El abogado del diablo
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El abogado del diablo (III): Yo, mí, me, conmigo y la historia del automóvil

Un error muy común entre los aficionados a los clásicos es juzgar la historia sin mirar más allá de lo que cada cual ha vivido, es decir, obviando todo lo anterior.

Continuamos con nuestra sección del “abogado del diablo”, tras la gran acogida de los artículos sobre la rivalidad entre Hispano-Suiza y Rolls-Royce y la comparación de Ferrari versus Pegaso. El automóvil ha cumplido ya más de 120 años, lo cual, teniendo en cuenta la aceleración de la historia que tuvo lugar en el siglo XX debido a los avances tecnológicos, es mucho tiempo. Juzgar hechos actuales sin mirar el retrovisor para saber de dónde venimos y aprender del pasado puede llevar a conclusiones erróneas en cualquier ámbito. Esos ámbitos bien pueden ser el político, el comercial y ¿por qué no? el conocimiento del automóvil y el automovilismo desde su vertiente histórica.

SEAT 600 Traveseat

Lógicamente, esto incide plenamente en nuestra afición. Por ejemplo, para un español de más de sesenta años, el SEAT 600 tiene un simbolismo emocional que un joven no puede sentir. Ya han pasado 67 años desde su nacimiento en 1957 y 51 desde que dejó de fabricarse , lo que supone más de medio siglo. La pregunta es ¿puede un joven de hoy entender lo que ese coche significó e incluso sentir como propias las vivencias del pasado ligadas a él?

Y la respuesta es que sí, a condición de estudiar un poco la historia, algo que en el caso del coche citado no resulta muy difícil dada la amplia información que sobre el mismo existe. A ella se puede sumar la que puedan aportarle comentarios de sus padres, abuelos y conocidos.

YO, MÍ, ME, CONMIGO

Por el mismo motivo, aunque avanzando en el tiempo, vemos la identificación de muchos aficionados con modelos más recientes como los SEAT 124 y 1430 o los Renault 8 y 12. También, aunque quizá menos, muestran interés por los Ford Fiesta, los primeros Opel Corsa y similares, y esa querencia es lógica. A fin de cuentas, lo que uno vive de pequeño le marca mucho más que lo anterior a él.

Dicho esto, ¿justifica eso la ignorancia y hasta el desdén que a veces se manifiesta por parte de aficionados hacia modelos más antiguos anteriores a la II Guerra Mundial? Y mi respuesta es que no, no se justifica, pero sin embargo eso es algo que ocurre.

Imaginemos a alguien que estudiara a fondo la historia de España, conociendo a fondo lo ocurrido desde la llamada Transición de 1978, pero que apenas supiera nada de los años anteriores. ¿Tendría eso sentido? ¿Puede entenderse la época actual y la reciente, sin la perspectiva que da conocer la historia de los años -y hasta siglos- anteriores? Y la respuesta vuelve a ser que no.

David de 1917

¿Por qué ocurre esto? Pues porque son muchos los aficionados -y quede claro que no dudo de su afición- para los que todo lo que no hayan conocido desde niños o adolescentes carece de interés. De alguna manera, para ellos la historia empieza con ellos mismos, como si el mundo anterior no hubiera existido. Eso es así en gran medida por una educación que lleva a muchas personas, de manera inconsciente, a creerse el centro del universo Lo anterior a ellas no existe, con lo cual nunca sabrán “de dónde venimos”, lo que conlleva no pocos errores para saber realmente “dónde estamos”

EJEMPLOS AUTOMOVILÍSTICOS

En el ámbito del automóvil de colección, me asombran personas que conocen hasta el último detalle de un SEAT 1430, pero que no saben diferenciar un Ford T de un Ford A, o que nunca o casi nunca han oído hablar de marcas como Packard, Hispano-Suiza, Lincoln y otras. Recuerdo el caso de un aficionado que me mostró un conocimiento asombroso del SEAT 600 ignoraba la existencia del SEAT 1400, dando por sentado que el 600 fue el primer modelo de la marca española

¿Cómo se corrige esto? Pues leyendo. Leer sobre lo que a uno le gusta es siempre una diversión que, una vez que se ha probado, resulta adictiva, aunque para ello haya que aceptar que uno no es el centro del mundo mundial, e incluso el que había “vida” en la Tierra antes de su propio nacimiento. En la próxima entrega del abogado del diablo veremos nuevos ejemplos en torno a esta idea.

NOTA: Pablo Gimeno Valledor es miembro de la Comisión de Cultura de la FEVA.

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Escrito por Pablo Gimeno Valledor

Pablo Gimeno Valledor (Madrid 1949). Soy aficionado a los automóviles desde siempre. También desde siempre me han gustado los coches de todo tipo y época, así como la competición, con una especial predilección por los temas nacionales. Porque, hasta hace poco, conocíamos más sobre Ferrari, Porsche o VW que sobre los Pegaso o los SEAT. Afortunadamente, gracias a determinadas revistas y libros, así como mediante las llamadas revistas digitales, nuestros conocimientos son hoy muchísimo mayores que los de hace no muchos años, por lo que es un placer y un honor colaborar con una web de referencia como es esta de LA ESCUDERÍA.

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