Porsche 901 a 911
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De 901 a 911, los motivos reales del cambio de nombre del Porsche más famoso

Aunque la excusa oficial sigue siendo que Peugeot tenía registradas las denominaciones numéricas con un 0 en el centro, hay numerosos ejemplos que lo desmienten. Para encontrar el verdadero motivo, debemos mirar a los Estados Unidos.

En septiembre de 1963, se presentó el Porsche 901 en el Salón del Automóvil de Fráncfort, denominación heredada del número de desarrollo interno. Diseñado por Ferdinand Alexander “Butzi” Porsche, era el encargado de sustituir al ya veterano 356. La producción en serie del coche se inició apenas un año después, en septiembre de 1964, aunque no se empezó a vender hasta noviembre. Curiosamente, casi de inmediato, la denominación pasó de 901 a 911.

Oficialmente, y así se sigue manteniendo desde la marca de Stuttgart, el motivo fue una reclamación de Peugeot tras exhibirse en Porsche 901 en el Salón de París en octubre de 1964. En teoría, la marca del león se había asegurado los derechos de todos los números con un “0” en el medio para nombrar a sus modelos. Por ejemplo, en aquel momento, tenía a la venta los 403 y 404 y en 1965 lanzaría su 204.

Ferdinand Alexander “Butzi” Porsche junto a su creación, el Porsche 901, después 911.
Ferdinand Alexander “Butzi” Porsche junto a su creación, el Porsche 901, después 911.

Sin duda, la excusa esgrimida por Porsche para cambiar la denominación de 901 a 911 parece tener una base sólida. O no, porque, como veremos a continuación, varias marcas usaron antes y después números con un “0” en medio para denominar a sus coches, tanto de calle como en competición… Incluida la propia Porsche. Eso por no hablar de que Peugeot jamás vendió un automóvil apellidado con los 900, guarismos que sólo usó en competición (905 y 908) a partir de 1990…

LOS EJEMPLOS QUE DESMIENTEN A PORSCHE

Empezando por la marca de Stuttgart, en competición empleó toda una serie de nomenclaturas que deberían haber sido vetadas por Peugeot. Hablamos de modelos como los 804, 904, 906, 907, 908 y 909, es decir, no fue una excepción, sino la norma en la marca en los coches de carreras. Curiosamente, no hubo ninguna reclamación desde Sochaux.

Podemos esgrimir que, al tratarse de prototipos de competición, Peugeot hizo la vista gorda, pero claro, hay más ejemplos. La británica Bristol también llamó así a varios de sus coches de calle entre 1948 y 1982. Comercializó modelos con denominaciones 401, 402, 403, 404, 405, 406, 407, 408 y 409. Como remate, también puso en el mercado su 603. Bristol empleó los 401 y 402 que ya había usado Peugeot en los años 30, de la misma forma que los franceses no han dudado después en llamar a sus vehículos como algunos Bristol (404, 405, 406, 407…).

En los años 50, BMW también empleó una numerología para sus modelos que bien podría haber reclamado Peugeot. Nos referimos, evidentemente a los 501, 502, 503 y el descapotable 507. ¿Hacen falta más ejemplos? Nos vamos a Italia para encontrar los siguientes cortesía de Ferrari, que entre los años 60 y 80 usó también el “0” en medio para llamar a varios deportivos. Empezando por los Dino 206, 208 y 308 y los Ferrari 308 y 208, este último sólo para el mercado italiano. Incluso existieron los prototipos 308 GT Rainbow o 408 4RM. Así las cosas, parece claro que el cambio de denominación de Porsche 901 a 911 debe responder a otro motivo.

EL MOTIVO POR EL QUE EL 901 PASÓ A SER 911

Como ya hemos adelantado en la entradilla de este artículo, para encontrar el motivo real del cambio de denominación del Porsche más importante de la historia tenemos que mirar al otro lado del Atlántico. ¿Y quién estaba allí, en los Estados Unidos? Nada menos que el primer importador de la marca para el país yanqui, Maximiliam Edwin Hoffman.

Cuando hablamos de Max Hoffman lo hacemos de un genio. El importador americano fue clave en el nacimiento de modelos como el Porsche 356 Speedster, el BMW 507 que mencionábamos con anterioridad o el Mercedes-Benz 300 SL. Tenía un olfato especial para detectar nuevos nichos de mercado o idear modelos que funcionaran muy bien el mercado de Estados Unidos, entonces de importancia capital para las marcas europeas de lujo y deportivas. Existe una teoría que le implica en el cambio de nombre del Porsche 901 a 911.

Hoffman habría recomendado a la marca de Stuttgart que renombrara su recién lanzado deportivo. Bajo su criterio, 901 o “nine-o-one” no sonaba especialmente bien, así que sugirió un cambio de nombre a 911, o lo que es lo mismo, “nine-eleven. No hay duda de que dicha denominación resultaba más musical y sonora e incluso pegadiza. Esta teoría tiene todo el sentido, pues en la firma alemana tenían muy en consideración la opinión de Hoffman. Sea como fuere, tras apenas 82 unidades producidas, el Porsche 901 pasó a ser el 911. El resto es historia.

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Escrito por Iván Vicario Martín

Tengo la suerte de haber convertido mi pasión en mi forma de ganarme la vida. Desde que salí de la Facultad de Ciencias de la Información en 2004 me dedico profesionalmente al periodismo del motor. Arranqué en la revista Coches Clásicos en sus inicios, pasando a dirigirla en 2012, año en el que también me puse al frente de Clásicos Populares. A lo largo de estas casi dos décadas de carrera profesional he trabajado en todo tipo de medios, incluyendo revistas, radio, web y televisión, siempre en formatos y programas relacionados con el motor. Me vuelven loco los clásicos, la Fórmula 1 y las 24 Horas de Le Mans.

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