Hoy casi nadie piensa en ello, pero el Audi A4 es uno de los coches más importantes que ha puesto en circulación la firma alemana. Si le preguntas a cualquier aficionado sobre los coches más destacados de estos alemanes, siempre salen a relucir los Audi RS2, Audi TT o Audi R8, y no están faltos de razón, pero todos ellos no habría sido nada sin el apoyo del A4.
Corría el año 1994 y el Audi 80 dejaba el marcado tras varios años como pilar de la marca, como el coche que estableció las bases de la gama que tendría Audi en años siguientes. En su lugar aparecía el Audi A4 B5 -código interno del modelo-, el coche que asentaría esa gama iniciada con el 80. Además, también establecería los cánones de todo Audi: calidad de producción, motores de última generación que serían la referencia en cuanto a prestaciones -tanto diésel como gasolina-, versiones deportivas, ventas en masa…
Audi ha construido su imagen premium sobre un puñado de coches, y los cuatro han sido nombrados aquí, pero el A4 fue el paso definitivo sobre el que sustentar la actual imagen de la marca. Sin el Audi A4, nunca habría existido el Audi TT ni el Audi R8, tampoco veríamos los cuatro aros como un sello de alta gama, ni habrían existido coches como el Audi RS6 con motor V10 o un Audi A3 con 400 CV.
EL AUDI A4 B5 PERMITIÓ ABRIR LA PUERTA DEL SEGMENTO PREMIUM
La historia de Audi es bastante interesante, sobre todo porque hunde sus raíces hasta más allá de los años 30. No vamos a entrar ahora en desgranar como fue esa historia, sólo vamos a recordar que su logo, los cuatro aros entrelazados, representan sendas marcas que formaban el grupo automovilístico Auto Union: Horch, DKW, Wanderer y Audi. Entre ellas, Horch y Audi fueron creadas por la misma persona, August Horch. Cuando Volkswagen se hizo con el control de Auto Union, quiso romper con el pasado y decidieron usar el nombre de Audi.
Pero claro, cuando se decidió emplear comercialmente de nuevo Audi la marca había perdido casi toda imagen de marca. Esto, que era ideal para empezar de nuevo, suponía un obstáculo para situarla inicialmente como un sello premium. Hubo que trabajar en ello, lo cual costó varias décadas que, finalmente, acabaron con la puesta en escena de la primera generación del A4, también conocido como Audi A4 B5. Denominación interna que se hereda del Audi 80, básicamente porque el A4, presentado en 1994, era un Audi 80 al que se había cambiado el nombre, tal y como se hizo, por ejemplo, con el Audi 100, que pasó a ser Audi A6.
Pero no solo se logró poner el pie en el segmento premium, sino que se estableció el lenguaje de diseño que caracterizó a los productos de la marca durante los siguientes años. Presentaba una evolución de los rasgos que ya habían adoptado el Audi A8 y el Audi A6 –se podía apreciar en el frontal y en los paneles de las puertas–, pero se perfilaron y se restó algo de sobriedad para lograr una imagen más dinámica.
El coche fue un éxito inmediato. Solo en el primer año completo de comercialización, en 1995, se vendieron algo más de 272.000 unidades; es una cifra espectacular para un coche que costaba lo mismo que un BMW Serie 3, y por lo tanto, estaba muy por encima de la media del segmento. En 2019, tras 20 años en el mercado, había alcanzado las 7,5 millones de unidades.
LOS MOTORES 1.8 20VT Y 1.9 TDI FUERON LOS PILARES DE LA GAMA
Cuando hablamos de un coche puesto en circulación en 1994, lo mejor es echar un vistazo a las revistas de la época y comprobar, más que las sensaciones, los fríos y puros datos. Son la mejor muestra de por qué un coche como el Audi A4 significó tanto para la marca, y en general, para el mercado. Sin el Audi A4 B5, por ejemplo, no habría existido el BMW Serie 3 E46, considerada una de las mejores ediciones del sedán bávaro -se puso a la venta en 1997-.
Y eso fue culpa no solo de su diseño y de la calidad de fabricación, detalles que posicionaron a la marca entre las mejores del mercado, la gama de motores y las diferentes versiones que tenía la gama ayudaron a que se convirtiera en uno de los coches más populares de Europa. No obstante, hay que destacar por su especial importancia, dos motores: el 1.8 20vt y el 1.9 TDI, propulsores que casi por sí solos dieron forma a la gama del sedán alemán.
El primero, un cuatro cilindros gasolina, turbo y culata de cinco válvulas por cilindro, es uno de los motores más versátiles que ha diseñado el Grupo Volkswagen. Tuvo versiones que partían de los 150 CV, y que llegaban hasta los 240 CV, aunque en el Audi A4 solo estuvo disponible con 150 y con 180 CV -as otras, con 210, 225 y 240 CV, se ofrecieron en otros modelos, como el Audi TT, el Audi S3 o el SEAT León Cupra-.
Con respecto al segundo, es el motor turbodiésel más famoso del mundo y, en parte, el culpable de la enorme evolución que tuvo la tecnología posteriormente. Hoy día llama la atención su configuración, con una culata de solo dos válvulas, con inyección directa sin common-rail y según la versión, con turbo de geometría fija o variable. Rendía entre 90 y 160 CV, aunque el último solo estuvo disponible en el SEAT Ibiza Cupra TDI. Para el Audi se ofreció con 90, 110 y 130. Hubo una versión de 150 CV de este motor, pero el A4 montó el V6 2.5 TDI, que rendía 150 CV allá por 1998 y fue uno de los motores que más alabanzas se ganó desde la prensa.
ADIÓS… ¿PARA SIEMPRE?
Por supuesto, el Audi A4 B5 también contó con versiones equipadas con el famoso sistema quattro de tracción total y no debemos olvidar una saga que se asentó totalmente con este coche: los Audi S y Audi RS. El A4 contó con una variante de cada saga, el S4 y el RS4, ambos, basados en la misma mecánica desarrollada con Cosworth, pero una con 265 CV y otra con nada menos que 380 CV.
Es evidente que aquella primera generación del A4 fue uno de los pilares de Audi para su “evolución premium”, un pilar que ahora conoce su final, al menos como lo conocíamos hasta el momento. Audi destinará los números pares para sus coches eléctricos, y por tanto, el Audi A4 deja de ser el coche que siempre hemos conocido y se transformará, en el futuro, en un coche eléctrico. En su lugar, será el Audi A5 el que se ocupe de batallar con el BMW Serie 3 o el Mercedes Clase C. Y por ello, desaparecen también los A5 coupé y cabrio.