Miguel Sánchez
Hoy en día cada vez se escucha más eso de “todos los coches nuevos parecen iguales”. Por ser una generalización no resulta del todo cierta, pero tampoco carece de verdad. El automóvil se ha convertido en uno de los grandes objetos de producción en serie de nuestra era, y eso tiene virtudes… Pero también inconvenientes.
Sin embargo, hace décadas esto no era así. Las más de las grandes marcas tan sólo producían el chasis y la mecánica, dejando a elección del cliente quién vestiría el coche. En este contexto florecieron muchas empresas de diseño y montaje de carrocerías tanto en América como Europa. Obviamente la pluralidad incentivó la creatividad y así surgieron multitud de modelos únicos.
Así que… ¿Hoy tenemos entre manos otro Hispano-Suiza de carrocería única? ¿Vamos con el Cadillac Pininfarina de 1931 utilizado para cazar tigres por un marajá? No. Nada de eso. Hoy hablaremos de un espectacular Duesenberg J sin carrozar, tal y como lo podías adquirir en fábrica. Otro de los vehículos del garaje de Jay Leno. Ese hombre que colecciona tantos coches como pocas camisas. ¡Casi siempre aparece con esa vaquera!
DUESENBERG J EN VÍDEO, LO MEJOR DE LA ÉPOCA
Una carrocería interfiere en factores objetivos como la aerodinámica, y subjetivos como la belleza. Sin embargo nunca podemos perder de vista que lo fundamental en un coche es el chasis y el motor. Hasta Enzo Ferrari decía aquello de “cuando vendo un coche cobro el motor, el resto se lo regalo”… Y vaya, si hablamos de una de las cimas de la tecnología durante los años 20 y 30 tenemos que nombrar al Duesenberg J.
Su chasis era de lo mejor, sobre el que se montaba un motor de 7 litros, 8 cilindros y 32 válvulas capaz de rendir más de 260CV -320 en la opción Supercharged-. Para que te hagas una idea sólo el chasis costaba lo mismo que 35 Ford utilitarios del momento: unos 9.000 dólares. Con motor y resto de la mecánica -fue el primer coche americano con frenos de disco hidráulicos- subía a unos 13.000-19.000 con la carrocería aparte.
Las cifras son de infarto, pero estamos hablando de uno de los automóviles más innovadores y fascinantes de la historia. Además es todo un superviviente: se ideó durante los Felices Años 20, pero el Duesenberg J sobrevivió a la posterior Gran Depresión siendo un coche de culto para Hollywood. El crack truncó su producción pero sobrevivió.
Muchos de los magnates a los que estaba dirigido se habían arruinado o tirado desde la ventana de su despacho, pero actores como Clark Gable o Gary Cooper vivían en la cresta de la ola interpretando sueños de celuloide para un país envuelto en pesadillas económicas. Gracias a esta alegre clientela el Duenseberg J estuvo en producción desde 1928 hasta 1937.
UNA UNIDAD CON LAS TRIPAS AL AIRE
Jay Leno adquirió este Duesenberg J de 1931 sin carrozar. Y así se quedó, con el chasis y su motor a la vista. Obviamente puedes tomar esto como una excentricidad, pero en realidad nosotros lo vemos como una muestra de respeto hacia el coche. Al fin y al cabo… Esto es mucho mejor que dotarle de una carrocería contemporánea intentando recrear lo que podría haber sido durante los años 30.
Además este estado deja a la vista el magnífico automóvil. Un ingenio en perfecto estado de conservación capaz de mover alegremente un coche libre de las pesadas carrocerías que suelen vestir a los Duesenberg J. En suma, el perfecto recordatorio de un tiempo donde los carroceros vivieron tiempos mejores o, al menos, organizados como una industria independiente.
