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Cuatro Mille Miglia consecutivas, la marca de este Alfa Romeo 6C 2500 Competizione

Fabricado en 1948 con piezas previas a la Segunda Guerra Mundial, el Alfa Romeo 6C 2500 Competizione es una de las berlinettas más interesantes de todos los tiempos. Además, sólo se fabricaron tres unidades. La marcada con el chasis 920002 es la unidad con más salidas consecutivas en la Mille Miglia. Concretamente cuatro, que se han de sumar a sus tres participaciones en la Targa-Florio. Datos que hacen de esta unidad una pieza imprescindible en la historia del automovilismo deportivo.

Para muchos países la Segunda Guerra Mundial lo cambió todo. De hecho, después de la destrucción meticulosamente planificada y ejecutada durante aquella contienda se puede decir que el propio mundo no es el mismo. Al fin y al cabo, nunca antes en la historia se había llegado a tal escala de horror calculado y deseado. Fue, por sintetizarlo de alguna manera, la definitiva pérdida de la inocencia. El punto en el que la humanidad cobró cuenta completa de nuestra pasmosa facilidad para torturar al prójimo y destruirnos a nosotros mismos. Además, después de 1945 no vino la paz. Sino una tensa escalada armamentística dominada por la aparición de la bomba atómica.

Así las cosas, se puede pensar que la situación no era en absoluto propicia para la celebración de carreras automovilísticas. Sin embargo, al tiempo que las fábricas retomaban la actividad también lo hacían sus departamentos de competición. De esta manera, en 1947 regresó la Mille Miglia con su XIV edición e incluso en 1950 echó a andar la primera temporada de la F1. Además, en 1948 volvió la Targa-Florio y en 1949 se disputaron de nuevo las 24 Horas de Le Mans. Una rápida recuperación del automovilismo deportivo en la que destacaron dos elementos clave. El primero de ellos fue la práctica desaparición de las marcas alemanas.

Centradas en sus modelos de gran serie -o directamente en la pura supervivencia financiera- BMW, Auto Union y Mercedes dejaron de ser el sempiterno enemigo de las transalpinas Alfa Romeo y Maserati. Sin embargo, el segundo elemento clave fue la aparición de un nuevo y voraz competidor en la propia Italia. Ferrari. Emancipada de Alfa Romeo desde que en 1947 comenzase a producir sus propios automóviles, la escudería liderada por Enzo Ferrari ganó en la vuelta de Le Mans con un 166M así como en la de la Targa-Florio con un 166S Allemano.

Además, aunque no arrasó en la vuelta de la Mille Miglia sí lo hizo en su segunda edición tras la guerra imponiéndose con un un 166C. A partir de ahí, lo hizo un total de siete veces más hasta la desaparición de la carrera en 1957. Por todo ello, aunque la liquidación de los 328 y demás máquinas germanas fuera un alivio para Alfa Romeo, estaba claro que la situación no se daba al relajamiento. Había que hacer algo. Y había que hacerlo con materiales diseñados antes de la guerra a fin de ahorrar en el programa de competición centrando los esfuerzos en el diseño de nuevos modelos de gran serie. La respuesta a todo ello fueron las tres berlinettas Alfa Romeo 6C 2500 Competizione.

LA IMPORTANCIA DE CUSTODIAR EL MATERIAL DEPORTIVO

Durante la Segunda Guerra Mundial abundaron las historias de coches escondidos. Modelos únicos creados por y para las carreras que, además de su valor evidente, eran muestra de avances tecnológicos muy preciados. Debido a esto, su ocultación fue un asunto de estado. Especialmente en el caso de la Alemania nazi. La cual escondió concienzudamente no pocos BMW de competición e incluso algún Porsche previo a la propia existencia de la marca. En este sentido, también los italianos se pusieron manos a la obra.

Por ello, Alfa Romeo escondió multitud de moldes, planos y chasis mientras se dedicaba a la producción militar. Una idea acertada. Ya que si los Alfetta hubieran estado en la fábrica de Portello habrían desaparecido bajo los escombros creados por los tres bombardeos aliados dados en diferentes momentos de la contienda. Afortunadamente, tanto aquellos monoplazas como diversos chasis y motores 6C y 8C pudieron ser rescatados después de 1945 para su puesta a punto de cara a las carreras.

Justo lo que permitió a Alfa Romeo seguir plantando cara en la competición. Y es que, al fin y al cabo, de no haber sido por esto la marca de Milán hubiera corrido la misma suerte que BMW. No en vano, su fábrica estaba destruida. Sus finanzas seriamente tocadas. Algunos de sus ingenieros muertos o huidos. El mercado automovilístico italiano demandando más vehículos industriales para la reconstrucción nacional que soberbios coches de carreras. Y, encima, Enzo Ferrari lanzado a una exitosa carrera en la que batir a su antigua marca era el principal objetivo a corto plazo. Así las cosas, si aquellos materiales deportivos previos a 1940 no hubieran sobrevivido quizás la propia Alfa Romeo tampoco lo hubiera hecho.

ALFA ROMEO 6C 2500 COMPETIZIONE, CHASIS MÁS CORTO Y MEJOR AERODINÁMICA

En 1925 Vittorio Jano lideró una de las mayores revoluciones mecánicas en la historia del automovilismo italiano con la presentación de los 6C. Una de las sagas más exitosas para Alfa Romeo, pero también muy interesante a la hora de ilustrar cómo estaba evolucionando la ingeniería en aquella época. Y es que con los 6C se resolvió uno de los mayores dilemas del automovilismo en los años veinte. Concretamente el de aumentar el rendimiento sin tener que aumentar la cilindrada. Todo un reto, ya que al ganar en motor también se ganaba en peso y por tanto en comportamiento.

De esta forma, Vittorio Jano comprendió la necesidad de crear nuevos motores aptos para “un vehículo ligero con brillantes prestaciones”. Base sobre la cual nació el Alfa Romeo 6C 1500. Primer ejemplo de la saga con su litro y medio de cilindrada, el cual fue aumentando hasta los tres litros de las últimas versiones creadas en 1950. No obstante, si tenemos que escoger una de entre todas las evoluciones nos quedamos con la 6C 2500 de 1938. Seguramente la más canónica. Entre otros motivos por haber albergado a los exitosos Freccia d’Oro, a los elegantes Villa d’Este y a los efectivos Competizione.

De este último sólo se produjeron tres unidades. Dos en 1948 y la tercera en 1950, utilizando antiguos chasis de los 8C para acortarlos por delante del eje trasero. De esta manera, se reducía la batalla pero también el peso. Más aún si tenemos en cuenta la elección de una carrocería elaborada en aluminio por la propia Alfa Romeo para dejar el conjunto en 850 kilos. Además, la elección de un morro lo más bajo y redondeado posible aplicó el conocimiento adquirido por la marca en materia de aerodinámica. Bajó el capó se dispuso un bloque 6C con 2.443cc y dos válvulas por cilindro para rendir 145CV a 5.550 vueltas.

Uno de los derivados a partir del diseño original de Vittorio Jano. Ejemplificando a la perfección esa nueva manera de ganar potencia no gracias a la cilindrada sino gracias a la capacidad del motor para trabajar a gran compresión. Además, se rediseñó el esquema de la suspensión trasera al tiempo que se incorporaban nuevos y más eficaces frenos. Todo con la visión de ganar en la Mille Miglia. La carrera más prestigiosa del momento junto a la Targa-Florio y Le Mans. Trazados donde Alfa Romeo debía defender su prestigio frente a la advenediza y díscola Ferrari.

CHASIS 920002, CUATRO MILLE MIGLIA CONSECUTIVAS

Para 1948 Alfa Romeo ya tenía listas dos unidades del 6C 2500 Competizione en la línea de salida de la Mille Miglia. Una de ellas se adjudicó al piloto oficial de la marca Consalvo Sanesi. Pero éste la estrelló durante la prueba llegando incluso a perder el techo. La otra fue a parar a las manos de Franco Rol. Un cliente-piloto muy reconocido en la Italia del momento, quien gastaba en carreras y deportivos el tiempo libre dejado por sus negocios en la industria química. Desgraciadamente, éste también se estrelló aunque no con daños tan graves como los provocados por Sanesi.

De esta manera, su 6C 2500 Competizione estuvo listo para más carreras durante aquel 1948, ganando su clase en la Coppa della Dolomiti. Un trofeo donde ese año quedó quinto en la general para subir dos puestos en la convocatoria del año siguiente. Sin duda el más exitoso para esta unidad con chasis número 920002, ya que en 1949 logró quedar segundo en la Targa-Florio y tercero en la Mille Miglia. Fantástico.

A partir de aquí, compitió dos años más con notorios resultados en las mismas carreras. Aunque la edición de la Targa-Florio de 1950 la ganó otra unidad que no era ésta, sino la pilotada por Mario y Franco Bornigia. Por cierto, en la Mille Miglia de aquel año el tercer puesto fue para la pareja compuesta por Fangio y Zanardi a bordo del 6C 2500 Competizione con chasis 920001.

Al año siguiente, este 6C 2500 Competizione 92002 repitió inscripción en la icónica carrera para llegar a ser así la única unidad que ha tomado la salida en ella durante cuatro años consecutivos. ¡Y tres en la Targa-Florio! Más que suficiente para ser no sólo uno de los Alfa Romeo de competición más icónicos en su época, sino una de las unidades más interesantes en toda la historia de la Mille Miglia. Además, afortunadamente se conserva en un excelente estado lucido a menudo en concursos como el Pebble Beach. ¿Se puede encontrar un Alfa Romeo más delicioso? Lo increíble es que posiblemente sí. Es lo que tiene la imponente historia de esta marca. Todo un mundo en sí misma.

Fotografías: Bonhams

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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