La nostalgia y el pasado es una fuerza muy poderosa, especialmente en el sector del automóvil, donde modelos legendarios del pasado reaparecen modernizados. Quizá la primera vez que la industria miró al pasado fue en los años sesenta, cuando se comienzan a fabricar coches con estética de preguerra como los Excalibur, y otros fabricantes elaboraron réplicas de vehículos como los Cord o Jaguar SS100.
Pero una de las marcas desaparecidas antes de la II Guerra Mundial y también de las más añoradas por ser una de las más lujosas y avanzadas tecnológicamente del momento fue Duesenberg. Su coche más icónico el Modelo J, se presentó en 1928, al borde de la Gran Depresión, por lo que la marca, que solo vendía los chasis por 8.500 dólares, estaba abocada a desaparecer.

Los Duesy fueron el máximo sueño sobre ruedas al que tan solo los más pudientes podían acceder, y que gracias a la labor de los carroceros podían ajustar el lujoso coche a su estilo de vida.
Pero las tiranteces económicas hicieron que el grupo Auburn-Cord-Duesenberg se disolviese en 1937, convirtiendo a los coches de estas marcas en leyendas de la historia del automóvil desde entonces.
TRATANDO DE RESUCITAR LA MARCA
Fue Fritz Duesenberg, hijo de August y sobrino de Fred Duesenberg quien decidió relanzar la marca que habían fundado estos hermanos de origen alemán. La idea se materializó a principios de la década de los sesenta y los planes era construir coches lujosos y modernos con los mismos toques de grandeza que distinguían a los Duesy de preguerra del resto de automóviles.
En esta parte de la historia aparece Virgil Exner, el que había sido el jefe de diseño de Chrysler desde los años cincuenta y ayudó a modernizar la gama del grupo terminó su colaboración en 1961, con coches como el Imperial de ese mismo año siendo un claro guiño a los coches de lujo de los años treinta.
LOS “REVIVAL CARS” DE EXNER
Poco tiempo después de su salida de Chrysler, Virgil Exner se dedicó a imaginar como serían los modelos de algunas de las marcas más legendarias ya desaparecidas si los diseñase él con las influencias de diseño propias de los sesenta.

Algunos de sus bocetos se publicaron en la revista Esquire en diciembre de 1963, presentando inicialmente propuestas solo para marcas americanas como Packard, Mercer, Stutz y un primer boceto para los Duesenberg. También en torno a esta época funda una firma de diseño junto a su hijo Virgil Exner Jr.
Posteriormente llegaría a desarrollar ideas sobre un nuevo Pierce Arrow o Jordan. Una de las obras que sí llegó a materializarse como un coche real fue un Bugatti presentado en 1965 en colaboración con Ghia y que se bautizó como el Type 101C Roadster.
EL NUEVO DUESENBERG PARA LOS 60
Fritz Duesenberg contanctó con Exner tras ver sus trabajos publicados en Esquire. La propuesta para un Duesenberg publicada en la revista era demasiado extrema e inspirada en el pasado para el gusto del heredero de la compañía. En su lugar el nuevo coche debía ser un moderno sedán con toques estéticos reminiscentes de los años treinta.
Una mezcla de lo contemporáneo y lo clásico: un automóvil nuevo, pero con suficientes elementos prestados del pasado para satisfacer a los nostálgicos.
Para construir un prototipo Virgil Exner volvió a establecer contacto con los italianos de Ghia. La labor era convertir un chasis de Imperial en un coche que se asemejase a los bocetos del diseñador. En la casa turinesa ya estaban acostumbrados a trabajar con Imperial pues ellos fueron los encargados de carrozar las limusinas de la marca entre 1957 y 1965.
El coche incrementó sus dimensiones con respecto al ya de por sí gigantesco Imperial, con unas proporciones más similares a las de una limusina Cadillac del momento, y con un capó de más de dos metros de largo. Cuando el prototipo estaba terminado costó más de 40.000 dólares de la época.
En cuanto a la mecánica el Duesenberg montaba un motor Hemi V8 de 7,2 litros de origen Chrysler que desarrollaba 425 CV de potencia, aunque en el momento de su presentación, en 1966, se prometió un V8 de 8,2 litros fabricado en aluminio en un futuro.
El coche se bautizó como Duesenberg Modelo D, y se anunció con un precio de venta de 19.500 dólares, similar al del exclusivo Mercedes 600. También se habló de un acabado extra de 1.800 dólares que incluía un televisor y un minibar.
En su presentación se prometió que se construirían 150 unidades el primer año y que la producción se incrementaría hasta los 500 coches para el año siguiente, pero la falta de capital de inversión hizo que la empresa cerrase en octubre de 1966.
La familia Exner no recibió ningún tipo de compensación económica por su trabajo y el prototipo fue entregado por un tribunal a uno de los acreedores de la compañía. Por fortuna, esta unidad única sobrevive a día de hoy.
UN ÚLTIMO INTENTO EN LOS 70
Esta vez fueron los primos de Fritz Duesenberg quienes intentaron relanzar la marca con el nombre de Duesenberg Brothers Company en 1976. Para esta nueva aventura industrial los hermanos contactaron con un constructor de limusinas de Chicago para fabricar los coches.
En esta ocasión el proyecto era menos ambicioso, y el Duesy tomaría la plataforma de un Cadillac de 1976 al que realizaron todo tipo de modificaciones y que estaría listo en 1980.
El resultado no fue para nada espectacular, y lo único de Duesenberg que tenía este automóvil sería un precio astronómico de 100.000 dólares, pero al igual que ocurrió con el intento anterior, el dinero se acabó antes de que se pudiese llevar a cabo la fabricación en serie.