Aun sin contar con el nacimiento de sus talleres y posterior casa comercial, la biografía de los hermanos Maserati es una de las mejores formas para recorrer la historia del automovilismo en Italia. De esta manera, más allá de la gestión que de su primera marca hicieron durante casi dos décadas, la creación de OSCA -así como su colaboración con multitud de pilotos y empresas- nos da una visión panorámica sobre la pasión italiana por las carreras y los modelos deportivos.
Expuesto esto, lo mejor será situarnos a finales de los años treinta. Concretamente en 1937, justo cuando la Maserati original -gestionada por tres de los siete hermanos marcados por este apellido- tuvo que ser vendida a Adolfo Orsi.
Especialmente adinerado gracias a sus negocios en la chatarra y la maquinaria agrícola, este empresario modenés aprovechó la mala situación financiera de la marca -de aquella centrada en modelos de competición en serie corta y artesanal- para ponerla bajo su mando.
Eso sí, consciente de su incapacidad en el mundo de la ingeniería siguió contando con los hermanos Maserati, quienes quedaron ligados a su antigua empresa como empleados con contratos de diez años. Así las cosas, el calendario saltó hasta 1947. Año en el que no sólo se extinguían aquella vinculación laboral sino que, al mismo tiempo, la propia casa del tridente empezaba a vivir una situación turbulenta.
Dicho sea de paso, en gran medida relacionada con la gestión laboral de Adolfo Orsi en todas y cada una de sus empresas, llegando incluso a registrarse varios muertos en 1950 durante las protestas sindicales relacionadas con una metalúrgica de su propiedad. No obstante, en aquel momento los hermanos Maserati ya llevaban tres años siendo de nuevo autónomos gracias a la fundación de OSCA, precisamente, en 1947.
Llamada bajo el nombre de Officine Specializzate Costruzione Automobili – Fratelli Maserati SpA la conocida como OSCA ingresó al ámbito de los automóviles deportivos con un enfoque muy acertado. Para empezar, lejos de querer competir en el ámbito más prestacional con marcas como Lancia, Alfa Romeo o la recién nacida Ferrari, esta pequeña casa de factura cuasi artesanal se dirigió a las cilindradas más escuetas.
De hecho, si examinamos sus inicios vemos una constante preocupación por los motores compactos con cuatro cilindros y poco más de 1.1 litros. Además, en OSCA se vio necesario desde el primer momento compatibilizar los modelos de carreras con los de serie, dando una especial atención al diseño de automóviles aptos tanto en carretera abierta como en circuito cerrado. Una visión que, por cierto, tuvo que ser aceptada por la propia Maserati unos años más tarde a fin de poder cuadrar sus cuentas.
Con todo ello, no cuesta entender cómo, para al menos una cierta parte de la afición, existen dos casas Maserati con historias paralelas. Por una parte aquella que seguía utilizando el nombre junto al emblema del tridente, inserta en aquellos años tanto en la F1 como en el Mundial de marcas y, por otra, la OSCA gestionada por los propios hermanos Maserati. No obstante, lo cierto es que sólo una de ellas ha sobrevivido hasta nuestros días.
Y es que, en 1967, OSCA cerró definitivamente sus puertas tras haber sido comprada años atrás por el conocido Domenico Agusta. A la sazón, el aristócrata fundador de la casa motociclista caracterizada por dicho apellido. Un fin que, de manera natural, nos lleva a preguntarnos cuál fue el último diseño automovilístico firmado por los hermanos Maserati. La respuesta es el OSCA 1600 GT. Un pequeño deportivo al que imaginamos tanto en las calles de Milán como disputando la Targa-Florio, caracterizado por un motor de cuatro cilindros diseñado por el mismísimo Aurelio Lampredi.
Por lo demás, su chasis tubular con suspensiones independientes hizo de este pequeño GT un modelo con claras ambiciones tecnológicas, muy al hilo del rumbo marcado por el prototipo Alfa Romeo – Abarth 1000 de 1958 con un chasis muy similar a cargo de Mario Colucci. Además, 98 de las 128 unidades del OSCA 1600 GT fabricadas entre 1960 y 1963 contaron con una carrocería a cargo de Zagato realmente llamativa. En suma, un buen broche final a la amplia y prolífica historia de aquellos hermanos Maserati.
Fotografías: RM Sotheby’s