Prácticamente desde la invención del automóvil el máximo pontífice de la Iglesia Católica ha elegido este medio de transporte para muchos de sus desplazamientos. Popularmente estos vehículos recibieron el curioso nombre de “papamóvil”, aunque estos son solamente los vehículos adaptados de manera especial para que el papa pueda sentarse en la parte trasera para ir saludando a los fieles y que siempre se han pintado de color blanco.
Esta particular saga de vehículos asociada a la Ciudad del Vaticano comenzó en los años setenta con Juan Pablo II, pues, aunque ya se habían utilizado automóviles para grandes eventos, fue con este pontífice cuando se dejó de usar definitivamente la silla gestatoria con la que se llevaba al papa a hombros optando por vehículos a motor en su lugar.
Pero tras el intento de asesinato a Juan Pablo II en 1981 en el Fiat Campagnola que era completamente descapotable hubo que incrementar la seguridad alrededor de la figura más importante de la Iglesia Católica. Uno de los primeros papamóviles blindados fue un Range Rover modificado por la empresa Tecnitrade, y que actualmente se conserva en San Lorenzo del Escorial. Este coche cuenta con la anécdota de haber dejado tirado al pontífice en Granada en 1982, teniendo que completar la visita en un autobús.
1983: UN PAPAMÓVIL ESPAÑOL
Con la seguridad como máxima prioridad, en 1983 la factoría jienense de Santana fabricó un Land Rover 109 que fue considerado como uno de los primeros papamóviles aptos para llevar al pontífice en sus trayectos, pues este vehículo contaba con la parte trasera completamente blindada.
No hay demasiados datos sobre la vida que llevó este coche, ya que desde el Vaticano contaban con una amplia variedad de papamóviles entre los que había Mercedes-Benz Clase G o Toyota Land Cruiser. Lo cierto es que Juan Pablo II usó el vehículo en varias ocasiones, incluyendo una visita a Colombia a mediados de los años ochenta.
Después de que el Land Rover Santana terminase su servicio con el papa llegó a estar un tiempo expuesto en la factoría de Santana en Linares, pero actualmente este vehículo hecho en España se encuentra en el Museo Vaticano, rodeado de obras de arte de incalculable valor y de una larga lista de automóviles que han servido para llevar a los pontífices a lo largo de los años.