Miguel Sánchez
Más allá de su labor como carrocero, Pedro Serra mostró un claro ímpetu empresarial plasmado con mayor o menor fortuna. De hecho, en su trayectoria incluso llegó a interesarse de forma pionera por la instalación de aire acondicionado en los automóviles.
Debido a ello, ya en los años cincuenta adquirió diversos accesorios de la casa Frigi King, responsables de climatizar a cualquier vehículo tras ser instalados en forma de kit. No obstante, aquello no salió bien debido a la gran potencia robada al motor por dicho mecanismo.
Algo asumible para ciertos modelos de gran cubicaje pero, al fin y al cabo, decisivo a la baja cuando hablamos de automóviles con factura nacional. Además, a Pedro Serra se le puede rastrear como hombre de negocios tratando con AYACSA o SEAT. En suma, hablamos de alguien que, más allá de su labor de diseño y taller, encontró motivaciones reales haciendo tratos en el prometedor sector automovilístico de la época.
En este sentido, una de las páginas empresariales más interesantes en la vida de Pedro Serra fue su participación en Ibero Italiana de Carrocerías S.A. Fundada en la Barcelona de 1966 por Alejandro De Tomaso y el piloto Enrique Coma Cros, ésta tuvo como accionista al carrocero. De aquellas, ya sobradamente conocido en la ciudad condal y, además, especialmente motivado por los proyectos que aquella nueva empresa guardaba en relación a Barreiros.
Y es que, tal y como Moretti o Pininfarina hacían con Fiat en Italia, Ibero Italiana de Carrocerías esperaba servir al gigante de Villaverde a la hora de realizar series especiales a partir de modelos populares. De hecho, en este sentido su proyecto más conocido fue el del SIMCA 100 De Tomaso. Algo que, al menos durante un año, estuvo en los límites de lo posible debido al deseo personal de Eduardo Barreiros. Consciente de lo bien que podría venderse una versión deportiva del utilitario fabricado en Villaverde desde 1965.
Es más, se tiene constancia de los efímeros pero existentes contactos entre Barreiros y Pininfarina. Todo ello con la idea de crear un coupé similar al que Bertone había hecho sobre el SIMCA 1000 francés unos años antes. No obstante, cada vez más centrado en el intenso ritmo marcado por su asociación con Chrysler, el empresario gallego abandonó aquellas veleidades a fin de plegar velas sobre una gama poco dada a los experimentos.
Así las cosas, la idea de un Barreiros modificado por De Tomaso quedó aparcada para siempre. De hecho, tras todo aquello lo único que salió en claro fue un kit de preparación del cual sólo se comercializaron algunas unidades. Sin duda, una de las mayores rarezas no sólo en la historia del SIMCA 1000, sino también en la propia trayectoria del automovilismo deportivo en España. Asimismo, Ibero Italiana de Carrocerías también intentó seducir a Barreiros con dos transformaciones sobre el Dodg Dart firmadas por Pedro Serra.
DODGE SPECTER, LÍNEA AMERICANA CREADA EN BARCELONA
Gracias a su labor carrocera, Pedro Serra no fue un simple accionista en la empresa fundada por De Tomaso y Cros. Lejos de ello, dos de los tres proyectos con los que ésta intentó atraer a Barreiros fueron moldeados por él. Llegados a este punto, y en paralelo a lo que se estaba intentando hacer con la hipotética versión deportiva del SIMCA 1000, Ibero Italiana de Carrocerías ideó nuevas variantes sobre la base del Dodge Dart 66.
Para empezar -y dado que en los Estados Unidos ya existía la versión Convertible- se creó un descapotable con capota eléctrica. Bastante bien resuelto en su transformación de cuatro a dos puertas y, además, expuesto en el Salón de Barcelona de 1966. Asimismo, en un tono más práctico y discreto Pedro Serra también convirtió un Dart 66 en una ranchera que, por cierto, incluyó detalles como los tradicionales paneles en madera tradicionalmente aplicados a estos modelos en América.
No obstante, todo aquello quedó aparcado ante la negativa de Barreiros. Es más, mientras la versión descapotable fue rechazada de plano -a pesar del interés mostrado por algunos concesionarios- la ranchera fue finalmente realizada por la fábrica de Villaverde con un diseño propio. En suma, a pesar de mostrar cierto interés inicial, Barreiros acabó rechazando todo lo propuesto por Ibero Italiana de Carrocerías.
Sin embargo, en la mente de Pedro Serra seguía existiendo la idea de realizar transformaciones usando como base al Dodge Dart. No en vano, gracias al descapotable y a la ranchera el carrocero barcelonés había adquirido un gran conocimiento sobre este modelo. De esta manera, en el Salón de Barcelona de 1968 presentó el llamado Specter. Definido por un frontal muy similar al Plymouth Barracuda de aquel mismo año, Pedro Serra ideó aquí una línea claramente inspirada en los deportivos estadounidenses.
Eso sí, en la suave y prolongada caída de su luneta trasera prescindió de volúmenes musculosos buscando así un aspecto más sobrio. No obstante, entrando en consideraciones subjetivas sí debemos indicar cómo la zona delantera se encuentra mucho mejor resuelta que la posterior. Es más, en algunas fotografías se percibe una clara falta de armonía para con el conjunto por parte de la extensa caída de la trasera, condicionada por un gran voladizo.
De todos modos, el aspecto del Dodge Specter era realmente llamativo. Además, contaba con el atractivo de ser una pieza única con la que incluso el propio Eduardo Barreiros se dejó fotografiar. De hecho, tal fue el éxito del mismo que Pedro Serra consiguió venderlo durante el propio Salón de Barcelona. A partir de aquí la pista de este vehículo se traslada hasta Bilbao. Ciudad en la que, desde hace años, se le pierde la pista sin ninguna resolución concreta. Quién sabe, quizás se encuentre aún guardado en algún viejo almacén. Seguiremos atentos.
