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De España a Villa d’Este, la historia del Maserati Quattroporte II #002 Proto Pietro Frua

Propiedad de la colección belga Cady Cars, el Maserati Quattroporte II #002 Proto Pietro Frua cuenta con una interesante historia donde incluso aparece la figura de Juan Carlos I.

Hace tan sólo unos días les ofrecimos un artículo relativo a la historia de los Maserati Quattroporte detallando los rasgos básicos de sus seis generaciones. Un texto donde ya les avanzábamos algo muy especial en relación a la segunda evolución, la cual tuvo un interesante prólogo gracias a las unidades prototipo realizadas por Pietro Frua bajo su cuenta y riesgo.

Pero vayamos por partes. Así las cosas lo primero a tener en cuenta es cómo el Maserati Quattroporte representó desde su lanzamiento en 1963 una apuesta innovadora por mezclar las prestaciones de un GT con el espacio y confort de una berlina. Gracias a ello este modelo no sólo ha logrado ampliar sensiblemente la base comercial en la casa del tridente; también ha pasado a la historia como un diseño pionero en relación a las berlinas prestacionales.

No obstante lo cierto es que sus comienzos no fueron fáciles. Es más, a pesar de que hasta 1967 se vendieron 252 unidades -una cifra más que respetable para la Maserati de aquella época- la integración de la casa italiana en Citroën durante el año siguiente frustró no sólo la continuación de la primera generación sino también su relevo inmediato.

Llegados a este punto la llegada de un nuevo Quattroporte tuvo que esperar hasta 1974, cuando bajo los efectos de la Crisis del Petróleo -y ya mascándose la liquidación proyectada por Citroën de cara al año siguiente- llegaron al mercado unas 13 unidades; todas ellas creadas a partir del chasis, las suspensiones y la mecánica de los coupé SM.

1971, PIETRO FRUA ENTRA EN ACCIÓN

Dicho esto, a fin de completar el relato alusivo al Maserati Quattroporte II aún falta una cuestión importante: la aparición en 1971 de una propuesta realizada por Pietro Frua en forma de un diseño del cual se llegaron a crear al menos dos unidades.

Asimismo, resulta interesante comprobar cómo al menos una de ellas contó con un amplio pasado en España llegando incluso a existir pistas capaces de vincularlo a su uso por parte de Juan Carlos I en la costa de Cádiz.

Una historia cuyo comienzo reside a finales de los años sesenta, cuando el carrocero Pietro Frua se vio inmerso en una reseñable actividad creativa en la cual llegó a ofrecer por iniciativa propia diversas propuestas a marcas como BMW o Maserati; algo bastante común para la fecha tal y como precisamente vimos también hace unos días en el artículo relativo al Peugeot 504 Break Riviera Pininfarina.

Así las cosas, aprovechando el Salón de París de 1971 el carrocero italiano presentó -con la participación de Juan Manuel Fangio– un prototipo alusivo a lo que podría haber sido el Maserati Quattroporte II.

Perfilado bajo su característica estética dotada de amplias superficies acristaladas -la cual ya había mostrado Pietro Frua a la casa del tridente con el Mistral o el Mexico-, éste utilizó elementos del Indy y el Ghibli para ser totalmente operativo. Es decir: lejos de ser un simple ejercicio de estilo aquella propuesta quiso seducir a Maserati al ofrecer un modelo listo para llegar a serie.

MASERATI QUATTROPORTE II PROTO, DEL DESCARTE A LA VENTA EN BARCELONA

Para bien o para mal Maserati no se vio interesada por la iniciativa de Pietro Frua; hecho éste bastante lógico nada más examinar la situación de la marca durante aquellos años, puesta bajo el control de Citroën con la esperanza de poder cuadrar a base de recortes y reajustes una cuentas históricamente maltrechas desde décadas atrás.

A partir de aquí la trayectoria del Maserati Quattroporte II Proto con chasis #002 se desgaja totalmente de lo que podría haber sido dentro de la casa del tridente comenzando un periplo de exhibición que lo llevó al Salón de Ginebra de 1972, el Trofeo de la Prensa en Mónaco, de nuevo al Salón de París ya en 1973 y por último a una segunda muestra consecutiva en el Salón de Barcelona de 1974.

Lugar donde finalmente pudo ser vendido a un propietario español, quien acabó matriculándolo en mayo de 1975 con la placa B 6997 AZ. Todo ello bajo los amplios beneficios fiscales otorgados a las transacciones realizadas en dicha feria barcelonesa, cuyas exenciones en materia fiscal a la importación de vehículos hicieron de ella la puerta de entrada a España para varias unidades altamente significativas.

Entre otros precisamente los BMW 2800 GTS Frua y Peugeot 504 Break Riviera Pininfarina antes mencionados; a la sazón víctimas de una historia similar a la del Maserati Quattroporte II Proto tras sufrir el descarte de las marcas a las que intentaron convencer.

UN HISTORIAL LLENO DE COLECCIONES RESEÑABLES

Puestos en mayo de 1975 la historia de nuestro protagonista parece haber dado de sí todo lo posible: prototipo para Maserati, descartado por la gerencia Citroën, rentabilizado por Pietro Frua al venderlo en una feria con cupo de importación tal y como ocurrió con otros tantos prototipos de la época.

Sin embargo, las huellas de su paso por España son más complejas de lo que pudiera parecer. Y es que aunque en líneas generales su trayectoria es claramente reconocible, lo cierto es que existe aún una pieza que no cuadra perfectamente en el rompecabezas.

Veamos, hasta que en 1988 pasó a manos de Kurt A. Kunti -Alicante- este prototipo había permanecido en Barcelona bajo diversos propietarios. Tras esto en el año 2000 pasó a formar parte de la colección Maserati del coleccionista estadounidense Alfredo Brener, quien a su vez lo vendió tres años más tarde al californiano Bruce D. Milner.

Además éste lo puso bajo el mismo techo que su réplica, pues tenía la unidad que el mismísimo Aga Khan había encargado a imagen de nuestro protagonista tras verlo en alguno de los salones donde estuvo entre 1971 y 1975. Por cierto, algunas fuentes indican incluso la existencia de una tercera unidad.

Tras esto vinieron dos cambios de propiedad más -ambos relativos a colecciones tan significativas como la de Riverside o Guikas- para finalmente acabar en noviembre de 2021 subastado nuevamente en RM Sotheby’s; trance desde el cual llegó a la magnífica colección belga Cady Cars a fin de compartir espacio con otros vehículos altamente reseñables e incluso participar en Villa d’Este.

MASERATI QUATTROPORTE II PROTO, LA CUESTIÓN DE LA PLACA GADITANA

Detallado lo anterior la duda aparece cuando en el catálogo de la subasta realizada en RM Sotheby’s en 2021 -en la cual abandona The Guikas Collection– vemos una fotografía donde aparece escrito a mano cómo esta unidad estuvo a nombre de la autoridad portuaria de Cádiz con la placa 92584 de 1978; un hecho correspondiente a su supuesto uso por parte de Juan Carlos I en dicha zona de Andalucía realizando viajes privados, no oficiales.

Además todo esto daría sentido principalmente a la pegatina de CD «cuerpo diplomático«, mientras que la placa del RACE expuesta en la parrilla podría venir no por esto en concreto sino sencillamente por los muchos años del vehículo en España.

Sea como fuese lo cierto es que este Maserati Quattroporte II Proto aún muestra ciertos retos para genealogistas del motor y buscadores de piezas únicas; algo sobre lo cual iremos poniendo luz poco a poco mientras seguimos reseñando más piezas destacables depositadas en la colección Cady Cars.

Imágenes: Cady Cars, RM Sotheby’s, Unai Ona.

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Escrito por Miguel Sánchez

Ya son casi siete años escribiendo en La Escudería; un tiempo en el que hemos analizado el mercado de clásicos, investigado rarezas e intentado comprender no pocos aspectos técnicos.

Seguiré a este lado del teclado si usted permanece atento al otro lado de la pantalla.

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