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Cuando el autobús no basta: limusinas americanas en aeropuertos

Las limusinas han pasado de ser un medio de transporte de lujo para la élite a un sinónimo de celebraciones de todo tipo, pero hubo un tiempo en el que sustituían a los autobuses en muchos aeropuertos de Estados Unidos.

Las limusinas siempre han sido un tipo de carrocería que han llamado la atención por su longitud. Sus orígenes se remontan a los tiempos de los coches de caballos, pues las carrozas en las que el cochero iba a la intemperie con los pasajeros cubiertos ya se llamaban así, y recibieron su nombre de la región francesa de Limosín.

Con la llegada del automóvil esta nomenclatura se empleó en vehículos alargados, que nacieron de la necesidad de transportar más pasajeros que los que un coche tradicional podía transportar, pero sin tener la anchura de un autobús, algo que complicaría su maniobrabilidad en ciertas calles.

La asociación de las limusinas con un vehículo de lujo llegaría en el periodo de entreguerras, cuando algunos jefes de estado, presidentes e importantes ejecutivos optaban por estos espaciosos medios de transporte para sus desplazamientos.

Pero casi al mismo tiempo, muchas de las empresas encargadas de carrozar automóviles para darles la función de ambulancia y coche fúnebre decidieron también fabricar versiones alargadas de turismos con espacio suficiente como para poder transportar a una familia en la comitiva.

Imagen publicitaria de una compañía especializada en versiones fúnebres y alargadas de turismos.
Imagen publicitaria de una compañía especializada en versiones fúnebres y alargadas de turismos.

AEROBUSES, LAS LIMUSINAS DE LOS AEROPUERTOS

Con los inmensos avances en el mundo de la aeronáutica vividos tras el final de la II Guerra Mundial la aviación comercial experimentó una época de gran crecimiento, y los aeropuertos ahora ocupaban un gran espacio en las ciudades para gestionar el gran número de viajeros que pasaba por ellos.

Dentro de la particular fauna automovilística que habita en estos espacios tan peculiares surgieron las limusinas para el transporte de pasajeros, conocidas como aerobuses. En un inicio estos vehículos, habitualmente de ocho puertas, se emplearon para transportar gente desde la terminal hasta el avión.

Pronto su función evolucionó para hacer desplazamientos fuera del aeropuerto. Cierto es que ya existían los autobuses, y de hecho eran los que realizaban la mayoría de los desplazamientos, pero ciertos clientes exigían algo más exclusivo.

La mayoría de aerobuses eran contaban con ocho puertas en los laterales, y normalmente tenían espacio para nueve pasajeros, aunque según el fabricante llegó a haber versiones con mayor capacidad. Principalmente estaban basadas en las versiones ranchera o sedán de algún turismo popular.

Cuando estas limusinas habían cumplido su vida útil fueron compradas en algunos casos por músicos que las empleaban como minibuses para transportar su material y desplazarse durante las giras, como fue el caso de Bo Diddley, que empleó un Chevrolet de 1957 alagado durante años.

La compañía americana Checker, famosa por fabricar sus icónicos taxis hasta 1982, ofreció su modelo Aerobus, con capacidad para 9 o 12 ocupantes según la versión. Aunque puede parecer un mercado muy nicho, Checker llegó a vender 3.568 unidades de este gigantesco vehículo, demostrando que, dentro de este sector tan limitado, contaban con gran popularidad.

Otro de los ejemplos más llamativos es el Jetway 707, una enorme limusina con espacio para quince personas y que tomaba la base del que fuera el primer coche de tracción delantera americano tras la II Guerra Mundial, el Oldsmobile Toronado, algo que simplificaba mucho alargar el modelo.

En la década de los setenta la era de oro de estos gigantes del aeropuerto había pasado, un ocaso que seguramente se vio forzado por las crisis del petróleo y las letárgicas prestaciones de un vehículo de estas dimensiones con la mecánica de un turismo estándar.

Así pues, estas curiosas carrocerías terminaron por desaparecer, algo que también ocurrió en España con algunos coches alargados que en su mayoría operaban como taxis o gran turismo, dejando en el recuerdo algunos de los vehículos más curiosos en la historia del transporte de pasajeros.

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Escrito por Javillac

Esto de los coches le viene a uno desde niño. Cuando otros críos preferían la bicicleta o el balón yo me quedaba con los cochecitos de juguete.
Recuerdo aún como si fuese ayer un día en el que nos adelantó un 1500 negro por la A2, o la primera vez que vi un Citroën DS aparcado en la calle, los paragolpes cromados siempre me han gustado.

En general me gustan las cosas anteriores a la época en la que yo nací (hay quien dice que estoy reencarnado), y en el top de esa lista están los coches, que junto a la música, hacen la combinación ideal para un rato perfecto: conducción y una banda sonora acorde al coche correspondiente.

En cuanto automóviles me gustan los clásicos de cualquier nacionalidad y época, pero como mi debilidad están los coches americanos de los 50, con sus exageradas formas y dimensiones, razón por la que mucha gente me conoce como "Javillac".

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