motocicleta dejándose ver ocasionalmente. Para esta ocasión Alfonso Fígares decidió sorprender a los asistentes con la incorporación de camiones clásicos al evento.
Los camiones, en su mayoría Pegaso, databan entre los años 50 y los 80. Todos se encontraban en un estado de conservación excepcional, y alabar especialmente la decoración de los Pegaso Comet, completa con el muñeco de Bibendum coronando la cabina, y todos los accesorios de época que convertían a estos vehículos en una cápsula del tiempo.
Casi todos estos camiones venían de la provincia de Almería, todo un mérito y un gesto digno de agradecer por parte de los camioneros almerienses que fueron recompensados con el beneplácito del público e incluso la enhorabuena por parte del Ayuntamiento de Granada por esta innovadora iniciativa.
PARA REPETIR
Se dice pronto, pero repetir en diecinueve ocasiones una concentración en la que se involucra a toda Granada es digno de elogiar y es la excusa perfecta de muchos aficionados para sacar sus colecciones al completo a la calle.
Me queda agradecer personalmente a mi amigo Javier Molina su invitación a este evento, y gracias a quien pude involucrarme de primera mano en el evento ayudando a llevar diez de sus coches, y los cuales podéis ver en un directo que subimos al Instagram de La Escudería. También por supuesto a Alfonso Fígares su atención y esfuerzo que dedica cada año a esta importante cita para la afición andaluza.
Decía Alejandro Dumas que solo hay un placer mayor que el de ver Granada, y es el de volverla a ver, desde la Escudería tomamos este dicho y lo adaptamos a la Ruta Reale, para la que esperamos con ansias su XX edición.
Fotografías: Javier Ramiro
