En la actualidad DAF es conocida por producir camiones, pero una parte importante de la historia del fabricante fue su producción de automóviles económicos y populares, un sector en el que Holanda nunca ha tenido una fuerte presencia con vehículos de desarrollo propio.
El primer coche fabricado en serie por la marca llegaría en 1958, el DAF 600, una pequeña berlina familiar de dos puertas que contaba con un motor de dos cilindros de tipo bóxer refrigerado por aire.
Hasta aquí el coche puede parecer como cualquier otro de su categoría del panorama automovilístico europeo de finales de los 50, pero lo verdaderamente ingenioso del pequeño DAF era su innovadora transmisión, la “Variomatic”.
Este peculiar sistema eliminaba componentes como el diferencial y empleando otros como poleas cónicas y embragues centrífugos, para dar como resultado una de las transmisiones automáticas más peculiares que se hayan visto en Europa, haciendo que el vehículo aumentase su relación de transmisión a medida que se iba pisando el acelerador.
La Variomatic siguió evolucionando con cada nuevo modelo presentado por DAF durante las décadas de los 60 y 70, gozando de gran popularidad en Holanda, y pasando a emplear los coches de la marca motores tipo “Sierra” o “Cléon-Fonte” de origen Renault.
Este éxito llamó la atención de Volvo, que absorbió a DAF y que a partir de 1975 comenzaría a fabricar el DAF 66 como Volvo 66, un modelo que se fabricaría hasta 1980 cuando fue sustituido por el Volvo 343, que heredó la transmisión Variomatic.
Pero lo que hizo realmente interesantes a los coches de DAF era una característica sorprendente, y es que el sistema de transmisión variable continua Variomatic permitía a estos coches alcanzar la misma velocidad hacia delante que marcha atrás, llegando a alcanzar máximas cercanas a los 130 kilómetros por hora.
Pronto la gente se hizo eco de esta peculiar habilidad de los DAF y se empezaron a celebrar competiciones, que más se asemejaban a derbis de demolición que a una carrera convencional, pero que daban un verdadero espectáculo en los circuitos. La inestable conducción marcha atrás a altas velocidades hacía que los choques, los vuelcos y los trompos fuesen una constante en estos frenéticos eventos.
Por desgracia, cada vez que se acercaba la fecha de uno de estos eventos, decenas de estos pequeños DAF desaparecían de las calles, haciendo que a día de hoy sobrevivan muy pocas unidades de estos coches que tan populares fueron en su momento, y que muchos vieron su final en este peculiar pasatiempo holandés que es tan peligroso como entretenido.
En YouTube hay varios vídeos dedicados a estas carreras, pero el vídeo adjunto a continuación de apenas dos minutos de duración sirve como un perfecto botón de muestra.
Fotografías: DAF, Anefo, Javier Ramiro